Ivan Joatzay
Vértigo, un regreso exitoso al cine dosmilero
¿Imaginas quedar atrapado, incomunicado y sin posibilidad de sobrevivir? Esta idea conocida y ya explorada en múltiples ocasiones a lo largo del cine regresa esta semana para presentar la película Vértigo (Fall), una historia de suspenso que propicia los miedos tangibles como un camino poco ortodoxo al terror y el drama.
Bajo la mano de un director con explicita experiencia en la narración de películas de thriller, Scott Mann, llega Vértigo, una historia que sigue a Becky (Grace Fulton) y Hunter (Virginia Gardner), dos amigas alpinistas que, en busca de superar sus miedos, soltar el pasado y explorar sus límites, deciden escalar una vieja torre de telecomunicaciones con más de 600 metros de altura. Tras quedar varadas en la punta de la torre, con dos metros de suelo, y sin posibilidad de regreso al mundo, las dos chicas deberán poner a prueba sus habilidades de supervivencia ante la soledad y los calores extremos. Una historia que poco a poco ira escalando a sucesos lógicos pero impensables ante la adrenalina de caer.
Siendo vendida como otra película en el género, Vértigo llega a primera vista como una historia más de entretenimiento que no parece buscar más que sacarte un rato de distracción con una situación de carácter extremo, sin embargo, la aventura de las dos amigas crea una propuesta interesante que, con distintas herramientas narrativas, escala a un nivel distintivo de lo comúnmente visto para este tipo de cine.
Con una trama que se nutre a través de la relación de Becky y Hunter, Mann regresa de una manera contemporánea a los tintes del cine de terror noventero-dosmilero, recordándote historias como las conocidas ‘Destino Final’, ‘La Cabaña del Terror’ o, incluso, ‘Scream’, donde, al poner a un grupo de jóvenes en una situación de vida o muerte, las chicas tienen un crecimiento personal a partir del pasado y el presente, haciendo de esta una historia de suspenso épica que desborda las emociones y, a la par, puede atrapar a todos los espectadores con los problemas de las dos alpinistas.
Vértigo es una película que va subiendo el ritmo paulatinamente y, aun convirtiéndose en una película completamente diferente de su inicio a su final, se siente como una historia 100 por ciento tangible para los espectadores. Con un guion que crea una historia posible y aterrizada a la realidad, la aventura de Becky y Hunter surge como algo que podría ser inspirado de un caso autentico y, al mismo tiempo que lo cuenta, se las arregla para exponer y explorar los traumas y sensaciones que pueden surgir en uno ante el vértigo mismo.
El intento de escape de las amigas es uno que mantiene las emociones a raya en gran parte de la historia ante las constantes tomas y movimientos de cámara vistos a 600 metros de altura que, aunque podrían parecer grabados desde un estudio o con uso fijo de efectos visuales, son completamente auténticos con todas las filmaciones a exterior y en la cima de un acantilado con más de los 2000 pies de altura (evidentemente, con medidas de seguridad y precauciones para el proceso de filmación), creando la experiencia, al menos en las personas que genuinamente cuenten con vértigo, inmersiva frente a las alturas.
La historia, a pesar de ocurrir en un solo lugar y contarse con solo dos personajes, juega bien con los elementos que tiene y crea una historia interesante que, aunque ocasionalmente se pierde en la monotonía, va saltando de tonalidades argumentales entre la relación de Becky y Hunter y el enfrentar nuevos riesgos que surgen al estar en la cima del mundo y sin nada a tus alrededores.
Con el lema de “la supervivencia del más apto”, la historia de “terror” de altura crea un ambiente de riesgo y tensión a través de las actuaciones de sus protagonistas que, a pesar de no aportar una actoral, sí están a la altura de la situación y sobrellevan la historia externando todas las emociones, gritos y acrobacias por el querer sobrevivir a una caída mortal, siendo Grace y Virginia las que dan realismo a todas las escenas.
Vértigo destaca por lograr transmitir la experiencia del miedo a las alturas de una manera exitosa (aun para los temerarios sin miedos) a través de su cinematografía donde, con el uso de ópticas angulares, tomas en picada y encuadres cortos, expresan la ansiedad y dimensión de las alturas extremas de una manera directa y precisa pero que, aun así, te pueden dejar pensando ¿cómo se filmó esto ¿qué tan riesgoso fue? ¿qué es real y qué no?
Con una algunas tomas de fotografía, la grabación de esta historia aprovecha la oportunidad de composición ante el minimalismo y el estar en un mismo espacio de altura para construir imágenes atractivas a través de los pocos recursos que tiene, haciendo de la iluminación y clima de distintas horas del día un elemento fresco que constantemente está cambiando la visión del mismo espacio en la torre.
Entre las sorpresas, y sin dar spoilers, es de decir que esta película propone giros inesperados y sucesos extremos que, aunque no son efectivos para todos, poco a poco van haciendo de la película de Matt una historia con mucha más dimensión personal y que explora el significado de la vida ante la muerte a través de los ojos de Becky y Hunter.
Vértigo llega como una opción interesante y poco sonada pero que puede llegar a sorprenderte en varias ocasiones y, aunque requiere de una fuerte atención y paciencia para sobrellevar su historia, crea emociones fuertes y situaciones de tensión donde tú mismo te encontrarás saltando o con los nervios de punta ante la idea de caerte de tu asiento.
(Foto: Lionsgate)
