2021-04-09-familia-y-sociedad-la-pandemia-y-las-ideologias

Familia y Sociedad / La pandemia y las ideologías...

Laura Barreal Danel  

¡ Estimadx  lectorx …..! Le saludo con mucho gusto, deseando que Usted y su familia se encuentren bien y que sean receptores de grandes bendiciones como lo son la paz, la salud, la vida familiar, los alimentos en su mesa, ropa que los vista, etc……..Tal vez sin percatarnos de que éstas y muchas otras cosas con las que contamos en la vida diaria son verdaderas gracias que usualmente damos por contadas y no les hemos otorgado el valor que en realidad tienen para cada uno de nosotros y nuestras familias……Asimismo, considero de gran importancia reconocer y agradecer a Usted el tiempo y el espacio que dedica en su agenda del día para la lectura de la presente columna, con lo cual me siento muy honrada.  

El día de hoy, en un fin de semana que marca el término de las vacaciones escolares, que con motivo de los días Santos han gozado nuestros niños y jóvenes, así como, padres y madres de familia en sus lugares de trabajo, me gustaría dedicar las líneas de la columna a realizar un análisis sobre las oportunidades que ha encerrado y que encierra la pandemia por la cual aún estamos atravesando como humanidad y que en un futuro,  al paso del tiempo, estoy segura de que llegaremos a añorar, al reconocer que esta contingencia nos estuvo ofreciendo una amplia gama de lecciones que tarde estaremos reconociendo y que podremos lamentar no haber aprovechado la coyuntura para tomar en serio la necesidad de trabajar en cambios sustanciales tal vez en nuestra forma de vida o bien, en las relaciones en el núcleo familiar, acaso en el medio laboral o a lo mejor en el ambiente escolar o de comunidad. 

Si partimos del análisis de las características de la sociedad de los últimos tiempos a nivel global, nos percataremos, como señala Marcelo Colussi, de que el neoliberalismo como forma particular del capitalismo globalizado, no es nada específicamente nuevo, pues sus fundamentos son los mismos que estudiaran Marx y Engels 150 años atrás. Es decir, es un sistema basado en la explotación del trabajo asalariado a partir de la propiedad privada de los medios de producción. Pero hoy, con un planeta absolutamente globalizado , los capitales se evidencian dominadores casi absolutos de la escena político-social, con su consiguiente influencia ideológico-cultural. 

   Es indudable que en una sociedad en la que ideologías como el individualismo, el egoísmo, el materialismo, el hedonismo, entre otras, son verdades a medias que representan fugas de la realidad y que desafortunadamente han  permeado en la sociedad, nublando las conciencias en la vida familiar, en el ámbito personal y en todos los ambientes en que la persona humana se desenvuelve. Incluyendo desde luego el mundo laboral. 

Dicha sociedad del Siglo XXI se ve sorpresivamente paralizada por un microorganismo que ha venido a recordarnos y a poner de relieve la fragilidad y la vulnerabilidad de la vida humana, sacándonos de nuestra “zona de confort” para encarar la verdadera realidad humana que nos presenta la muerte como parte de la vida y que, de algún modo habíamos sacado de contexto, al contar con tantos adelantos científicos y tecnológicos que nos han venido manteniendo absortos descubriendo, entre otras cosas,  las nuevas y variadas tecnologías de la comunicación que, como señala Colussi, convirtieron al planeta en una verdadera aldea global, eliminando distancias y homegeneizando culturas, gustos y tendencias, aplastando tradiciones locales de un modo impiadoso. Incluso nos hemos llegado a percibir como “super-hombres” y “super-mujeres” en medio de una realidad moderna pero, absolutamente impersonal. 

El Santo Padre Francisco se ha pronunciado y ha señalado que “la fragilidad de los sistemas mundiales frente a las pandemias ha evidenciado que no todo se resuelve con la libertad de mercado”. 

En su nueva Encíclica “Fratelli Tutti” ha reiterado su oposición a la cultura de los muros y ha instado a una nueva ética en las relaciones internacionales.  

Y ha dicho: “Una sociedad fraternal será aquella que promueva la educación para el diálogo con el fin de derrotar al “virus del individualismo radical” y permitir que todos den lo mejor de sí mismos” 

Durante la pandemia, El Santo Padre Francisco ha venido proponiendo que en las sociedades, la persona salga de su individualismo y egoísmo para perseguir  “el bien común” y la “fraternidad”. 

El confinamiento, que los países han adoptado para mitigar la propagación del Covid 19 nos ha puesto de “regreso a casa”…….Vaya manera de reencontrarnos con nuestra propia realidad en el núcleo familiar, que habíamos hecho a un lado en nuestra agitada dinámica de vida……Y entonces, aprender, desde la familia, que el bien común deberá prevalecer sobre las propias apetencias, para tomar en consideración el bien de los demás en cada elección que hagamos y que también se promoverá la fraternidad tan necesaria en la vida diaria y en situaciones de contingencia como la actual pandemia que ha afectado al mundo entero.  

¿Qué tanto hemos sido capaces de tocar el corazón de otros y dejar una huella de amor, de aceptación incondicional?........Ahora podemos re-aprender a hacerlo y permitirnos sentir esa satisfacción del deber cumplido que solamente queda en nuestro interior cuando hemos “amado”. 

Podemos también recuperar nuestras valiosas relaciones familiares, que son nuestros orígenes y nuestras raíces, lo cual es imprescindible para saber realmente quiénes somos y reconocer nuestro valor único e irrepetible. Enseñando esto a nuestros niños que hoy por hoy, se encuentran en casa durante todo el día. 

Intentemos recuperar todo aquello que realmente es valioso y que no tiene que ver necesariamente con nada material, lo cual siempre será efímero y pasajero. 

El ser humano ha quedado estupefacto con tantos avances y poco a poco, la humanidad ha venido modificando el modo de vida durante los últimos tiempos, hasta convertirnos en  verdaderos “adoradores” de la tecnología, poniendo nuestra vida al servicio de ella y, desde luego, la globalización económica y la política neoliberal han servido de plataforma para que las ideologías arriba mencionadas, vayan obnubilando la inteligencia de las personas, permitiendo que otros elijan por nosotros, sin siquiera darnos cuenta y hemos ido perdiendo nuestra capacidad de discernimiento en la toma de decisiones que si lo pensamos, están al servicio de unos cuantos poderosos en el mundo. Sin reflexionar, nos hemos “cosificado” y  hemos “cosificado” a los otros, dejando a un lado la propia dignidad y la de los demás, en una búsqueda incontrolada de “satisfactores temporales y efímeros” que se ponen de moda, simplemente para sentir que pertenecemos.  Tácitamente aceptamos ideas que no son nuestras pero que, a través de ellas formamos parte de grupos en los cuales lo que menos importa es el respeto a la dignidad de cada persona ya que lo que se busca a toda costa es la “aprobación” del grupo sin importar si para ello, será necesaria una renuncia a las propias convicciones, que de acuerdo a las ideologías arriba mencionadas, es lo que menos importa si se cumple con el objetivo de contar con la aprobación de la clase, del equipo o del grupo de “amigos”. 

             Y…..¡ Hasta la próxima, queridx  lectorx ! 


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Nacional
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