La familiaridad de la audiencia con la icónica obra de Bizet representa un enorme reto para quien decide montarla, reto que Betsabé del Valle, estuvo dispuesta a asumir, pero en sus términos.
Ximena Barragán
“Todo el mundo piensa que conoce Carmen”. En las páginas de un libro, escenas de alguna película y hasta en episodios de caricaturas (bugs bunny); la mayoría de los consumidores culturales hemos tenido un acercamiento a “Carmen”, sin duda uno de los principales referentes operísticos de la historia.
La familiaridad de la audiencia con la icónica obra de Bizet representa un enorme reto para quien decide montarla, reto que Betsabé del Valle, estuvo dispuesta a asumir, pero en sus términos.
Desde una perspectiva femenina y en un municipio que recibe su segunda alerta de género, la directora escénica estaba determinada a hacer una diferencia “Carmen es un FEMINICIDIO y no podemos seguir contando la misma historia” asegura.
Así, al respetar siempre la visión original, y con la licencia creativa del Gerardo Urban (Director General del proyecto), Betsa creó e implementó en el montaje una serie de simbolismos que reforzaran la imagen de la protagonista, como la imposibilidad absoluta de tocarla “ningún personaje puede tocar a Carmen … eso podría representar un acuerdo tácito”.
Bajo dichas premisas, Del Valle dirigió a más de 300 artistas, entre cantantes, actores, bailarines y hasta niños; a quienes supo dirigirse en sus respectivos términos para lograr el trazo de movimientos que respetaran los tiempos musicales y requerimientos del instrumento de trabajo de cada uno. (Foto: Especial Portal)
