El maíz nativo forma parte de la dieta habitual de los mexicanos, así que su protección y conservación es una estrategia de seguridad alimentaria y responsabilidad de toda la población.
Miguel García Conejo
Eduardo Juárez, investigador de la Facultad de Ciencias Agrícolas, indicó que alrededor de dos millones de campesinos producen este grano, distinguido por su gran riqueza genética y que permite elaborar diferentes alimentos como tortillas, pozole, palomitas y otros platillos tradicionales.
Destacó que su protección también permite visibilizar a quienes se encuentran detrás de su producción y, en consecuencia, se trata de la defensa de principios de justicia, equidad y sustentabilidad.

El maíz, híbrido o transgénico, expuso, no ha probado su resistencia frente a los efectos del cambio climático y a diferencia del nativo, únicamente mantiene un gen que evita su diversificación y cuya patente busca la industria alimentaria, lo que implicaría su uso exclusivo.
Finalmente señaló la necesidad de alentar proyectos para incentivar la ingesta responsable del maíz en sus diversas modalidades, esto de cara a informar de manera clara a la población sobre los beneficios nutrimentales y la riqueza cultural del maíz nativo.
(Foto: redes)
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