Carla Valdespino Vargas
Ometeotl en el banquillo de los acusados
Las piedras calientes se depositan en el centro del espacio oscuro, espacio que nos recuerda una cueva… el vientre materno. Las rocas parecen estar vivas, cantan cuando el agua las acaricia: la unión del fuego y el agua, el atlachinolli (agua quemada) en todo su esplendor. El calor y la humedad llenan el ambiente. Respirar entre el vapor es, a veces, una ardua tarea que nos conecta con la vida misma. El ritual del temaskal ha comenzado. Ritual de renovación.
He participado en muchos temaskales, en varios lugares y con diversos enfoques: desde entonar la canción Amigo de Roberto Carlos, hasta tener que entrar con falda larga y una cinta roja amarrada a la cintura porque, según, así lo dicta la tradición, no sé muy bien cuál, pero fue un requisito inapelable y mi peor experiencia dentro de un temaskal. Tengo más de veinte años realizando esta práctica (aunque, dicho sea de paso, en los últimos dieciséis meses no he entrado) y he notado un elemento que no cambia en ninguna de las variantes: el agradecimiento y oración a Ometeotl, el dios dual; padre y Madre de todo cuanto existe.
Desde hace un par de años, la existencia de esta deidad está siendo cuestionada tanto por intelectuales nahuas, como académicos, pensemos en Katarzyna Mikulska o Eloise Quiñones Keber. La discusión está tomando fuerza últimamente, sobre todo por este el primer grupo. El argumento central es que la figura de Ometeotl no existe en las fuentes y que Miguel León Portilla lo creó desde una visión cristiana.
Cabe mencionar la existencia de memes que rezan más o menos así: Ometeotl está en todas partes menos en las fuentes / Oye, ya pasó el eclipse, es tiempo de que abras los ojos y entiendas que Ometeotl es un simple invento de León Portilla.
Lo que sí no podemos negar es que la figura de Ometeotl se ha convertido en la bandera de la toltekidad, forma de pensamiento que intenta homogeneizar a las culturas mesoamericanas desde la visión del Anahuac, ambas ideas difundidas por León Portilla. Ometeotl es el recurso sagrado tanto para los llamados tuluminati y como para quienes afirman ser herederos de la tradición (sigo sin saber cuál). En pocas palabras de quienes se están apropiando de la cultura mesoamericana a su modo, con el único objetivo de lucrar. Cobran miles de pesos por vivir una experiencia jipi-extrasensorial-mesoamericana-sobrenatural
Naturalmente que varias preguntas vienen a nuestra cabeza y, quienes nos introdujimos al mundo mesoamericano a través de León Portilla, podríamos empecinarnos en negar el planteamiento sobre la inexistencia de Ometeotl. Pero justamente la construcción del conocimiento se trata de cuestionar lo dicho y replantearlo, en este caso, desde la visión de los pueblos indígenas.
La primera interrogante es si en verdad el nombre de Ometeotl no está en las fuentes y, es gracias al estudio de Katarzyna Mikulska, que podemos afirmar que sí se encuentra en algunos documentos como en el capítulo I de la Historia de los mexicanos por sus pinturas, escrito por Fray Andrés de Olmos en 1533 o algunas glosas del Códice Vaticano A. Mas en las fuentes primarias, esto es, en códices cien por ciento mesoamericanos, incluso en el Códice Florentino no es posible encontrar a Ometeotl. Entonces, ¿no existe un principio dual del que surge todo lo existente en el universo? Claro que sí, pero no se llama Ometeotl, recibe otros títulos como: Ometecuhtli – Omeciuahtl o Tonacatecuhtli – Tonacacihuatl.
Regreso a Mikulska quien concluye que Ometeotl “es una creación de la mente europea con el fin de comprender el concepto de la dualidad en términos claros para ella”, es el resultado de renarración y resignificación de la cosmovisión mesoamericana.
No puedo negar que gracias a esta herramienta de pensamiento (Ometeotl), logré entender la dualidad, pero ahora se me ocurre que es como una suerte de bastón: una vez que hemos sanado la cojera que nos genera el pensamiento colonialista, no tiene sentido continuar con su uso y lo mejor, de ahora en adelante, será aprender desde el origen, sin la visión occidental que ha permeado por muchos años.
Estas reflexiones son apenas la punta del iceberg, pero son muy importantes para resignificar esto que somos y retomar la raíz verdadera. Ya los mantendré al tanto.
Espacio de reflexión decolonial sobre el mundo mesoamericano y
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