26/Apr/2024
Portal, Diario del Estado de México

Familia y Sociedad

Fecha de publicación:

Las grandes batallas se ganan de rodillas…… 

Laura Barreal Danel

Muy buen día, estimado(a) lector(a)!…Un placer saludarle para desear que a Usted y a su familia Dios les conceda paz,  la salud y abundantes bendiciones. Asimismo, me permito hacer mención de la importancia que tiene la colaboración de cada uno de nosotros para evitar que los contagios se extiendan, tratando de esforzarnos para salir de casa lo menos posible a fin de que, en la vía pública haya el menor número factible de personas, con el objetivo de disminuir la propagación del virus y así, cuidarnos a nosotros mismos, cuidando también de los demás. Esforcémonos por vivir la solidaridad y la búsqueda del bien común , que se traducirá en un bien propio. 

Es verdad que a lo largo de nuestro peregrinar vivimos diferentes experiencias, de diversas magnitudes. Ciertamente, algunas de ellas hermosas y gratificantes, otras penosas y dolorosas y, de cualquier forma estas últimas se convierten en batallas que por supuesto desearíamos superar y ganar.  Y, desde luego nuestras fuerzas nunca serán suficientes para triunfar sin la humildad y la entrega a Dios de todo aquello que nos agobia y preocupa.  

Tal vez logremos encontrar algunas soluciones, desde nuestra propia humanidad. Sin embargo, dichas soluciones no corresponden exactamente a “ganar la batalla”y ésta corresponde al mencionado acto de humildad, cuando nos decidimos a entregar a Dios esas cosas que están en nuestro corazón y que continúan inquietándonos. Y, es a través de “la capacidad de Dios”, con la que hemos sido dotados, que podemos comunicarnos con Él a través de la oración. 

Orar, es hablar con Dios, utilizando la Fe, la devoción, la gratitud, la alabanza, la confianza, la paciencia, la perseverancia, entre otras virtudes que nos faciliten comunicarnos espiritualmente con Él.  

La oración es comunión con Dios, que va más allá de lo físico y lo material…… Hace poco leí que la oración es un aliento de vida en un ambiente hostil, de adversidad y que, a través de ella se acortan distancias y se vencen obstáculos para recibir atención en la sintonía celestial. 

La Sagrada Escritura dice: “Clama a mí, y te responderé, y te enseñaré cosas grandes y dificultosas que tú no sabes” Jeremías 33.3. 

Es verdad, que orar a Dios es responsabilidad humana;  enseñar y revelar, son promesas y respuestas divinas. 

En pocas palabras, la oración significa abrirse a la escucha de Dios, para lo cual se requiere un corazón humilde abierto a la gratitud, al perdón, poniéndose en sintonía con la vocación a la que hemos sido llamados a la existencia, EL AMOR.   

Sabemos que la sociedad actual, inmersa en la presión de ideologías que nos envuelven como el materialismo, El individualismo,  El pelagianismo, El gnosticismo y otras más, y que han propiciado una indiferencia religiosa y han llevado a la humanidad entre otras cosas,  a convertir la oración en algo totalmente secundario y además, justificado bajo las premisas de un ritmo de vida que ha reducido el tiempo para menesteres tan valiosos como lo es la misma vida familiar, el cultivo de amistades y, desde luego, Dios mismo. Hemos llegado a sentir vergüenza el hablar de la oración, tal como si esto correspondiera únicamente al tiempo de los abuelos. Nos hemos atrevido inclusive, a ver a Dios como poco prescindible. En fin, el secularismo se ha ido apoderando de nosotros sin percatarnos de la inherente necesidad que tenemos como espíritus encarnados, Hijos de Dios, de relacionarnos con nuestro Padre y Creador, pues de Él provenimos.   Él nos ha concedido el maravilloso don de la vida y hacia Él estamos llamados.  Puesto que, tal y como lo describe Ramón Lucas Lucas, somos “espíritus encarnados”. Todos, absolutamente todos, somos un cuerpo material informado por un espíritu inmortal, que está llamado al bien, al amor.  

Y  justamente, en tal contexto social de la primera década del S XXI es que, sin previo aviso, un microorganismo se hace presente en la humanidad para llevarnos a atravesar por tiempos difíciles,  obligándonos a detener la loca carrera, inconsciente y absurda, para “quedarnos en casa”, para cuidarnos, cuidar también a los nuestros, volviéndonos a los menesteres olvidados, como la vida familiar, el aprecio por el don que la verdadera amistad significa y por supuesto, a Dios mismo.  

Es la vida que nos cuestiona fuertemente, como Viktor Frankl lo plantea en su Logoterapia….., ¿para qué estamos atravesando por tiempos tan difíciles?…..Es un llamado a nuestra libertad interior para, desde ella, elegir la respuesta y la actitud que nos permita, en el mejor de los casos, obtener lo mejor de nosotros…… ¿Estaremos dispuestos a llegar a ser la mejor versión de nosotros mismos después de esto? 

Será nuestra interioridad, que consiste en hacer de la vida espiritual un material de crecimiento, la que nos guíe para encontrar las respuestas que durante ésta pandemia la vida nos propone. 

Se hace pertinente la consideración de que Dios, en su infinito poder es el único Ser capaz de obtener de lo negativo y doloroso algo bueno para nosotros, sus hijos. Sin embargo, es tan respetuoso de nuestra libertad que no será capaz de imponer absolutamente nada. No obstante, en su infinito amor, nos ofrece siempre una respuesta, si es que nosotros elegimos averiguarla, abriendo nuestro corazón a la humildad y a la gratitud, para escuchar esa voz interior, que es el lugar donde Dios habita en nosotros.   

Muy apreciado(a) lector(a)!…..la pandemia por la que atraviesa la humanidad entera nos muestra un panorama de temor e incertidumbre ante la inmediata imposibilidad de contar con alguna vacuna que nos permita estar a salvo de un posible contagio. Situación que nos coloca en estado de vulnerabilidad a todos los seres humanos, sin distinción de razas, edades, sexo, religión ó situación económica…… ¿Podríamos acaso, detenernos por un momento, levantar los ojos al cielo, con humildad y gratitud yendo a nuestro interior y luego, mirar al prójimo sin hacer distinciones de ninguna especie, poniéndonos lentes de compasión para comprender que ésta vida es pasajera y que al morir, no llevaremos nada con nosotros,  más que nuestras acciones? 

                                                                                             Y…Hasta la próxima, querido(a) lector(a)!!! 

¿Deseas recuperar tu armonía familiar?  

Pongo a tus apreciables ordenes mis servicios profesionales de                                             “Consultoría y Orientación familiar” que debido a la pandemia la estoy realizando “on line” y,  para hacer una cita me puedes contactar al correo electrónico  orientafam.lbd@gmail.com 

                                                         Búscame también en mi canal de Youtube, Laura Barreal Danel 

Foto: Pixabay en Pexels

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