¿Cómo una aristócrata termina pariendo en una cueva?, ¿cómo es que debe caminar kilómetros y kilómetros con los pies sangrantes?, ¿cómo se vuelve testigo de la barbarie realista decapitando niños?, ¿cómo es que de pronto deba luchar por escapar de prisión?…
Leobardo Hernández
Hoy se conmemora el natalicio de Leona Vicario, cuyo nombre completo es María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, quien nació el 10 de abril de 1789 en la Ciudad de México y es reconocida porque su nombre se conserva en monumentos y calles; sin embargo, pocos advierten la importancia de esta mujer en la vida nacional. A propósito de dicha circunstancia, aprovechamos para hablar de un libro que retrata a la mujer que recibió el título de “Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria”, otorgado por José María Morelos, y que Antonio López de Santa Ana rindiera funerales de estado a su muerte, el 21 de agosto de 1842.
Sin duda, el personaje femenino independentista más popular es Josefa Ortiz de Domínguez, indiscutible, pues además tiene cercanía con los iniciadores de la insurrección contra la corona española: Hidalgo, Allende, Aldama. En la escuela, desde niveles básicos, estos se enarbolan junto con alguna decena más de combatientes icónicos, entre los que incluso destaca Andrés Quintana Roo, mientras el nombre de “su esposa” es relegado a alguna que otra mención de datos curiosos de la historia.
Celia del Palacio, novelista e historiadora, se dio a la tarea de investigar a doña Josefa y otra mujer: Leona Vicario, antes de la conmemoración de los 200 años del inicio del movimiento independentista. La autora afirma que le pareció más sensato destacar la figura de Vicario, pues además estaba prácticamente en el olvido, por lo que su estudio se volcó en dirección a la biografía de la capitalina. Esto finalmente desemboca en Leona.
La atmósfera narrativa es impecable, el lector prácticamente puede contemplar edificios, campos de batalla, gente, aromas, estruendos, entre demás elementos sensoriales que inevitablemente enganchan.
Con lenguaje sencillo, expresivo y fluido, la novela discurre por distintos escenarios desde la juventud de la protagonista hasta momentos álgidos de la guerra; la transición por distintos contextos adquiere una carga significativa que funciona a menara de correlato, es decir, que emociones y entornos se conjugan con el fin de que el espectador viva momentos catárticos a lo largo de la historia.
La obra nos cuenta cómo es que, desde muy joven y gracias a lecturas prohibidas, Leona adquiere el pensamiento combativo contra el estatus opresor de la monarquía, siendo que ella misma era parte de la aristocracia de la época. La decisión de participar en reuniones secretas nace a partir de las ideas políticas que ha estudiado.
El amor nunca falta; un joven Andrés Quintana Roo es convencido por la muchacha para integrarse a las reuniones conspirativas, el personaje que posteriormente sería el marido de Vicario es redimensionado, pero no pierde el valor histórico; este hecho hace que la narración tenga objetividad y verosimilitud.
Dentro de los espacios destaca Toluca, el lugar donde la protagonista toma nuevo impulso, pues una serie de adversidades ha prácticamente devastado a Leona. La revolucionaria lucha contra distintas barreras: su condición de género, su condición social, su condición de “raza”, su condición ideológica; lo que implica una gama de situaciones que hacen de ella un personaje complejo, multidimensional y entrañable.
La mezcla de ficción y documentos históricos no siempre da buenos resultados, no obstante, la autora logra conjugar ambos componentes ofreciendo la siempre fascinante oportunidad de conocer parte de la historia de una mujer que, con voluntad, convicción y perseverancia, dio rumbo al nacimiento de una nación.
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