La muerte cobra vida en la pantalla, actúa, piensa, siente. Los personajes bien estructurados y definidos por las magníficas interpretaciones de Ignacio López Tarso, Pina Pellicer y Enrique Lucero, tienen una plena detonación catártica en el espectador. Prácticamente nada le falta al filme: nada. Excepto por una limitante tecnológica de la época.
Leobardo Hernández
Al respecto, Woldemberg Pérez Zúñiga, estudiante chiapaneco de 20 años que, tras una ardua labor de más de 5 meses, logró dar color a los cuadros de Macario comenta que “hay joyas muy hermosas en el cine mexicano que muchas personas no las ven nada más porque están en blanco y negro”. Hoy, gracias al emprendimiento del estudiante de la Universidad Autónoma de Chiapas, Macario vuelve a colores y en alta definición.
La pandemia, una idea y el emprendimiento
En exclusiva para Portal, Woldemberg cuenta el origen de este proyecto que hoy puede verse en su canal de YouTube totalmente gratis. El estudiante de Ingeniería, Tecnologías y Desarrollo de Software comparte la idea, proceso y desarrollo de este logro tecnológico que ahora nos deja ver de una manera más real la película que muchos hemos disfrutado en víspera de Día de Muertos, pues ya no imaginamos los colores: están y viven.
“Todo empezó a raíz de que estaba la pandemia y la verdad no sabía qué hacer, estaba como que muy ansioso. Yo siempre he sido muy quisquilloso en el aspecto del audio y de video. Empecé convirtiendo videos de 24 o 30 fotogramas por segundo a 60. Fui buscando con qué programas se hacía y hasta ahí quedaba; hasta que me empecé a interesar un poquito más por el área de Inteligencia Artificial”.
Woldemberg encontró una IA llamada DeOldify. Este sistema, menciona, es capaz de aprender nuevos métodos a través de la interacción, sin embargo, le fue muy difícil dominarlo, “era como que muy frustrante, así que fue un reto para mí”. Pero finalmente pudo hacerlo.
“Colorear” Macario, una decisión fácil, pero un gran desafío
No lo pensó mucho para tomar la decisión, la cinta de Gavaldón es su favorita y la de su padre, la han disfrutado juntos toda la vida. Sin embargo hubo un obstáculo más, “me costó un montón conseguirla a esa calidad Full HD. Fue un martirio [integrar colores], aún así estuviera usando las súper computadoras de Google, me seguía dando errores porque la película era muy larga, aunque la partiera en fragmentos de 10 minutos, era muy largo”.
Después de librar esta adversidad, otro factor en contra fue el tiempo. Woldemberg no sólo estudia; trabaja dando mantenimiento y reparando sistemas computacionales, además de hacer ventas en línea. Asegura que coordinar sus actividades fue otro obstáculo, incluso porque las versiones gratuitas de los sistemas necesarios para el proyecto no rendían satisfactoriamente para su objetivo.
“Pasé toda la película en un editor de video y la fui cortando […]. El tiempo era justo, estaba medido, medido. Lo que hacía era ponerlo a trabajar desde la noche, […] era algo tedioso porque a veces detectaba que nadie le estaba poniendo atención a la computadora, entonces alguien tenía que estarle moviendo, así que tenía que poner alarmas para despertarme y hacer el scroll”.
Los colores precisos para un efecto certero
Nos comentó que el programa aplicado a la cinta tiene distintas versiones de color, inspiradas en obras de arte, algunas más realistas que otras, sin embargo, los efectos de las distintas aplicaciones no correspondían.
“Tiene una que es un modelo artístico, que está basada en obras de arte, pero es muy exagerado, demasiado exagerado, hacía a las personas con tonos muy rojizos. Pero dije, si voy a hacer la película completa, pues la voy a hacer de la mejor manera posible”.
Puesto que fue una coloración con base en idea, sin referencia alguna más que las imágenes en blanco y negro, los colores son especulativos, por lo que, al principio de la película advierte dicha situación, pues no fue posible precisar totalmente las tonalidades de las imágenes en su contexto real, es decir, cuando el equipo fílmico estaba en rodaje.
El último desafío estaba en trasladar la secuencia a 64 cuadros por segundo, sin embargo, explica, eso fue un proceso más rápido gracias a la inteligencia artificial.
El acercamiento al público, una propuesta al IMCINE y otros proyectos
“Yo había publicado un fragmento y mucha gente me decía que estaba dispuesta a comprarla”. No obstante, Woldemberg optó por que la película circule de forma libre y sin fines de lucro. En esta línea, surgió la duda acerca de la situación que podía afectar legalmente el proyecto.
“Me tuve que comunicar con el IMCINE y con otras personas para ver qué onda con lo de los derechos de autor, pero pues nunca tuve respuesta. Así que me fui guiando en un grupo de cineastas, ahí me fueron orientando”.
Debido a la ausencia de una contestación, la mejor decisión era especificar que el proyecto era personal y sin fines de lucro, para evitar malos entendidos.
Manifestó que sería difícil realizar otra aplicación de color debido a sus actividades cotidianas, pero no está fuera de sus planes. Habló de que otras películas que le interesan para dar formato a color son: “El esqueleto de la señora Morales”, “Los olvidados” y “Dos tipos de cuidado”.
Aunque su prioridad es su formación profesional dentro de su especialidad, admite que le gustaría colaborar con dependencias como la Cineteca Nacional en la restauración de cintas, pues esta técnica, menciona, sería benéfica para lograr el interés de los más jóvenes en estas joyas cinematográficas.
(Foto: Cortesía)
