El monumento (del latín monumentum, «recuerdo», «erección conmemorativa», «ofrenda votiva») es toda obra con suficiente valor para el grupo humano que lo erigió. Inicialmente el término se aplicaba a las estatuas, inscripciones o sepulcros erigidas en memoria de un personaje o de un acontecimiento relevante (monumento conmemorativo).
Leila Vargas
Su uso fue extendiéndose y ha llegado a comprender cualquier construcción que posea valor “artístico, arqueológico, histórico” o similar, destacadamente las arquitectónicas que, enclavadas en un núcleo urbano o aisladas en el medio rural, cumplen la función de hito por su visibilidad y se convierten en símbolos de ese lugar.
La primera referencia de la expresión «monumento histórico» de que se tiene constancia se remonta a la Francia revolucionaria de 1790, cuando Aubin Louis Millin de Grandmaison, ante la Asamblea Nacional Constituyente, denominó monument historique a la Bastilla con ocasión de su demolición. En distintos países europeos el nuevo uso del concepto fue generalizándose académica y técnicamente al abordar las tareas de restauración y rehabilitación de obras antiguas consideradas dignas de ello.
En Toluca, los monumentos han representado marcas de identidad y belleza, son elementos que rememoran no solo a personajes importantes sino también a causas como la justicia, el arte y el amor.
Dicha ciudad cuenta con espacios dedicados exclusivamente al homenaje y el recuerdo, estos pueden apreciarse en espacios como el Teatro Morelos de la Ciudad, inaugurado por el Gobernador Juan Fernández Albarrán el 5 de septiembre de 1969, con una explanada presidida por una estatua ecuestre del general José María Morelos y Pavón.
El edificio de Rectoría, por su parte muestra múltiples obras de arte dedicadas a la reflexión del arte y el conocimiento, tal es el caso del monumento a la autonomía, colocado el 15 de enero de 1994 por la comunidad universitaria, fue realizada por el maestro Leopoldo Flores que inicialmente la llamó Tocando el Sol.
De nuevo en el centro de la ciudad, se encuentra la Alameda Central donde se erige un monumento a Cuauhtémoc, último emperador azteca, y el cual fue colocado por el gobernador Gustavo Baz Prada para conmemorar el triunfo de la Revolución Mexicana, adoptando desde ese momento el nombre de Parque Cuauhtémoc, con el que también se le conoce a la Alameda.
En la plaza González Arratia, construida en 1981 por una estatua en honor de José María González Arriata (1783-1852), eminente benefactor de Toluca al que se debe, entre otros, la construcción de varias obras hidráulicas.
Justo en frente y recientemente renovada, se encuentra la plaza de la justicia, un espacio en el que luce la escultura de bronce del artista Rodrigo de a Sierra, artista originario de la ciudad de México con exposiciones en países como Italia, China, Corea del Sur y Estados Unidos.
Con esfuerzos conjuntos, estas obras colocan las calles de Toluca en una posición valiosa para cualquier visita, cada uno de estos elementos, suman a la visión de un espacio dotado de sentidos, tanto sociales, como históricos.
(Foto: José Uribe)
