¿Para cuándo la reforma administrativa de AMLO?
Aquellas personas que no están dispuestas a pequeñas reformas, no estarán nunca en las filas de los hombres que apuestan a cambios trascendentales.
Por: Ramón Cuevas Martínez*
El Presidente López Obrador está emprendiendo desde 2019 una reforma de gran calado, que trastoca funciones e instituciones, para ello ha planteado lo que quiere con cada una de las áreas que pretende reformar, por ejemplo en Pemex quiere lograr la autosuficiencia de combustibles. En otro orden de ideas, ha señalado la necesidad de eliminar organismos reguladores, esta última propuesta de reforma me recordó un discurso de Luis Donaldo Colosio donde resaltaba la necesidad de “gobernar más para el desarrollo y menos para la regulación y el control”.
Podemos estar o no de acuerdo con estas reformas, es opcional apoyarlas o rechazarlas, sin embargo, quiero llamar la atención sobre el hecho de que tales iniciativas no ha sido acompañada por ningún especialista en la materia que ayude a determinar el mejor organigrama y el mejor modelo que permita a las dependencias seguir funcionando sin mayores contratiempos y reformándose al mismo tiempo. Se ha cumplido en viejo adagio administrativo: “Sin táctica, ninguna estrategia funciona”.
Un segundo inconveniente ha sido mezclar los objetivos de su reforma administrativa con comentarios convencionales de su conferencia mañanera, “en el neoliberalismo se atracaba al pueblo”, o “no somos como los que estaban”, lo que ha convertido a las instituciones propuestas a reformar en blancos fáciles para los opinólogos de redes sociales, pues prácticamente ha abierto las puertas a la crítica improvisada sobre temas eminentemente técnicos.
Por ejemplo, es claro que a López Obrador le urge contar con una dependencia que direccione sus programas sociales con criterios de rentabilidad política, al ver que CONEVAL no le sirve para ese propósito arremetió contra sus directivos acusándolos de nunca estar en campo para operar los programas sociales, distractor perfecto para la prensa, quienes también desconocen que a este noble organismo le corresponde la evaluación de los programas, no la operación.
Caso similar sucedió con el INE, donde mezcla argumentos de fácil entendimiento para la ciudadanía al decir que es el organismo más caro del mundo para organizar elecciones. Otro caso emblemático es CONAPRED, a quien acusa de no defender los derechos de las personas discriminadas. Nadie en su sano juicio puede estar en desacuerdo con tal afirmación, pero tampoco es del todo cierta, dado que con los pocos recursos con que cuenta, este organismo fue capaz de impulsar legislación antidiscriminación en la totalidad de estados del País.
El presidente no está equivocado al emprender una reforma administrativa, de hecho, es tan urgente que a mi juicio, no puede postergarse más en el caso del sector salud, donde su desmantelamiento en los últimos 20 años está cobrando una amarga factura en estos momentos. La última reforma de gran calado que se realizó a la estructura y funcionamiento de administración pública federal data de la época de los 70´s, donde tuvieron un papel fundamental los especialistas Alejandro Carrillo Castro y José Chanes Nieto (DEP), desde la entonces Secretaría de la Presidencia.
*Consultor en Gobernova
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