Y no puedo ver razón para que alguien suponga que en el futuro los mismos temas ya oídos no sonarán de nuevo… empleados por hombres razonables, con fines razonables, o por locos, con fines absurdos y desastrosos.
Joseph Campbell. Prólogo a The Masks of God: Primitive Mythology, 1969.
BUSCAN RESULTADOS LINEALES, COMETIENDO ERRORES EXPONENCIALES.
SE PUEDE SABER BARAJAR LAS CARTAS Y NO SABER JUGAR BIEN: la democracia mexicana sigue sufriendo de indigestión gracias a tantos sapos que le han obligado a tragarse. No tarda en acusar problemas mayores que la obliguen a ingresar a terapia intensiva. Mientras, la mayoría de los mexicanos quisiéramos despertar de esta pesadilla; otros, desean que su sueño de opio permanezca al tiempo que los sentimientos de la nación se desmoronan.
Buscan resultados lineales, cometiendo errores exponenciales. ¡Pobre México! Tan lejos de la razón y tan cerca de la locura. Urge embridar al ferviente admirador del fascista Mussolini.
¡Y SIGUEN BASTOS! Nada más y nada menos que ante la Asamblea General de la ONU y para celebrar el 75 aniversario de las Naciones Unidas, la canciller alemana Angela Merkel, dio cátedra con un discurso integrador a la altura de su investidura: Cualquiera que piense que puede arreglárselas mejor por su cuenta está equivocado. Nuestro bienestar es compartido y nuestro sufrimiento también. Somos un mundo.
Palabras que contrastan con las imprudencias de Don Obradore, quien volvió a hacer de las suyas recordando instintivamente, o acaso, deliberadamente, a quien parece ser su alter ego, Mussolini: “Lleva ese nombre porque su papá quiso que se llamara Benito Juárez”. Vaya manera de raspar al Benemérito y lo peor es que no es la primera vez que lo hace. ¿Acaso alguna enfermedad insidiosa?. Las cosas como son. En esta misma columna del 25 de marzo del 2019, lo consignamos de esta manera:
Como veo doy: ¿Qué mensaje busca AMLO sembrar entre todos los mexicanos? “Una vez comenté que fue tan grande la fama, la gloria del presidente Juárez que se le admiraba en el extranjero; Mussolini se llamaba Benito porque su papá admiraba a Juárez, por eso le pusieron a Mussolini, Benito. Era un dirigente con dimensión mundial, un gran dirigente”.
Emil Ludwig alguna vez entrevistó a Mussolini y le preguntó: “-¿Conoció tempranamente El Principe de Maquiavelo?-“ a lo que el dictador le contestó: “- Mi padre solía leer el libro en voz alta por las noches, (…). Me produjo una honda impresión. Cuando volví a leer a Maquiavelo a los cuarenta años de edad, el efecto se vio reforzado”.
Durante la misma entrevista le preguntó sobre las ventajas de las dictaduras, a lo que le contestó rápidamente y en tono burlón: “- La alternativa es una maquinaria estatal que avanza automáticamente, como una apisonadora, sin que nadie tenga poder para detenerla”.
CASTILLO DE NAIPES: a propósito de políticos corrosivos, me vino a la mente lo que pensaba al respecto el filósofo italiano Norberto Bobbio que nos obsequió una reflexión intemporal: El fascista habla todo el tiempo de corrupción. Lo hizo en Italia en 1922, en Alemania en 1933 y en Brasil en 1964. Acusa, insulta, agrede como si fuera puro y honesto. Pero el fascista es solo un criminal, un sociópata que persigue una carrera política. En el poder, no vacila en torturar, violar, robar sus pertenencias, su libertad y sus derechos. Más que corrupción, el fascista practica la maldad.
Twitter: @dondamaso40
Foto: Esteban Lopez en Unsplash
