21/Mar/2023
Portal, Diario del Estado de México

Gaslight, violencia por juegos mentales

Fecha de publicación:

Aranxa Solleiro  

Ella vivía refugiada en ideas que pasaban por su mente constantemente, la intención de despojarse de manías ajenas y de conceptos trivializados sobre el significado de una relación amorosa, le permitían enredarse en un mundo donde las injusticias permeaban en su ambiente sin siquiera saberlo.  

Sandra de 26 años, vive en la ciudad de Toluca desde su primer respiro, su enamoramiento por la ingeniería y los números, la llevaron a estudiar en una de las escuelas más prestigiosas del país. Su esfuerzo no solo tuvo que depender de una disciplina rigurosa para no presentar fallas en su aprendizaje, sino también de trabajar cada día en un restaurante como mesera, para sustentar sus estudios, ya que la beca otorgada no fue suficiente.  

La historia fluía bien, la vida se presentaba con bifurcaciones que pretendía darle impulso en su profesión para alcanzar sus objetivos. Sin embargo, en el último semestre de sus estudios, conoció a Felipe, su ex pareja, con quien vivió un año en un departamento, con la intención de crear una familia y un refugio en el cual nadie pudiera perpetrar su tranquilidad.  

“Felipe y yo nos conocimos estudiando la carrera, era un chico muy agradable cuando lo empecé a tratar, era atento, me trataba como se dice: “ como una reina”. Siempre tenía detalles de su parte, aunque no fuera una fecha especial y hasta cierto punto, me sentía impulsada por él para seguir adelante y alcanzar mis metas. Tal vez el error fue que llegamos a tener una relación monótona, en la que ya nos parecía muy repetitivo todo, cada uno estaba enfocado a sus cosas y pues muy poco alimentábamos nuestro tiempo juntos.” Mencionó. 

Al casi fin de su relación, los comentarios de él hacia ella se volvían un cúmulo de misiles que penetraban su alma: “estás mal, ni siquiera te acuerdas bien de lo que pasó, no tienes por qué reclamar”. “Sí, pero lo que tú haces resulta peor, tus actitudes de niñita no te dejan tomar decisiones firmes.” “¿Ya vas a empezar? Seguramente vas a decir que te pondrás triste. Olvídalo, ya.”  

“No pensé que me fuera a afectar tanto todo lo que me decía, al inició me causaba gracia, de hecho, pensaba que eran broma porque él es así, muy bromista pero cuando fue diciéndolas con un tono más serio y cambiando su mirada, entendí que era algo real y algo me decía que no estaba bien. De inmediato llamé a una amiga que es psicóloga y le conté, ella me dijo que era un tipo de violencia y se relacionaba a un tema que ya hoy se menciona más, el “Gaslighting”. “Argumentó.  

El término, se remite a la obra de teatro y película de nombre “Gaslight” en los años 1938 y 1944 respectivamente, en la cual el varón que actúa como pareja de la mujer protagonista, le hace creer que actúa de manera imprecisa y cada día recrea un escenario de elementos producidos en su hogar para auspiciar su creencia sobre la mala consistencia de su salud mental.  

La mujer se rinde ante eso y crea un imaginario solido en su mente, creyendo que la culpable y verdadera persona en mal estado es ella, mientras la pareja aprovecha de un abuso emocional constante. (Wilkinson, 2017: http://bit.ly/3lu6Hdc).  

“Me empecé a creer muchos comentarios que me decía, por ejemplo, que estaba mal o que estaba loca, o que realmente yo era la culpable de cualquier problema que surgiera, me empecé a sentir muy ansiosa, como que ya no confiaba en mí misma. Decidí buscar por eso una opinión profesional para que me ayudara a darme cuenta de que todo era algo creado en mi cabeza, por las actitudes que él tomaba conmigo, especialmente sus comentarios.” Dijo. 

Las respuestas de la psicóloga a quien acudió, le dieron a conocer este tipo de maltrato, especialmente machista, en donde las mujeres son constantemente culpabilizadas por cualquier tipo de acción o decisión que tomen, para que la mujer se sienta con el peso de resolver el malentendido y pedir perdón para que la pareja se sienta tranquila y el juego continúe.  

“Jamás pensé que esto sucediera, la verdad sí llegaba a pensar que yo era la que provocaba todo lo malo. A pesar de que nunca me maltrató físicamente, tenía miedo de que lo hiciera en cualquier momento, sobre todo después de haber hablado con mi amiga, así que decidí terminar la relación. Me costó mucho porque constantemente me decía que se iba a suicidar por mi culpa o que nunca me iba a dejar, pero mi familia y amigos me ayudaron en todo momento. Hoy estoy tranquila, ya tiene siete meses desde que terminamos, pero sigo en terapias para mejorar mis momentos de ansiedad y sé que todas merecemos la misma paz. Ojalá se conociera más sobre estos temas y tipo de violencia. No todo es un campo de rosas como creemos.” Finalizó. 

(Foto: Aranxa Solleiro)  

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