Hace tres años, Jessica Sevilla fue asesinada, acababa de celebrar el cumpleaños de su papá cuando la doctora de 29 años fue vista por última vez con vida por su familia.
Miguel García Conejo
El 5 agosto del 2017, su cuerpo fue hallado en la comunidad de El Hielo en Huixquilucan, en la zona boscosa. Su cuerpo presentaba diversas lesiones, a su familia el peritaje le señaló que la fauna nociva había atacado el cadáver.
De acuerdo con la mamá de la víctima, Juana Pedraza, la investigación ha tenido varias omisiones: desde el testimonio del hombre que la acompañaba en su auto justo en el momento en el que fue atacada, quien recibió un balazo en la pierna, hasta la escasa información que la fiscalía da sobre los avances.
Señaló que, pese a que tienen identificado al presunto feminicida de la doctora, no hay avances de la investigación, además de que, por la crisis sanitaria provocada por el Covid-19 las investigaciones de la carpeta de su hija se detuvieron y la fiscalía mexiquense no los ha llamado para continuar con el caso.
“Ya sólo se sigue una línea de investigación”, reconoció la madre, misma que apuntan al ex novio de Jessica, sin embargo, no hay siquiera orden de presentación.
Es por ello que, con pintas en las cortinas de protección de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, batucada e indignación, se exigió justicia para su memoria, pues le sobrevive un pequeño que tenía un año y medio cuando fue asesinada.
Pero también estaba la madre de Diana Florencio, quien desapareció el 2 de julio de 2017, en Chimalhuacán, y una semana después, su cuerpo fue hallado en el SEMEFO de Nezahualcóyotl, ya estaba en estado de descomposición, tenía huellas de violencia sexual y fue estrangulada.
A tres años de los hechos, no llega la justicia, pues, aunque el 27 de julio de este año, se notificó que se tenía una orden de aprehensión en contra del presunto feminicida de Diana, este sujeto habría sido detenido por un delito distinto.
Cabe mencionar que por breves instantes se desató un conato de enfrentamiento con las autoridades que resguardaban las instalaciones de la FGJEM, sin embargo, las colectivas se replegaron y sólo hicieron pintas en el piso y en las cortinas de metal.
(Foto: Miguel García Conejo)
