Oleaje ®
El viento de esta temporada arrecia, el resplandor de la mañana es sólo un adorno, ya que el invierno sigue en las manos y en mis pies que dejan un rastro helado al paso de las emociones. Penumbra se avecina en los próximos días y el parte meteorológico indica un frente frío acompañado de tormentas.
Las flores de este año no sobreviran a esa resaca de la temporada, en nuestros mares los navíos buscaran un puerto seguro para resguardarse de la intemperie, de las marejadas de sentimientos, entonces hallaremos lugares para estar lejos de este aire inestable, recordando, que a la distancia evitaremos huracanes, y entenderemos, que las noches tristes también se festejan por ser un comienzo.
Te hago la promesa de que nunca contaré una fábula donde crucifique tus circunstancias, cuando avancen mis pies y deba dejarte en la arena, las mareas borraran los recuerdos que pudieron lastimarnos y se llevaran al océano el encanto de hacer de la gravedad un pretexto para añorarnos al ver la luna.
Aunque tú no lo sepas, cuando esto suceda habré procurado dejarte el clima perfecto, para que tus plantas no se marchiten al andar en las navajas del temporal que guarda la estación, mis ojos llorosos pero transparentes sólo expresarán un “hasta luego” y mi sonrisa abrazará de oreja a oreja tu cálida mirada, en la despedida tendremos un lugar para quemarnos al tomarnos la mano, no nos señalaremos culpándonos de cosas, diremos adiós abriendo la puerta amablemente.
Y si un día, nos reencontramos en esta ola de las coincidencias, abramos las ventanas y volvámonos oleaje, comencemos de nuevo creando un lugar fértil para la emoción, para no soltarnos, aunque la corriente nos convierta en náufragos, sigamos a nuestros músculos que tienen memoria, para ser el reflejo de ese movimiento donde se impulsan los actos y besarnos de nuevo sin miedo, entonces, y sólo entonces, habremos entendido porque el corazón es más que un musculo que bombea sangre.
(Foto: Entre las olas-Iván Aivazovsky en Wikipedia)
