Esforcémonos por “vivir en el bien” y……..”hacer el bien”!!!!
Muy estimado(a) lector(a)!!!! Me es muy grato saludarle y desearle salud, paz y bendiciones a Usted y a su apreciable familia. Agradezco en lo que vale, el tiempo y espacio que destina a la lectura de la presente columna. Asimismo, espero se esté cuidando tomando las precauciones de sana distancia y demás medidas que los expertos nos sugieren a fin de evitar ser contagiados del terrible virus que azota a la humanidad y que nos coloca en situación de vulnerabilidad a todos, Es decir
Una virtud es una disposición de la persona para obrar de acuerdo con determinados proyectos ideales como el bien, la verdad, la justicia y la belleza. La virtud se opone al vicio, y tiene una gran importancia para la vida ética.
El Doctor David Isaacs ha definido a la virtud como un “hábito operativo bueno”. Es decir, un aprendizaje que orienta nuestras acciones de manera habitual hacia el bien; en contraste con el vicio, que es un hábito operativo malo. Subraya que las virtudes son hábitos buenos que perfeccionan las facultades del hombre para conseguir la verdad y la bondad. Y explica que las virtudes son hábitos porque evocan un modo de ser permanente, no se refieren a actos aislados o esporádicos, sino una disposición continua que forma parte del ser de la persona, algo así como una segunda naturaleza.
Las virtudes, señala Isaacs perfeccionan las facultades del hombre: inteligencia y voluntad….. Y agrega, las virtudes son valores hechos vida.
Por su parte, García de Haro, R. en L’agire moral & le virtú, muestra a la virtud como hábito que se refiere a la interioridad del hombre, y es fruto de actos voluntarios, de los que derivan las obras exteriores. Las virtudes acrecientan la libertad –el dominio de sí mismo—porque a través de la inteligencia y voluntad, ordenan los impulsos humanos. El vicio es una autodestrucción, apunta. Los vicios disminuyen la libertad porque son consecuencia del oscurecimiento de la inteligencia y de la inclinación desordenada a bienes aparentes.
La persona humana ha sido creada para el bien. La grandeza del hombre está en su deseo de conocer. Anselmo de Canterbury es un hombre de su tiempo que, sin embargo, interpela a los hombres de hoy. Su pensamiento comienza con el deseo de gozar del bien, deseo inscrito en cada hombre.
La espiritualidad que caracteriza al ser humano está llamada al bien. Por tanto, cada uno de nosotros hemos sido llamados a la existencia para vivir en el bien y hacer el bien. La libertad nos ha sido dada para que, a través de nuestra inteligencia y voluntad seamos capaces de “elegir”…….Desde luego, cada “elección” traerá consigo las renuncias previas, así como, la responsabilidad de la elección que se ha hecho.
Por tanto, la educación de la inteligencia y de la voluntad en la vida familiar es fundamental en el ejercicio de la libertad y, las virtudes humanas representan un camino que conduce hacia el bien. Para “vivir” en el bien y para “hacer el bien”.
Las ideologías actuales como el individualismo, el egoísmo, el materialismo, el hedonismo y así, varios “ismos”….., van poco a poco, permeando en la vida social, familiar y personal y si cada uno de nosotros no estamos constantemente alertas respecto a no perder la capacidad de discernir nuestra propia autonomía para ceder y únicamente ser parte de la manipulación ideológica con la cual solamente resultan beneficiados unos cuantos, sin importarles lo que sucede en el interior de cada persona que sido ha sido utilizada para sus fines, generalmente de búsqueda de poder. La realidad es que, contemplando tal panorama es posible recapacitar sobre cómo las acciones individuales van abonando a la creación del tejido social, mismo que es responsabilidad de cada uno de nosotros.
Querido(a) lector(a)! Nunca sobra en nuestra vida, detenernos para revisar las propias motivaciones que nos mueven a tomar decisiones, así como, examinar las virtudes que nos caracterizan y….,¿ por qué no?, decidir educar en nosotros, aun siendo adultos, las virtudes que consideramos nos están haciendo falta para construirnos como mejores personas, mejores familias, mejores sociedades, y sólo así, el dolor y el sufrimiento que nos ha interpelado a todos y a cada uno, haga de éste, un tiempo fecundo que dé frutos de humildad, fraternidad, solidaridad, búsqueda del bien común, entre los pueblos y las naciones del mundo entero. Pero para ello, se requiere la participación activa y responsable de cada uno de nosotros.
Y…Hasta la próxima!! querido(a) lector(a)!!!
Nos encontramos en orientafam.lbd@gmail.com
Búscame también en mi canal de Youtube
