La reforma administrativa impulsada por el Presidente
El Presidente López Obrador está emprendiendo desde 2019 una reforma administrativa de gran calado, que trastoca funciones e instituciones, y aunque ha planteado correctamente lo que quiere con cada una de las áreas que pretende reformar (Pemex: autosuficiencia de combustibles), no ha contado con ningún especialista en la materia que ayude a determinar el mejor organigrama y el mejor modelo que permita a las dependencias seguir funcionando sin mayores contratiempos y reformándose al mismo tiempo. Se ha cumplido en viejo adagio administrativo: “Sin táctica, ninguna estrategia funciona”.
Un segundo desatino ha sido mezclar los objetivos de su reforma administrativa con argumentos mañaneros, lo que ha convertido a las instituciones propuestas a reformar en blancos fáciles para los opinólogos de redes sociales, pues prácticamente ha abierto las puertas a la crítica improvisada sobre temas eminentemente técnicos.
Por ejemplo, es claro que a López Obrador le urge contar con una dependencia que direccione sus programas sociales con criterios de rentabilidad política, al ver que CONEVAL no le sirve para ese propósito arremetió contra sus directivos acusándolos de nunca estar en campo para operar los programas sociales, distractor perfecto para la prensa, quienes también desconocen que a este noble organismo le corresponde la evaluación de los programas, no la operación.
Caso similar sucedió con el INE, donde mezcla argumentos técnicos al decir que es el organismo más caro del mundo para organizar elecciones, situación que tiene algo de verdad; con criterios políticos, al señalar que nunca ha sido capaz de vigilar bien las elecciones.
Otro caso emblemático es CONAPRED, a quien acusa de no defender los derechos de las personas discriminadas. Nadie en su sano juicio puede estar en desacuerdo con tal afirmación, pero tampoco es del todo cierta, dado que con los pocos recursos con que cuenta, este organismo fue capaz de impulsar legislación antidiscriminación en la totalidad de estados del País.
El presidente no está equivocado al emprender una reforma administrativa, de hecho es tan urgente que no puede postergarse más en el caso del sector salud, donde su desmantelamiento en los últimos 20 años está cobrando una amarga factura en estos momentos. La última reforma de gran calado que se realizó a la estructura y funcionamiento de administración pública federal data de la época de los 70´s, donde tuvieron un papel fundamental los especialistas Alejandro Carrillo Castro y José Chanes Nieto (DEP), desde la entonces Secretaría de la Presidencia.
Pareciera que más que equivocado en lo que quiere hacer con la burocracia federal, lo que le hace falta al presidente es contar con una opinión mucho más informada para encauzar con mayor certeza sus intervenciones en el diseño y resultados esperados de cada oficina pública, aquí es donde surge un personaje que dada su brillante trayectoria puede liderar la reforma administrativa que México necesita.
Se trata del Doctor Juan Ramón de La Fuente, quien con un trabajo callado logró que México formase parte del Consejo de Seguridad de la ONU, por lo que él está llamado a encabezar, junto con un grupo de expertos en administración pública de la propia ONU, un análisis de las fortalezas y debilidades del aparato público federal, que ayuden a que el trabajo de la administración pública no esté a merced de la política partidista y entregue mejores resultados a la ciudadanía. México lo agradecería.
*Consultor en Gobernova
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