La ola de feminicidios en el Estado de México no se detiene, tan sólo este fin de semana, en 72 horas, fueron asesinadas tres mujeres en Toluca y una más localizada sin vida en Melchor Ocampo.
Elena Aguilar
En el caso de la capital mexiquense, ayer por la mañana fue hallado el cadáver de una mujer, hasta el momento no identificada, en un terreno baldío de la colonia San José Guadalupe Otzacatipan, envuelta en plástico y cobijas.
El domingo por la mañana fue localizada una joven de 25 años en la bañera de su casa, en la colonia Guadalupe Club Jardín, quien presentaba golpes en el rostro y la mañana del sábado encontraron el cuerpo de Karina López, de 21 años, quien vivía en un departamento con su pareja sentimental, en la colonia Ocho Cedros.
Esta última estaba en su cama, su cuerpo presentaba lesiones de arma blanca y su novio no ha sido localizado, por lo que es el principal sospechoso, pues además sus familiares señalaron que en diversas ocasiones mostró conductas agresivas y de celos, incluso en sus redes sociales.
Para los colectivos feministas mexiquenses el problema de fondo es que las autoridades municipales, estatales y federales no han hecho un reconocimiento real del problema, toda vez que las denuncias sobre la escalada de la violencia durante los meses de la emergencia sanitaria no fueron considerados inicialmente como otra pandemia en el país, y la entidad. Itzel Hernández Lara, coordinadora de la especialidad de género y violencia de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEM, aseguró que la campaña de “cuenta hasta 10” dejó en claro el nivel de omisión por parte del gobierno federal y que fue replicado en las entidades, específicamente en territorio mexiquense, que ocupa actualmente el primer lugar en número de feminicidios, con 106 en la cuenta que además, aumenta cada día.
“Este tipo de contextos (la pandemia) exacerban los problemas al interior del hogar, pues crecen las dificultades económicas, las condiciones de violencia en todos sus tipos y a la par, se reducen las opciones de apoyo para las víctimas, pues miles viven confinadas con su agresor, los servicios de emergencia están cerrados y si de por sí antes era difícil que lo hicieran público, que denunciaran, es peor en este momento”.
Refirió que otro factor es la pobreza y también la falta de servicios, por ejemplo, colonias alejadas, sin iluminación, sin transporte, donde no hay clínicas de salud. No obstante, dijo, no hay políticas públicas eficaces que ayuden a contener esta ola de agresiones que terminan en la muerte de mujeres, pues no apuntan hacia el problema de fondo que es la construcción social y la educación.
Por su parte, las diputadas Mónica Álvarez y Karla Fiesco coincidieron en que los ayuntamientos no han cumplido con la aplicación de programas y estrategias necesarias como parte de las dos alertas de género que hay en la entidad y el Estado tampoco ha facilitado el acceso a los recursos para poner en práctica los proyectos en este sentido.
