Lucio Ramírez Medina*
Gobiernos con Responsabilidad Social; Exigencia, más que Redundancia
Aunque pudiera parecer una redundancia por ser su obligación, más bien es una exigencia social el que los gobiernos se conduzcan con responsabilidad social para garantizar en sus programas de acción, resultados con sustentabilidad, sostenibilidad, gestión, calidad de vida, ética, vinculación con la comunidad y comunicación efectiva.
La responsabilidad social de los gobernantes empieza con una actuación transparente hacia los ciudadanos, a quienes se deben por el voto otorgado para el desempeño de sus funciones, por lo que están obligados a servirles con eficacia.
En la medida en que una administración pública pone sus decisiones, obligaciones, obras, avances y manejos financieros sobre esa vitrina de cristal abierta a la sociedad, como lo son los portales digitales de transparencia, automáticamente le está abriendo la puerta a la eficiencia y se la está cerrando a la corrupción.
La corrupción asoma en los gobiernos con el conflicto de intereses, de ahí que aflore y se arraigue en las gestiones que se niegan a transparentar el ejercicio de su función, para privilegiar los arreglos al margen de las leyes y la normatividad administrativa.
Un síntoma claro de las administraciones públicas que no quieren cumplir con su compromiso esencial de servir con honestidad y eficiencia a la sociedad, es la negación sistemática a las mediciones por resultados, sobre la aplicación del presupuesto anual ejercido.
El error más común en los cargos de mando en los gobernantes, es dejar de reconocerse como servidores públicos y erigirse como dueños de los recursos humanos, materiales y económicos, por creerse superdotados que no necesitan de la guía de la ley en su actuación.
Las muestras más claras de estas conductas nocivas se reflejan en los funcionarios que dicen una cosa y hacen todo lo contrario, así como en su convicción enfermiza de asumir el cargo público con una visión utilitarista.
Vale la pena recordarles a todos quienes ejercen un cargo público que su paso por los gobiernos es efímero y que en las administraciones públicas las huellas de cada actuación, lo bueno, lo regular y lo malo, quedan registradas, y tarde o temprano salen a la luz pública para el reconocimiento o la condena, por lo que bien vale la pena ajustarse a los programas de transparencia, rendición de cuentas y evaluación por resultados en cada ejercicio anual del presupuesto.
*Licenciado y Maestro en Periodismo
@luciorm
