Perspectiva de género en los programas públicos
Se llama género a la definición CULTURAL de cada comportamiento que se establece como apropiado para cada sexo en una sociedad determinada y un momento determinado. Por tanto, el género es el conjunto de roles sociales para hombres y mujeres.
En complemento, la perspectiva de género considera la necesidad de solucionar los desequilibrios que existen entre hombres y mujeres, mediante acciones que conlleven la redistribución equitativa de las actividades entre sexos en las esferas de lo público y lo privado. Lograr una reeducación en esta materia es la solución para bajar el número de feminicidios y la violencia diaria.
Los roles sociales de género son los responsables de la violencia entre hombres y mujeres, pues mientras el estado mexicano se ha preocupado por facultar a las mujeres con legislación de avanzada, poco ha hecho para trasladar la PERSPECTIVA DE GÉNERO a los hombres, ahí está la raíz del desequilibrio en la convivencia cotidiana.
En estricto sentido, la legislación le ha otorgado derechos de igualdad a las mujeres, pero la propia sociedad en su conjunto todos los días se ocupa de negarle esos derechos.
Un claro ejemplo de que apenas estamos dando los primeros pasos en materia de igualdad de género es el caso de las legisladoras federales que llegaron a ocupar su puesto mediante el sistema de cuotas de género. Quedó demostrado que la sola presencia de un igual número de legisladoras y legisladores en las cámaras de representantes federales no fue un obstáculo para que de un plumazo se borraran del Presupuesto de Egresos de la Federación programas sociales que ahondan la brecha de género, tal es el caso del Programa de Empleo Temporal, el Programa de Comedores Comunitarios, el Programa de Estancias Infantiles y el Programa de Desarrollo Integral de las Personas con Discapacidad.
¿Son las legisladoras culpables?
Claro que no, aún todas juntas, si tuvieran una perspectiva de género que pesara en su criterio para dar continuidad a todos estos programas, su voto habría sido insuficiente sin la voluntad de los legisladores varones, lo cual refuerza el argumento central de esta colaboración: urge una formación y aplicación de perspectiva de género en la actividad legislativa, pues ellas y ellos deben estar conscientes de que los feminicidios no se resuelven solamente incrementando los recursos para armamento, como quiere el responsable de seguridad pública federal, o incrementando las penas a los feminicidas, como seguramente propondrá el Fiscal; también se resuelven, en mayor medida, con la implementación de programas sociales y acciones afirmativas que logren mejorar la condición económica y emocional de las mujeres.
Las organizaciones de la sociedad civil y los gobiernos deben de hacer un frente común para avanzar en el rubro de la igualdad sustantiva, la cual debe fincarse en un gran pilar de lucha por la igualdad laboral, tomando en consideración que solo 42 mujeres de cada 100 participan en actividades económicas, en comparación con 76 de cada 100 hombre que también lo hacen, lo cual nos lleva una dramática cifra, donde casi al final de la vida, solo el 8.7% de ellas logra una pensión jubilatoria.
Las mujeres jóvenes no se quedan atrás en desigualdad laboral, ya que, de acuerdo con la encuesta nacional de ocupación y empleo, casi el 30% de las mayores de 15 años no tienen ningún ingreso propio, por lo que dependen de los ingresos de otra u otras personas para subsistir. Dramático también.
*Consultor en Gobernova
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