Ramón Cuevas Martínez
Las cuentas claras y el chocolate espeso. Dicho popular
Estamos pagando los saldos de sistemas electorales que aún no logran acreditar plena confianza en los diferentes momentos de una elección. A 20 años de contar con elecciones democráticas, todavía hay una debilidad institucional que no resiste mucho tiempo las opiniones sesgadas de los siempre existentes malos perdedores de la última contienda electoral.
Este fenómeno, propio de los países emergentes, hizo que desde 2010 la Organización de Estados Americanos (OEA) trabajase en una norma para estandarizar los procesos electorales que se gestan en los organismos electorales.
Esta decisión fue del todo acertada, pues todos los procesos que fortalecen la economía y la sociedad mundial se encuentra sujetos a normas de cumplimiento.
Así surgió ISO 9001, Sistemas de Gestión de Calidad, una norma internacional que establece los elementos con los que una organización (pública o privada) debe contar para tener un sistema efectivo que le permita administrar y mejorar la calidad de sus productos o servicios. Sin duda alguna es un mecanismo que ha permitido mejorar la prestación de servicios.
¿Qué pasa con aquellas instituciones públicas que rebasan la especialización de los servicios que prestan, en este caso, los servicios electorales?
Actualmente es posible, con la implantación de la norma ISO/TS 54001
Sistema de Gestión de la Calidad Electoral (SGCE), hacer procesos electorales confiables y de alto valor para todas las partes que participan en una elección, pues retoman como base los requisitos de 9001 y mejoran el desempeño mediante mejores prácticas internacionales de elecciones.
Un Sistema de SGCE tiene como finalidad demostrar la capacidad de un organismo electoral para gestionar elecciones mediante votación secreta, los que proporciona resultados confiables, transparentes, libres y justos. También aumenta la confianza de los ciudadanos, candidatos, organizaciones políticas y otras partes electorales interesadas, por medio de procesos para la mejora continua.
Para lograr este cometido ISO 54001 declara requisitos específicos para ocho procesos propios de cualquier sistema electoral:
- Inscripción electoral; asegurando que la información de candidatos y electores sea fiable.
- Inscripción de organizaciones políticas y candidatos; garantizando que su reconocimiento sea legal y se les habilite para poder participar en el proceso.
- Logística electoral; promoviendo que se cuente con los recursos humanos y materiales necesarios.
- Emisión del voto; suministra registros verificables de todos los votos emitidos, sean electrónicos, en papel o de cualquier otra forma.
- Conteo de votos y declaración de resultados; los requisitos de esta etapa aseguran el apego normativo al momento de generar el escrutinio electoral.
- Educación electoral; se promueve la toma de conciencia del votante, de las organizaciones políticas y de los procesos de inscripción de candidatos.
- Fiscalización del financiamiento de campañas electorales; se verifica la elegibilidad y legalidad para recibir información, así como realizar el seguimiento de los gastos.
- Resolución de conflictos electorales; se asegura el cumplimiento con todos los procedimientos requeridos por ley, tanto antes como después de la resolución, y permite la coordinación con los organismos judiciales responsables de resolución de conflictos.
La norma también reconoce que en cada país estos procesos se desarrollan en diferentes Poderes del Estado, y también en diferentes niveles de gobierno, por lo que la certificación puede solo considerar el apartado correspondiente al alcance de las facultades de cada organismo electoral o de las fiscalías que llevan a cabo la calificación.
*Consultor en Gobernova
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