la-reforma-judicial-va

La reforma judicial va

Rene T. Pérez Ávila.

Cada día se acerca más la fecha, el próximo 1 de junio, los ciudadanos acudiremos a las urnas a realizar un ejercicio democrático sui generis, por primera vez los mexicanos y mexicanas elegiremos a las personas juzgadoras que reemplazarán a los funcionarios que hasta la fecha se desempeñan en los altos cargos de la Judicatura Federal y también en el Poder Judicial del Estado de México, será sin duda un ejercicio inédito que enfrentará muchos retos, el primero es el abstencionismo, un mal que hemos venido, arrastrando desde tiempos inmemoriales, un fenómeno que demuestra la falta de cultura cívica, que por desgracia caracteriza a muchos mexicanos, la indiferencia en el ejercicio del voto, que luego se traduce en injustificado repudio al resultado de las elecciones, pues no se puede criticar el resultado de una votación a la que no se participó. Que no sé quejen los ciudadanos de que las elecciones y su resultado no reflejan la voluntad popular, si está no se manifiesta en las casillas, tampoco se vale adoptar posturas conformistas diciendo que todo está ya arreglado, o que son los mismos métodos de siempre; es tiempo de reflexionar y de aportar nuestro voto para que la reforma judicial tan vapuleada y criticada por la comentocracia se materialice en el deseado cambio en las instituciones de impartición de justicia. Para ello es necesario una mayor difusión y concientización a los votantes de la importancia de su sufragio. En este país de lo absurdo es hasta el día jueves diez de abril cuando se hace pública la resolución que por mayoría de votos, tres contra dos, emitió la Sala Superior del Tribunal Electoral de la Federación en la que autoriza a Gobiernos y servidores públicos, la promoción de los comicios Judiciales, función que antes del fallo, sólo podía ejercerla el Instituto Nacional Electoral. ¿Cómo, pues, combatir el abstencionismo, si los órganos electorales no se ponen de acuerdo en el modo de difundir los comicios? Es difícil hacerlo en un medio en el que por sistema se ha descreído de las promesas gubernamentales, sin embargo, vale la pena esforzarse y participar. Sería deseable que esta vez el abstencionismo no juegue un papel predominante en los resultados finales de la elección.

Conviene entonces analizar detenidamente las listas de aspirantes a los cargos de elección popular que estarán en juego el próximo 1 de junio, en primer término aquellos de naturaleza federal, pues se elegirán a los máximos representantes de la justicia en México, como son los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que es la última instancia a la que puede acudir en México un ciudadano en procura de justicia, la nueva Corte Suprema será integrada por nueve ministros, hasta hoy se integra con once, existe un total de 64 aspirantes, algunos son eliminables por su propia trayectoria, como el caso de Maricela Morales, Procuradora de justicia en el régimen Calderonista, también la hija de una Ministra en retiro de apellido Sánchez Cordero, o Zulema Mosri esposa del General Macedo de la Concha, quien fuera Procurador General de Justicia en el régimen de Vicente Fox, y encabezó el desafuero contra el entonces virtual candidato a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador, también se encuentra entre los inelegibles quien fuera Presidente del Tribunal Superior de justicia del Estado de México. Parece que estos candidatos y algunos otros de los que me ocuparé después, no entendieron o no les queda claro que lo que pretende la reforma judicial es una renovación, una depuración en el sistema de impartición de justicia, de tal manera que las nuevas generaciones de juristas y abogados, tengan acceso a nuestro más alto Tribunal, pues no se trata de perpetuar prácticas que merecen el repudió popular con aspirantes como los antes citados, con los que difícilmente se logrará una renovación ética y moral en la suprema corte de justicia, si bien existen personajes como las actuales Ministras Lenia Batres, Jazmin Esquivel, y Loretta Ortiz que encarnan los ideales de la cuarta transformación, y por ello tendrán probablemente las preferencias de los volantes, sobre quienes no entendieron el propósito de la cuarta transformación y pretenden perpetuarse en altos cargos de los que ya gozaron y no pueden “dejar el hueso”; según afirma la sabiduría popular.

Es deseable que la Suprema Corte se renueve y que los nuevos ministros asuman el compromiso que el pueblo les otorgara, con la esperanza de un verdadero cambio en la estructura de nuestro máximo Tribunal.

En entregas siguientes, me ocuparé del tema de los aspirantes a Magistrados de Tribunales Colegiados, de los integrantes del tribunal de disciplina Judicial y de los Jueces de Distrito, pues estos cargos son también de mucha importancia, y los perfiles de los candidatos deben también ser analizados con lupa para votar por aquellos que representen una verdadera renovación y no la prolongación de prebendas y privilegios pues citando al insigne periodista Polaco, referente moral del periodismo Ryszard Kapusinski “los cínicos no sirven para este oficio”. Es cuánto.

*Magistrado en retiro del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de México



Columnista:
René Tomás Pérez Ávila
Vistas:
276

Opiniones Relacionadas