Ramón Cuevas Martínez
Es incorrecto siempre, en todas partes, y para todos, creer algo basándose en insuficientes evidencias.
En muy pocos casos logramos identificar logros importantes en nuestro trabajo cotidiano, nos preocupamos siempre por cumplir con el trabajo que se nos asigna, y aunque muchas veces sabemos que estamos dando un valor agregado a la organización, la evidencia de ello no es identificable ni por nuestros empleadores, ni por los clientes o usuarios.
La razón obedece a que los procesos de trabajo carecen de evidencia que respalde los avances logrados, prácticamente no gestionamos evidencia, solo gestionamos cumplimiento de tareas rutinarias, lo que a los ojos de todo mundo se traduce en nulos resultados.
La gestión de la evidencia hace referencia al uso adecuado de la información, pero no cualquier tipo de información, sino específicamente a aquella que es el resultado de procesos críticos y metodológicos de análisis. En otras palabras, para que exista una buena gestión de la evidencia, debe haber un adecuado proceso que la genere.
¿Por qué gestionar la evidencia?
Cuando los resultados obtenidos se quedan en simples datos, no generan ningún valor agregado; es como si no se hubieran realizado. Hay que recordar hoy tenemos herramientas de gestión como ISO 9001 que permite identificar oportunidades de mejora que se materializan siempre y cuando se gestionen los resultados de la evaluación para poder mejorar: 1) El desempeño, 2) Transparencia y rendición de cuentas, 3) Toma de decisiones y 4) Generar conocimiento.
Las organizaciones (públicas o privadas) fracasan debido a la falta de toma de decisiones que esté basada en evidencia, normalmente las decisiones son tomadas por los altos directivos que basan sus decisiones en criterios propios.
Los nuevos directivos están obligados a identificar distintas fuentes de información que pueden ser: Evidencia científica, aquella que resulta de investigaciones metodológicas comprobables; Evidencia organizativa, datos y hechos obtenidos por la propia organización; Evidencia empírica, información derivada de experiencias profesionales previas; y Evidencia de steakholders, los valores y preocupaciones de las personas que serán afectadas por la decisión.
La responsabilidad que tiene la persona de gestionar la evidencia es tan grande que debe desarrollar una habilidad de análisis con enfoque crítico, pues no solo basta con buscar evidencia en fuentes confiables, inclusive, se recomienda establecer un Sistema de Gestión de la Evidencia, que permita: 1) Identificar a los principales actores y establecer compromisos, 2) establecer su uso intencional, 3) conceptualizar resultados deseados, 4) involucrar al personal operativo, 5) diseñar e implementar sistemas de información, 6) prepararse para el uso de la información, 7) analizar y valorar información/ Involucrar a los principales actores en el análisis, 8) tomar decisiones y reportar resultados, y 9) revisar y evaluar el sistema.
Su implantación no debe verse como un costo de recursos y tiempo, más bien tiene que entenderse como una inversión que permitirá a las organizaciones y partes interesadas, optimizar la toma de decisiones y al mismo tiempo mejorar los resultados que se desean obtener.
*Consultor en Gobernova
@CuevasRamon contacto@gobernova.com.mx @gobernova www.gobernova.com.mx
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