Ramón Cuevas Martínez
Mi candidato (a) dijo que todos íbamos a participar en mejorar el municipio. ¿se puede cumplir tan descabellada propuesta?
“Si preguntáramos nuestras vecinas y vecinos si están dispuestos a participar con ideas en el nuevo gobierno municipal, el 80% diría que sí, el problema es que los gobiernos no saben como encauzar tanta legitimidad”.
La democracia representativa terminó el pasado domingo con las votaciones, LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA INICIÓ EL SIGUIENTE DÍA LUNES, con el diseño de instrumentos para incorporar a la gente y sus propuestas en políticas gubernamentales exitosas.
Desde siempre se nos ha inculcado que votar no sólo es un derecho, sino también una obligación que constituye el sistema democrático al que aspiramos, basado en la participación, pero: ¿la participación ciudadana termina con el sufragio?, hace décadas quizá sí, pero la modernización de la administración pública y la creciente demanda ciudadana por incorporar propuestas en la agenda pública, han dado paso a reestructurar los mecanismos de participación.
Muestra de ello es el presupuesto participativo, un proceso de consulta ciudadana donde personas de determinada localidad son responsables de: 1) proponer, 2) analizar, 3) discutir, 4) aprobar, y 5) evaluar en qué se va a gastar una parte del presupuesto. En el mundo anualmente se realizan más de 3,000 ejercicios de presupuesto participativo, destacando el caso de Portugal, donde es obligatorio para todas las autoridades de los niveles de gobierno.
A diferencia de otros modelos de participación normativamente regulados, en el caso de México plebiscito y referéndum, la autoridad no está acostumbrada a gastar dinero público en la agenda que alguien más propone. Tenemos que trabajar en cambiar esa vieja costumbre.
El presupuesto participativo da vida a proyectos que nacen en y para la propia ciudadanía. Estas prácticas para nada son recientes, datan de 1988 en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, y se han venido adaptando a contextos específicos de tiempo y lugar.
Decide Madrid, destaca por ser una plataforma en línea, donde se llevan a cabo los 5 puntos mencionados anteriormente, lo que lo vuelven un referente de buenas prácticas en los modelos de participación ciudadana; una iniciativa de innovación administrativa; pero, sobre todo, un ejemplo de que la participación no termina con el voto.
¿Qué tan lejos está México de esto? La verdad es que no mucho como algunos pensarían, pues ya se ha realizado con antelación en distintos municipios, tal es el caso de Metepec, Edomex (2016 y 2017), Nayarit (2019) o inclusive entidades como la CDMX, que cuenta con una amplia regulación en el tema, DEMOSTRANDO QUE PARA MEJORAR LA PARTICIPACIÓN SÓLO SE NECESITA VOLUNTAD.
*Consultor en Gobernova
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