La muñeca Lele, embajadora de la artesania mexiquense en el mundo

Aranxa Solleiro

Las mujeres andantes del territorio mexicano, podrían enfocarse en grupos femeninos como las zapatistas, que nunca cesan alzando los puños al cielo en defensa de su tierra, las mujeres mazahuas, que deslizan sus pies por terrenos circundantes y lejanos para alcanzar un sustento, las mujeres wixarikas, de ojos ahumados por el sol del atardecer y las mujeres otomíes, que no solo con sus pies van dejando huellas en el país, sino que con sus manos, reflejan la pasión de su tierra y su cultura al crear maravillosas artesanías, conllevándolas a la creación de la viajera más famosa de México.

La muñeca Lele, de colores de arcoíris fosforescente, ha invadido de luminosidad no solo entidades mexicanas, sino también países como: Inglaterra, Australia y China, cuando en el 2019 la embajada mexicana decidió crear lazos entre naciones y representar la belleza de las mujeres y niñas otomíes a través de la pequeña artesanía.

“Lele” significa en Otomí “bebé”, lo cual sin saberlo, hemos hablado al mencionar su nombre más de una sola vez la lengua de 288 mil 052 hablantes pertenecientes a la cultura indígena, según el Atlas de los Pueblos Indígenas de México, aunque cuenta con nueve variantes dependiendo de la zona en la que se encuentren establecidos, sus tradiciones son las mismas y la formidable creación artesanal se presente en cualquiera de sus manos.

Su origen fue en Amealco, Municipio perteneciente a Querétaro, no obstante, su producción se dio en cada una de las entidades con población Otomí, las cuales son el Estado de México, Hidalgo, Guanajuato, Querétaro, Puebla y Veracruz, siendo conocida por pobladores y turistas no parlantes de la lengua como “muñeca de trapo”. A pesar de que el nombre sea un acto deleznable para algunos de sus artesanos y pertenecientes a la cultura, han aceptado que Lele sea reconocida para enaltecer no solo la creatividad de su mente y manos, sino de su alma y raíces. Especialmente por darles la oportunidad de ser valorizados a través de ella.

Actualmente Lele es considerada como Patrimonio Cultural, siendo nombrada así desde el 18 de abril de 2018, particularmente por su autenticidad al ser hecha a mano con bordados y paciencia inaudita de sus artesanas, ya que es bien sabido, que el corazón de cada una de las muñecas, son creados por mujeres otomíes. Su elaboración consiste de los siguientes elementos: trapo para elaborar el cuerpo, una blusa de manga larga hecha con tela de “Jacquard” de color y holanes con encaje. Una faja en la cintura de nombre “chincuete” y la falda rallada con encaje en lo alto de ella. En cuanto al peinado, se presenta de dos trenzas adornadas por listones de colores y su objetivo a través de cada aspecto es representar a las niñas de las comunidades otomíes.

No obstante el empeño y esfuerzo de cada una de las artesanas para su elaboración, hay empresas, especialmente de capital extranjero, las cuales se han apropiado de la artesanía, así como de su significado para elaborarlas masivamente y exportarlas o venderlas bajo la insignia de ser originales y auténticas, empero, la perpetración que se obtiene a la cultura indígena por medio de esto, se percibe por ellos como un acto soez e injusto, dado que el mayor de sus sustentos subyace en su producción artesanal.

A inicios del año pasado la Casa Queretana de las Artesanías (CQA) mencionó que la venta de Lele había aumentado un 148 %, sin embargo, las inclemencias impuestas por la pandemia, han derivado en graves afectaciones de venta de artesanas, teniendo que aceptar regateos y un alto o decrecimiento en su producción.

A pesar de la gira internacional de Lele en tamaño gigante para la atracción de turistas al país, el respeto por el trabajo de elaboración y la valorización continúan sin verse del todo, dado que artesanos otomíes permean entre una situación agravante de falta de apoyo y la mejor viajera de México permanece sin movimiento.