Gabriela Landetta
Factores culturales, económicos, de desapego y de falta de valoración hacia los adultos mayores, entre otros, propician que decidan dejar sus hogares para deambular en las calles, señaló Abraham Osorio Ballesteros, doctor en Ciencias Sociales con mención en Sociología, e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Al referirse a las personas en condición de calle, mencionó que se ha observado cada vez más personas de edades mayores que “desafortunadamente andan en esa situación”, aunque en la mayoría de los casos se trata de gente que sale a trabajar a la calle y permanece mucho tiempo afuera de su domicilio, pero luego regresan a él.
Sin embargo, explicó que era difícil tener estadísticas precisas porque se mueven constantemente. Además “muchas veces estas personas se sienten hostigadas por diferentes actores y tienen que verse en la necesidad de buscar espacios y de andar deambulando por diferentes lados”.
Osorio Ballesteros señaló que se ha observado debilitamiento de lazos familiares y/o comunitarios: “es decir, que en algunas familias percibimos que hay un debilitamiento del interés por mantener vínculo familiar con personas de edades avanzadas, lo que hace que varias de estas personas empiecen a considerar que su papel dentro de la familia probablemente ya no es fundamental”.
A eso se suma el hecho de que se devalúa cada vez más el rol que tienen los adultos mayores dentro de las familias, las cuales ya no les dan un papel importante.
“Incluso muchos de ellos llegan a sentirse de esa manera, porque dicen varios de ellos “es que ya no estoy colaborando”, por ejemplo; en términos económicos se sienten incluso mal consigo mismos, entonces va debilitando estos lazos fuertes dentro de su familia”
Esto puede ocasionar que en algún momento tomen la decisión de salir de sus casa por un lado, o que sus familiares ya no se quieran hacer cargo de ellos, señaló el investigador especializado en temas relacionados con la infancia y juventudes de grupos vulnerables, que incluye niños en situación de calle, y que en los últimos meses también se ha acercado grupos vulnerables de edades más avanzadas.
“Podemos identificar que varias de estas personas normalmente provienen de sectores en donde los recursos económicos son limitados; muchos de ellos vienen de comunidades al norte de Toluca, donde hay comunidades indígenas, en donde la pobreza es más intensa y esto hace que muchas de estas personas tengan dificultades”. Manifestó que en muchas ocasiones por desconocimiento, no acceden a programas sociales que podrían ayudarles a salir adelante.
“En lo particular, pienso que sería importante que las autoridades tuvieran un poco más de sensibilidad y de empatía para poder acercarse a las comunidades más marginadas que les dieran una difusión más cercana, más empática sobre los programas porque muchas veces estas personas no pueden acceder a programas, no por desinterés, sino por no tener conocimiento de que existen”.
(Foto: Gabriela Landetta)
