2020-11-09-culto-a-la-santa-muerte-tradicion-permanente-en-tultitlan

Culto a la Santa Muerte, tradición permanente en Tultitlán

Diez de la mañana, comienza a fluir el olor a nicotina y mariguana perturbando los andares de transeúntes ajenos al misticismo de los fieles adoradores a la que le dicen “la Santa, nuestra Santa”. Desde Toluca, la Ciudad de México y el Valle de México, se desplazan hasta el Barrio de Tepito para pedirle en su templo, que no los deje solos, que los acompañe en el laberinto en el cual el mundo se ha instalado.  

Aranxa Solleiro  

-¿Desde dónde vienes? Pregunto a Jimena Guillen de doce años de edad.  

-Vengo desde Ecatepec, cada mes mi familia y yo acostumbramos a venir y agradecerle a la Santa Muerte por todo lo que hace por nosotros. Mi papá hace una limpia a todos, nos pide cargar la imagen y nos fuma un cigarro para que con el humo nos podamos limpiar y quitarnos todo lo malo. 

-¿Cómo te sientes después de hacerlo?  

-Me siento bien, me siento protegida, creo mucho en ella y mi familia también, por eso nunca dejamos de venir. 

-¿Y no te miedo enfermarte del virus porque estás cerca de mucha gente o que se enferme alguien de tu familia? 

-No, porque ella nos protege.  

La creencia a la Santa Muerte, según la antropóloga Katia Perdigón, inició desde el virreinato, mencionando que a pesar de ser todavía desconocido quien impuso la creencia a ésta, se presentaba el rezo y plegarias a su imagen para sanar o salvar a las personas que estaban en condición de fallecer. 

Sin embargo, a pesar de los tabúes e intriga que causa la simple mención de su nombre, cada inicio de mes el municipio de Tultitlán en el Estado de México, se recibe alrededor de mil a dos mil peregrinos, que de rodillas, llorando, con las manos en el pecho, con imágenes de diversos tamaños, llegan al templo para suplicarle un poco de su gracia.  

-“Para ella no importa quién y cómo sea, o cuáles sean tus ideologías, puedes ser de cualquier religión, de cualquier orientación sexual, eso no interesa aquí, solo importa lo mucho que le tienes fe y ella siempre está contigo y te rescata de malas vibras o de tiempos tan jodidos como en el que estamos ahora.”

Menciona Tomás Laredo, justo después de postrar la palma de su mano en la vitrina que conserva una de las imágenes veneradas de la Santa. 

Él es comerciante de frutas y verduras en la Central de Abastos de la Ciudad de México y está agradecido por permitirle seguir a pesar de que sus ventas se redujeron por la pandemia. “Le tengo mucho que agradecer, no solo porque me ha permitido seguir vendiendo, sino porque estoy sano y mi familia también.” 

A la Santa le llevan ofrendas de todo tipo de alimentos: dulces, licores y fruta. Su creencia se ha vuelto única en el mundo, en tanto que México es el único país en donde se le venera, atrayendo la atención de sus rituales a países extranjeros como Estados Unidos, Europa y principalmente Centroamérica. 

Rodolfo Hernández, proveniente de Toluca, comparte que a pesar de las medidas sanitarias que deben tomarse, no podía dejar de serle fiel a su “Madre”.  

-“Viajo desde las 6 y media de la mañana para llegar temprano y no tomar mucho tiempo del día, tuve que haber venido el 1 de noviembre, que es cuando su fiesta se hace grande y vienen muchos, pero preferí esperarme para no estar con tanta gente y creo yo que el día que vengamos está bien. Nuestro rezo y suplicas siempre serán atendidas y escuchadas por la madre, no importa qué día y hora sea.”  

Durante el año se realiza solamente una misa por mes en tres distintos horarios: 12:00 p.m., 3:00 p.m. y 6:00 p.m. Sin embargo, el templo se abre cada domingo a partir de las 12 del día para que sus creyentes tengan la oportunidad de hacer oración y venerarla.  

La salvación y protección ante el Covid-19 es la principal motivación de este año para el desplazamiento de la población, no obstante la contradicción de la realización de rituales, los cuales consisten en las limpias con humo de cigarro, habanos y churros de mariguana, auspician al poco uso de cubrebocas y exposición a aerosoles y partículas salivales, de tal manera,  probablemente ni siquiera la mejor misericordia de “la Madre” podría impedir la afectación de quienes asisten, contemplando que cada día aumentan los contagios con miras a regresar a un lamentable semáforo rojo en el Estado de México y la capital del país.  

Más allá de ello, para México y sobre todo la entidad mexiquense, la conservación de la tradición y representación cultural de la veneración a la Santa Muerte, sigue impactando al mundo al ser el único país donde se le respeta con tal magnitud a lo que tanto se le teme alrededor del mundo.  

(Foto: Aranxa Solleiro)  


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