“El mejor modo de ocultar las cosas es actuar como si no hubiera nada que ocultar” Francis Bacon.
SE PUEDE SABER BARAJAR LAS CARTAS Y NO SABER JUGAR BIEN: En los últimos siete días, México (36.2) alcanzó el primer lugar en muertos por el Covid-19 por cada millón de habitantes, en segundo Brasil (33.6), en tercero Sudáfrica (32.5) y en cuarto Estados Unidos (21.6); Japón (0.2) con una población similar a México, ocupa el lugar 20. La pandemia está colocando en las páginas de la historia mundial, tanto a los líderes íntegros, como a quienes están muy distantes de serlo.
Nueva Zelanda, dirigida por una mujer, Jacinda Ardern, llegó a 100 días sin nuevos contagios de Covid-19 y no obstante, sus autoridades sanitarias advierten que no se puede bajar la guardia. Con cinco millones de habitantes y 1,219 casos de coronavirus desde febrero, hoy es ejemplo a seguir según la Organización Mundial de la Salud, OMS.
¿Qué hace la diferencia? Para enfrentar la pandemia exitosamente, se requieren líderes que, al mismo tiempo que gestionan la crisis adecuadamente, construyen el futuro de su nación, como Jacinda, la jefa de gobierno más joven del mundo que recientemente cumplió 40 años de edad. La dama de las cuatro décadas es integra. La integridad protege de la hipocresía y de la vanidad.
Lamentablemente en América, tenemos la antítesis de estos liderazgos paradigmáticos; aquí han sido ineficientes gestionando la crisis al tiempo que destruyen el futuro de la nación que gobiernan. Trump, Bolsonaro y AMLO son igualados por su negativa a usar cubrebocas y por su lenguaje político coloreado para tratar de enmascarar la realidad, además comparten un perfil temerario, de mezquinos, hipócritas y vanidosos. Su gestión se asemeja a aquellos cuadros pintados en la Edad Media, con esas escenas en donde representaban a la humanidad como a un grupo de pasajeros de un barco, a quienes les es indiferente el rumbo hacia el que navegan. Ignoran su destino.
Para el padre del utilitarismo, el filósofo y economista inglés de la ilustración Jeremy Benthan: “el verdadero peligro de la hipocresía no es que permita a las personas aparentar lo que no son, sino que impida a las personas diferenciar entre un modo de hablar con significado y el mero parloteo”.
Como la “cuatrote” y su estilo paranoide. Cada vez que no están de acuerdo en cualquier asunto, prefieren discutirlo que resolverlo. Son mentirosos patológicos que siguen la ley del más mínimo esfuerzo. Saben que su base social se asemeja a un montón de leña seca, de ahí su discurso estruendoso e incendiario. Los enganchan irritándolos no educándolos. Siguen la máxima “divide y vencerás”. Polarizar es lo suyo.
Bien les valdría a esta tercia, leer la columna publicada en el diario Reforma el día de ayer por Enrique Olvera, el mejor chef mexicano y dueño del Pujol. Cito su último párrafo:
El Síndrome de superioridad que supone pensar que tus deseos son órdenes es característico de un segmento de la población que erróneamente piensa que, dada su capacidad económica o poder político, todos los demás estamos a su servicio. El famoso “no sabes quién soy” que resuena en múltiples ocasiones en casi todas las industrias de servicio, también podría ser causa de contagios de gente que caprichosamente se niega a hacer algo tan sencillo como ponerse un cubrebocas en medio de una pandemia que tiene sometido al planeta entero.
Cierro recuperando lo dicho de manera muy puntual, por el alemán Joschka Fisher político, consultor y académico de la Universidad de Princeton ha señalado:
No nos hagamos ilusiones respecto de lo que puede y debe venir a continuación. La pandemia ha generado crisis tan profundas y abarcadoras que el resultado inevitable será una redistribución radical del poder y de la riqueza a escala global. Las sociedades que se hayan preparado reuniendo la energía, el conocimiento y las inversiones que se necesitan saldrán victoriosas; las que no consigan ver lo que viene se encontrarán entre las perdedoras.
Ante tan contundente sentencia, ¿por qué mirar con rencor el pasado cuando el presente no es para nada mejor y el futuro nos amenaza? Es tiempo de hacer a un lado la demagogia, la hipocresía y las claquetas. ¿Acaso queremos que nuestro país acabe convertido en una combi?
Twitter: @dondamaso40
Foto: Esteban Lopez en Unsplash
