Aranxa Albarrán, colaboración especial desde Polonia

El papel que desempeña Bielorrusia podría no ser el mejor amigo para los residentes del país, dado que las imposiciones e intereses políticos respecto al conflicto en Ucrania se interpretan como navaja de doble filo para cualquiera. Sin embargo, los lazos culturales generados desde tiempos pasados en la historia del dicha nación y Polonia, hoy en día sobresalen y fortalecen la unión de ambas poblaciones.

Roman, Pavel, Andrey y Roksana son ejemplo de que las naciones deben trabajar unidas y con amor hacia el bienestar de cada uno de los habitantes de dichos países pues, aunque ellos provengan de Bielorrusia y ella de Polonia, la amistad y el trabajo en equipo para su labor diaria, debe ser fundamental y les ha permitido mantener una de las más importantes partes de la ciudad reluciente: los edificios agigantados de la capital polaca.

Con no más de 26 años cada uno, durante siete años Roman, Pavel y Andrey, se han dedicado a limpiar las ventanas de rascacielos de Polonia, específicamente Varsovia, pues encuentran en el país una seguridad y acogida peculiar; dicha labor, que implica no solamente un esfuerzo notable en términos físicos, sino una pasión por escalar sin importar los vientos y rayos del sol, ha sido su mejor sustento hasta ahora.

Andrey argumentó que a pesar de su condición física, la preparación no es ardua, pues basta con tener conocimientos básicos de escalado para implementarlos al momento de limpiar, con arneses, cascos, rodilleras y un sinfín de herramientas para limpiar las ventanas, ellos simplemente se concentran en su labor. De vez en cuando, mencionó, los días son más sencillos, pues el clima juega un papel importante para que ellos puedan moverse con mejor precisión y terminen en el tiempo previsto.

La dieta que deben llevar, dijo, es la misma la de cualquier persona, aunque los días de entrenamiento concentran ejercicios en los brazos y las abdominales, ya que el tronco mantiene el equilibrio cada segundo.

Por su parte Roksana, quien es la de menor experiencia en la labor, mencionó que es una aventura hacerlo, pues también desempeña un trabajo que por décadas ha sido identificado solamente como un trabajo varonil, por lo que considera que es un ejemplo de ruptura de brechas de género y de apertura a nuevos espacios de inclusión y participación de la mujer.

Durante dos años, limpiar rascacielos ha sido una de sus pasiones, con una preparación que comprende -a diferencia de sus compañeros- mayor disciplina en términos físicos. Aunque no es su principal fuente de ingreso, declaró que cada día es un reto terminar de manera exitosa.

"No importa el idioma, ni de dónde somos, aunque a muchos les causa conflicto, sobre todo ahora con lo que sucede en el mundo, lo que nos importa es hacer nuestro trabajo, lo disfrutamos mucho", mencionaron con la mirada pasiva después de la adrenalina que corrió por sus venas durante más de cinco horas.

Considerada una labor de la cual no realizan los polacos, sino extranjeros, el equipo trabaja de seis a ocho horas diarias e invitan a que la indiferencia impuesta por el ajetreo cotidiano de la urbe, así como los conflictos bélicos entre una y otra nación, se desvanezcan con el simple movimiento de la cabeza al azul celeste.

(Foto: Especial Portal)