Las calles lucieron semivacías, miles de mujeres optaron por sumarse al llamado “Un Día Sin Nosotras”, aunque no muchas por convicción, pues la mayoría de las escuelas suspendieron clases, lo que evitó que las carreras por la mañana y los niños inundando las calles fueran la escena de este lunes.
Miguel García Conejo
Sin embargo, otras más optaron por seguir trabajando debido a que no podían faltar a trabajo, aunque se reconocieron en protesta por la violencia de género que cada se día se visibiliza más.
“Tuve que ir a trabajar, no tenía opción, pero lo hice con mi pañuelo morado y en protesta”, comentó Gabriela Martinez, madre y profesionista.
“Soy comerciante, no puedo parar, también estoy cansada, pero vivo al día, si no vendo no como, y ni modo, desde aquí apoyamos”, añadió Tamara, vendedora ambulante.
Por su parte, enfermeras y doctoras del Hospital Nicolás San Juan, trabajaron también en protesta, pues saben que sus puestos no pueden ser asumidos por alguien más, y su vocación de servicio impidió que faltaran. No obstante, lo hicieron con pijamas moradas (uniforme), con pañuelos, con el puño en algo y sin miedo.
“Apoyamos al paro general #UnDíaSinNosotras sin dejar descubiertos nuestros servicios ni a nuestros pacientes. No más violencia contra las mujeres” se leía en la manta que expusieron las representantes de distintas áreas en las puertas del nosocomio.
De acuerdo con la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), “Un día sin mujeres” representa para la economía la ausencia del 40 por ciento de la población ocupada en México, es decir, 22 millones de mujeres, aunque a través de diversos ejercicios se especuló que son en realidad 4 millones de trabajadoras las que se sumaron al ejercicio. Se espera que las cifras oficiales y de impacto se den a conocer este martes.
Foto: Miguel García
