Laura Barreal Danel
¡¡¡¡Muy queridx lectorx !!!…..Saludándole con un gusto enorme, con mis deseos de que Usted y su familia gocen de salud y sean receptores de abundantes bendiciones. Asimismo, aprecio y agradezco el tiempo y espacio que en su agenda dedica para leer éstas líneas, dedicadas el día de hoy a una de las lecciones que la pandemia nos va dejando, “volver a lo esencial”…
Pero…, ¿qué es lo esencial?…..A veces nuestra vida se convierte en una carrera de constantes búsquedas de satisfactores pasajeros, para experimentar tal vez la sensación de que nosotros también podemos acceder a esto o a aquello, sin advertir que la indemnización que recibimos es también fugaz y pasajera y, sin reparar comenzamos a caer en una dinámica en la que, al momento en que la “satisfacción” se ha esfumado, en automático iniciamos la búsqueda de otro igualmente efímero y transitorio……y así sucesivamente, acostumbrándonos a vivir constantemente insatisfechos pero, con la ilusión permanente de encontrar un nuevo motivo para advertir una nueva ilusión, no obstante su posible corta duración.
Hace poco escuché en una interesante reflexión al respecto, en la que el de la palabra, compartía que muchas veces, en nuestra vida nos encontramos en tanta búsqueda, que nos vamos llenando de muchas cosas y bagatelas, como si nos encontráramos en un supermercado atiborrando nuestro carrito de todo aquello que nos gusta, que se nos antoja,….sin importar si realmente necesitamos llevar tantas cosas, si nos serán de verdadera utilidad y no ponemos nuestra atención en lo esencial.
¿Dónde se quedó lo fundamental?…¿Dónde quedó lo que realmente se necesitaba en casa?… y que por distraernos simplemente en lo que nos atraía, olvidamos lo que realmente estábamos precisando.
Si reflexionamos en nuestra vida familiar….,¿dónde han quedado las necesidades de nuestros seres queridos?….pero, las necesidades humanas: afectivas, espirituales…, no simplemente los requerimientos materiales sino la necesidad de atención…, escucha…, tiempo compartido…, disfrute y goce de tenernos unos a otros…, etc. etc.
Al pensar en nuestra vida de pareja… ¿dónde ha quedado el amor…, las ilusiones…, los sueños compartidos…, la ayuda mutua…; aquello que nos ilusionó para comprometernos hasta que la muerte nos separara…., todo lo que nos prometimos mutuamente el día de nuestro matrimonio?
Ya hemos apuntado cómo es que la pandemia ha puesto de relieve entre otras cosas, la fragilidad y la vulnerabilidad humana, ante la posibilidad de ser infectados por el virus y de morir. Cruda realidad que nos ha venido a recordar nuestra “finitud”; que nuestra permanencia en éste mundo es pasajera, que nuestra verdadera patria no está en la Tierra y, que los creyentes sabemos que la muerte es el paso que todos daremos en algún momento para encontrarnos con Dios…., ya que estamos llamados a la eternidad, a la trascendencia.
Si reflexionamos al respecto, nos daremos cuenta de que hemos caído en una especie de monotonía, trabajando en muchas cosas, ajetreados por los tiempos (que por cierto, no nos dan para cumplir esas saturadas agendas), tratando de dar cumplimiento a todos los pendientes y compromisos. Llegando al final del día, pensando en lo que nos faltó por hacer…; lo re-agendamos para el día siguiente……Para entonces, comenzar una jornada ya desfasados y por tanto, ya estresados debido a la saturación de temas pendientes de atender……
Trabajar en tantas cosas nos ha llevado a olvidarnos de lo esencial, que la pandemia y el confinamiento nos ha puesto de relieve. Hemos olvidado el sentido de la vida que nos ha sido donada y…. ¿para qué nuestro paso por el mundo?
Por tanto, vislumbramos la necesidad real de “volver a lo esencial”, en nuestra vida personal , en la vida de matrimonio, en la vida de familia, porque como decía el hablante…., fácilmente se nos va escapando, como el agua entre los dedos.
