Eduardo Jaramillo Rodríguez
Presidente del Consejo Académico Ciudadano para la Calidad Pública
Hoy las bases militantes de los partidos políticos tradicionales, tienen más dudas que convicción sobre los históricos e inusuales acuerdos celebrados entre las fuerzas políticas más perdurables. Las alianzas celebradas para contender por los más de 21 mil cargos de elección el próximo día 6 de junio, obedecen a razones y circunstancias coyunturales que los líderes partidistas ven como oportunidad para mantener el registro de la marca o ampliar su presencia en los diversos órganos de representación popular; y en el juego de una libre competencia, las alianzas son permitidas, lo que en una estrategia de guerra equivale a distribuirse equitativamente las conquistas; empero, no se evita el desgaste natural entre las bases que son la piedra angular en la estructura de los partidos, ya que cambia el discurso, cambia la naturaleza de la oferta electoral y más importante aún, se embrolla la distribución de los espacios ganados, pues lleva mano el partido que encabeza la candidatura de la alianza; también se deslíe la compatibilidad partidista en el frente de lucha. Aun con todo ello, y las protestas que se manifiestan, las alianzas marchan bajo los criterios de sus acuerdos.
- TAMBORES DE ÉXODO
Los líderes de los políticos tradicionales en México, han competido bajo siglas, reglas y estrategias propios, la generalidad de ellos, tiene muchas décadas haciéndolo conforme a su estilo, costumbres y tácticas; elementos que han dado identidad y consonancia entre las filas de la militancia por años, y más allá de los triunfos y derrotas, se comparten valores que permiten hacer amplios ejercicios de debate y hasta catarsis, y a su fiel estilo concilian intereses. Hoy, a diferencia de otros tiempos electorales las restricciones por COVID han limitado la cercanía entre pares, de tal suerte que, esta inusual condición complica la convivencia política; por tanto, no es hecho nuevo que se coloquen coronas de muerto y se toquen tambores de guerra en las sedes municipales de los partidos, por quienes no están conformes con los resultados de los acuerdos o con los candidatos designados; por desgracia, hoy no se puede emprender con éxito la acostumbrada operación cicatriz u organizar mesas de concertación, circunstancias que dan paso a un eventual éxodo de líderes y votantes, y que en algunas demarcaciones parece inevitable. En este contexto, tratándose de una elección inusual que tendrá una innovadora legislación electoral, nuevos acuerdos en los órganos electorales y una muy corta campaña, los cálculos y proyecciones de resultados no resultarán tan confiables.
- LA PROYECCIÓN DEL DIA “D”
Para los analistas electorales, resulta lógico que los resultados de esta elección dependerán de la capacidad y habilidad de los partidos y sus aliados para armar estructuras y movilizarlas con efectividad el día de la jornada de votación, conocida como día “D”; en base a este esquema, se producirán los resultados hasta hoy imprevistos, aunque a fuerza de ser reflexivos se puede prever un escenario posible si consideramos tanto los activos, las fortalezas y las debilidades de cada frente y partido contendiente.
En la disputa de la mayoría de los escaños en la Cámara de Diputados y las 15 gubernaturas en juego, no obstante que en otros procesos han sido contrarios, hoy establecieron acuerdos y reglas para contender juntos. El 15 de enero, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó el registro de dos coaliciones parciales denominadas Va Por México y Juntos Hacemos Historia, para competir en el proceso electoral de este año. En ese tenor, se espera una disputa no cerrada. De acuerdo con los sondeos más recientes, un poco más de 4 puntos podrían distar entre las dos fuerzas de los frentes aliancistas: “Juntos Haremos Historia” con un 45.4 % de preferencia, como primera fuerza y “Va por México” con el 41 % como segunda; el cálculo deriva de las preferencias individuales para cada partido, en el orden de puntos a favor; calculo que tiene sus márgenes de variación considerando que la apreciación del votante cambia. Por tanto, el resto de los partidos participantes estarían muy lejanos de la primera fuerza, Movimiento Ciudadano el más alto con 3.8, el Partido Verde con 2.0, Partido Encuentro Solidario con 1.9, Redes Sociales Progresistas con 1.4 y Fuerza Social por México con 1.3. Otra realidad muy distinta, es la que depara a los partidos y sus aliados en las elecciones locales.
- CAMBIARÁ LA PERCEPCIÓN CIUDADANA
No obstante las proyecciones de resultados calculados, muy temprana e inconsistente, la percepción de los ciudadanos cambiará con el curso del proceso electoral, y naturalmente los márgenes de preferencias entre las fuerzas políticas será distinto; ello depende del trabajo de promoción, y estrategias de penetración social, si consideramos que las maniobras de los candidatos serán fundamentalmente en medios de comunicación masiva y sobre todo a través de las redes sociales. En ese tenor, el orden no cambiará pero sí el porcentaje de diferencia cuya tendencia estará a favor (no tan amplia) del frente “Juntos Haremos Historia”, considerando sus fortalezas políticas y las acciones como gobierno.
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