“En este mundo tan codificado con internet y otras navegaciones, yo sigo prefiriendo el viejo beso artesanal que desde siempre comunica tanto” Mario Benedetti
Carolina Reyes
Hoy, las redes sociales tienen un papel crucial en la interacción comunicativa. Como consecuencia del avance de las nuevas tecnologías destinadas a la comunicación son cada vez más las plataformas que promueven nuevas modalidades de relación e interacción social.
Las nuevas tecnologías tienen mucho que ofrecer, se pueden establecer relaciones con personas de ideologías similares, incluso podrían ser benéficas para personas con problemas de seguridad que usen las plataformas y los medios de comunicación para librar poco a poco y sin presiones las batallas de la autoaceptación. Por esta razón existe una tendencia evidente, por parte de los usuarios, de recurrir a ellas con la intención de desarrollar vínculos afectivos y de entretenimiento con la particularidad de sentirse “resguardados”.
Si bien es cierto que las nuevas tecnologías han repercutido favorablemente a las tendencias de comunicación actuales al hacerlas más eficientes, con mayor alcance y velocidad también es menester reconocer y asimilar la contraparte de sus beneficios.
Como ya lo mencionaba el sociólogo canadiense Erving Goffman, una realidad determinada denomina el comportamiento de las personas, es decir que la conducta humana depende en gran medida de las relaciones personales y la manera social de interactuar.
Con esto como premisa se conjetura que el ser humano está constantemente fabricando su propia imagen, constantemente al tanto de la opinión del otro en un afán por controlar la percepción que los demás tendrán sobre ellos.
Los medios actuales de comunicación poseen características que saltan al interés de los espectadores, la mayoría de estos jóvenes en busca de entretenimiento y relaciones socioafectivas.
La instantaneidad como rasgo inherente y principal de la interacción virtual ha vuelto latente y cotidiano el interés por permanecer en contacto de esta forma y de preferirla por sobre una experiencia presencial ya que la intercomunicación virtual instantánea proporciona satisfacción frente a las necesidades de afecto, seguridad, reconocimiento y realización personal.
Es un hecho que las relaciones virtuales son parte de la sociedad actual, cada vez son más los usuarios de las plataformas tecnológicas que crean vínculos de amistad, noviazgo, trabajo y entretenimiento.
Independientemente del tipo de relación que se desarrolle es menester tener en cuenta que las personas se sienten mucho más atraídas a este tipo de relación puesto que los lazos de afecto que se desarrollan carecen del mundo tangible y la imaginación termina por concretar una idealización de la persona, un tipo de auto-convencimiento que deriva en la idea de que la relación del otro lado de la pantalla es perfecta. Sin duda esta situación podría tener repercusiones negativas a nivel emocional.
El entendimiento por medio de la palabra escrita acepta todo sin vergüenza, sin moral, sin pensamientos previos dejando de lado la posibilidad de descubrir la autenticidad de la relación. Si ya en una conversación presencial el círculo de la comunicación no siempre es del todo exitoso, es de imaginar que las relaciones virtuales, por lo tanto, tienden a la confusión al momento de la decodificación del mensaje e incluso son más propensas al engaño, fraude, y mentiras sobre la personalidad y modo de vida de las personas.
El momento de la verdad
En muchos de los casos, cuando las circunstancias lo permiten, es posible conocer a la persona detrás de la pantalla, pero no siempre es lo que parece.
“Me quedé de ver con él, habíamos estado hablando por 3 meses, estaba muy emocionada pero cuando empezamos a salir me di cuenta que muchas de las cosas que creía de él, o de las que hablábamos no checaban”. (Joven de 23 Años)
A menudo se puede observar que la opción de comunicación mediante medios virtuales es cada vez más practicada, los usuarios devienen en una especie de gestor que tiene la posibilidad de ser selectivo, es decir que pueden decidir qué tipo de personas podrán ser parte de su grupo, las plataformas permiten discriminar las características físicas, geográficas, preferenciales entre otras. Tienen a su alcance el ejercer de lo que la conveniencia les dicte.
De manera contraria a la comunicación presencial misma que advierte situaciones impuestas por los diferentes aspectos contextuales de las personas ya sea en un ámbito afectivo como el familiar, donde la interacción se vuelve además de necesaria parte de la convivencia sana o en un contexto escolar, laboral o en comunidad donde la convivencia resulta imprescindible para el desarrollo humano.
La relación cara a cara implica percepciones intuitivas y sensoriales que hacen más sencilla la decodificación del mensaje comunicativo y la confianza afectiva. Se manifiesta a través del lenguaje verbal, el lenguaje y movimiento corporal, la gesticulación, el tono y la entonación de la voz. De esta manera el concepto y afecto que se forma de las personas es directo y real. Se encuentra una posibilidad de conocimiento auténtico porque se puede descifrar, intuir y conjeturar la opinión o postura real y sincera de una persona mediante las conversaciones presentes.
La posibilidad de afección que implica juega un papel importante no sólo en el crecimiento de las relaciones humanas y sociales sino además en la autoconfianza aceptación y el sentimiento de pertenencia; los abrazos, caricias, besos, son gestos de apoyo que en su más genuina declaración denotan, solidaridad, aceptación, compañerismo e interés.
Las necesidades de comunicación cambian a lo largo de los años, evolucionan de tal manera que el ser humano se adapta casi imperceptiblemente, sin embargo, los beneficios de las relaciones presenciales, la calidad humana y la comprensión mediante la aceptación y solidaridad son invaluables.
(Foto: Luz Gutiérrez)
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