¿Dónde ha quedado la trascendencia a la que estamos llamados?…..SI, estamos llamados a vivir en comunidad, razón por la cual hemos nacido en una familia, a la cual pertenecemos y en la cual hemos sido amados (en el mejor de los casos); educados, preparados para salir al mundo a construir la propia vida con las herramientas ahí recibidas, ejerciendo nuestra libertad en cada elección que hacemos y de cada cual, habrá consecuencias para nosotros y para quienes nos rodean.
No perdamos de vista que somos seres humanos, creados a imagen y semejanza del Creador pues somos los únicos seres de la creación que poseemos la capacidad de comunicarnos con Él, quien nos ha donado la vida y, para los creyentes, de la cual tendremos que rendir cuentas.
Es claro que la crisis por la cual estamos atravesando la humanidad entera, nos ha llevado a reflexionar sobre la importancia de salir de nosotros para mirar al otro pues el confinamiento nos enseñó que cuidándonos nosotros, cuidamos de los demás, es decir, nos mostró que la solidaridad ha resultado fundamental para hacerle frente al coronavirus, a partir del encuentro con nuestra realidad personal, en medio de una familia que también ha tenido que volver a encontrarse para convivir, obligados por la circunstancia, y muy probablemente ha sido necesario “reaprender” a hacerlo, pues habíamos dejado de convivir.
Inclusive, tal vez desconocíamos la realidad personal de nuestros seres queridos y que son ellos quienes, hoy por hoy, nos están apoyando si es que, perdimos el empleo, si tuvimos la desgracia de contraer el virus, o quizá si hemos sufrido la pérdida de alguien que amamos, sintiéndonos tristes y abatidos, siendo reconfortados en el dolor, la tristeza o la misma desesperación, por el amor de nuestros seres queridos de quienes tanto nos habíamos alejado, simplemente dando por hecho que ahí estaban…..
Quiero pensar que hemos redescubierto que, al final lo más valioso que tenemos es la vida, la salud y el amor familiar que tanto se ha descuidado en la sociedad con ritmo vertiginoso; individualista.., consumista…., materialista…., egoísta…, hedonista, en la cual el descuido del amor y de la cercanía familiar, nos había convertido en seres incapaces de mirar al otro, de vivir la gratitud, la fraternidad o de perseguir el bien común.
Sin duda, si hemos sido bendecidos hasta hoy, teniendo vida, salud, familia, haciéndonos conscientes de nuestros propios límites, estamos siendo invitados a volver a lo esencial y, en palabras de Claudio Rolle, cuando pensamos en los conflictos sociales –y también en la pandemia-, como situaciones excepcionales de tensión máxima, la desconfianza y el temor se exacerban, la incertidumbre se hace cotidiana. Pero, subraya que lo más importante es: “que nos hace conscientes de nuestros propios límites, y al mismo tiempo, de nuestras posibilidades. Que, en tiempos de crisis existe la posibilidad de pensar mejor, aprendemos a amar la vida, descubrir cosas que no habíamos visto, mirar con otros ojos y, desde luego, a vivir con gratitud.
El autor acota que la muerte es parte de la vida, pero cuando se presenta de manera tan persistente y numerosa, cuando se transforma en un fenómeno social, cuando la vemos y nos impacta por lo implacable y doloroso, aparece el sentido del límite y agrega que podemos concluir, que nuestra tarea es hacer la vida mejor para los demás y nosotros mismos.
Estimado(a) lector(a)!! Siempre existe la opción, para cada uno de nosotros de utilizar nuestra libertad para “elegir” lo que consideremos pertinente….. ¿Deseamos “elegir” la vuelta a lo esencial?….. para apreciar lo valioso, cuidando de nuestra vida y de la de los demás y también la del medio ambiente, que nos ha sido dado por El Creador para nuestro disfrute!!!!…….
¡Deseo de corazón para Usted y para su familia, paz, salud y abundantes bendiciones!
Y…¡¡¡Hasta la próxima!!!, queridx lectorx
