¿Reaccionamos Únicamente por Temor Ante Situaciones de Emergencia?
Los mexicanos nos describimos a nosotros mismos como “los hombres del mañana”, porque dejamos todo para después y es así que nos hemos acostumbrado a reaccionar únicamente por temor ante situaciones de emergencia, pero eso sigue costando muchas vidas, dinero y atraso personal y social.
No se nos dan virtudes como planeación, programación, prevención, anticipación de escenarios, ahorro y visión de largo plazo, pero tan sólo con estas deficiencias perdemos grandes oportunidades de progreso, de bienestar y de calidad de vida.
Sin duda envidiamos a quienes son previsores porque reconocemos que son las personas más aventajadas en todo sentido, pero de ninguna manera nos decidimos a imitar esta forma de actuar y seguimos improvisando con la certeza d que es la mejor manera de resolver los problemas del día a día.
Evidentemente hay imprevistos, pero si los mexicanos tuviéramos el alto sentido de la planeación no saldríamos tan mal preparados de las universidades para competir en un mundo globalizado, no tendríamos tantos accidentes automovilísticos; no tendríamos tantos problemas de salud personal si tan solo adquiriéramos los hábitos fundamentales del baño diario, lavarnos las manos y los dientes a la hora de las tres comidas, contar con seguro personal y vehicular; agendar las actividades por día, semana, mes y año; y evaluar periódicamente los avances en las metas y programas que nos hemos propuesto.
Nos alegramos de ser mexicanos y de ser precisamente informales, incumplidos, impuntuales, incompetentes, insolentes, indiferentes e irrespetuosos como signo distintivo ante los ciudadanos de otros países.
Sólo sabemos reaccionar por temor ante situaciones de emergencia, cuando ya tenemos la enfermedad, cuando se nos vino abajo la casa, cuando chocamos el auto y no contamos con seguro, cuando estamos a punto de perder una materia, el semestre, la carrera, el empleo, la salud o la familia.
La solución claramente estaría en la voluntad y decisión de cada persona para forjarse hábitos previsores, pero ayudaría mucho que los gobiernos, las instituciones de seguridad social, las escuelas y las familias hicieran lo mismo.
*Licenciado y Maestro en Periodismo
