Un día sin científicos
La actual administración ha denostado a la ciencia, a los científicos, a los especialistas y a los técnicos como ninguna previa, al menos en la época reciente de nuestro país. En otras latitudes el mundo, sin embargo, el descrédito del conocimiento sí se ha observado no hace mucho tiempo, siempre en regímenes autoritarios a los que los libres pensadores y su disensión con el discurso oficial les convierte en un obstáculo de raciocinio insuperable y por ello atacable. Pero aunque en el corto plazo tales agresiones puedan encontrar suelo fértil en los menos informados, a la larga el daño termina por resultar desastroso para las sociedades que no valoran a sus expertos en la justa medida. Y es que toda nación requiere del talento y de la experiencia para desarrollarse y sobreponerse a las calamidades. Esta es la lógica que impera cuando un pueblo invierte recursos para formar en las profundidades de alguna disciplina a parte de sus connacionales, pues se espera que sean estos expertos arduamente entrenados, ya sean científicos o técnicos, quienes apoyen con métodos objetivos en la solución de los contratiempos que se presenten en los diversos ámbitos: desastres naturales, problemas económicos, crisis sanitarias, etc.
Y por supuesto que así termina funcionando. Como ejemplo podemos citar el caso de los científicos e ingenieros altamente especializados del Gran Colisionador de Hadrones del Centro Europeo para la Investigación Nuclear – CERN por las siglas para Centre Européen pour la Recherche Nucleaire –, una de las instalaciones de investigación de frontera en el mundo para la física de las partículas elementales. Sus especialistas en materias como: electrónica, mecánica, hidráulica, neumática, entre muchas otras, decidieron aglutinar sus amplios y profundos conocimientos y experiencias desarrollados para el diseño y la construcción de detectores de partículas, que requieren de flujos de ventilación finamente regulados, y aplicarlos en el diseño de un prototipo de ventilador que fuera fácil y barato de construir, y que también pudiera ser alimentado con diversas fuentes de energía.
El resultado es que en tiempo récord los especialistas del CERN lograron diseñar y construir el primer prototipo funcional del Ventilador Mecánico Milán (VMM). Un aparato confiable, libre de fallas y de fácil operación, que puede fabricarse en masa gracias a que está basado en partes de alta disponibilidad. Una vez hecho el anuncio del logro alcanzado por el equipo de especialistas, las autoridades del CERN anunciaron que dejaban en libertad de uso toda la propiedad intelectual asociada al VMM, de idéntica manera a como sucedió hace unos meses con la propiedad intelectual del respirador artificial desarrollado por los ingenieros especializados del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Además del VMM, el personal del CERN está fabricando también gel desinfectante e imprimiendo caretas y escudos de plexiglás, con la ayuda de sus impresoras 3D, para proveer a los cuerpos de policía de las localidades francesas y suizas de los alrededores. Es por acciones efectivas y contundentes como estas tomadas por los científicos e ingenieros del CERN, que los discursos orquestados en contra de los expertos terminan por desmoronarse, como no tengo duda sucederá también con las recientes acusaciones de deshonestidad proferidas en contra del personal médico.
Lo anterior, dicho sin aberraciones.
e.rosas@prodigy.net.mx
Twitter: @DrEricRosas
