Aranxa Albarrán, colaboración especial desde Polonia
Considerados los lugares que alimentaban a la clase obrera antes de la caída del sistema comunista, los Bares de Leche de Polonia han sido clave durante los tiempos de crisis derivados de la guerra entre Ucrania y Rusia, al brindar hasta el día de hoy, alimento a más de cuatro mil ucranianos desplazados desde marzo de 2022.
Fundados a finales del siglo 19, los Bar Mleczny, como es su nombre en polaco, llegaron debido a autoridades socialistas, con la intención de tener un espacio para que la clase obrera se alimentara a bajo costo con alimentos hechos a base de leche y verduras, razón por la cual adoptaron su nombre.
Con el establecimiento de aproximadamente 40 mil bares en aquellos años, las personas salían de sus labores para llevarse un alimento a la boca que era comúnmente lo que hasta hoy se ofrece en el menú, el platillo de Pierogi.
Los famosos Pierogi polacos, es el platillo de mayor tradición en la gastronomía del país, están hechos de pasta rellena de diversas variedades como lo es de verduras, queso o carne.
Dichos alimentos son elaborados frenéticamente por las cocineras, que regularmente guardan en sus manos la receta tradicional que fue heredada por sus abuelas y madres.
Aunque en sus inicios, los Bares de Leche eran vistos como sitios de vergüenza para la población, hoy en día conservan una forma peculiar y un simbolismo que motiva a los habitantes de media clase -frecuentemente-, a hallar una comida nutritiva, con sabores que evocan al pasado y un espacio que es fundamental para que los más jóvenes integrantes de las familias, conozcan y se adentren en la cultura de su nación.
Ante tal relevancia, los Bar Mleczny son parte importante de la alimentación de aquellos que por decisión propia, y por razones de emergencia, arribaron a tierras polacas.
La familia Kondrat, proveniente de la ciudad de Lugansk en Ucrania, es una fiel consumidora de los platillos tradicionales de los comedores de atmósfera soviética.
El plato favorito de sus hijos que tienen la edad de 6 y 8 años, es la sopa ucraniana, que emerge en su paladar recuerdos de alegría, dicha sopa también es tradicional en Polonia y es mejor conocida por Barscz o borsch, como suele pronunciarse, cuyos ingredientes son betabel, vegetales, carne de cerdo, cebolla, sal, pimienta, vinagre balsámico y mantequilla.
Aunque no es de un aspecto amigable, es suficiente para dejar marca en la boca de quién la consume con un tono rojizo que parece avivar a las personas.
Los Kondrat se sientan, ordenan en la caja, toman dos vasos de agua hecha a base de frutas y esperan pacientes hasta que resuenan las paredes: ¡Barscz! ¡Dwie Barscz! El padre se levanta de inmediato, el rostro de los niños se invade de un brillo especial y comen de inmediato. Posterior a ello lanzan un nuevo grito: ¡Pierogi z mięsem! Del mismo modo camina rápidamente el padre y levanta los platos para llevarlos a la mesa.
Ordena dos platos, pues cada uno se integra de cinco Pierogi que son acompañados de cebolla con toques caramelizados.
Beben un último trago de agua, ríen un momento y se van, para continuar un día más en el sitio que desean que sea su hogar por al menos lo que resta del año, mientras el caos -con esperanza- aligera.
Tanto los Kondrat como miles de familias, no solo de Ucrania, sino de Polonia y países vecinos, consideran a los Bares como un sitio que debería perdurar en la nación.
(Foto: Aranxa Albarrán)
