Daniel Cortez

Siguen su andar las fechas en el bipolar clima que embargan los días, por ocasiones el viento se oye temeroso al expresar lamentos en lo lúgubre que han sido estos 12 meses, los pasos hacen que avance pronto la vida y en el camino llegan los avisos de lo etéreo y frágil que puede ser la existencia.

Desde que recuerdo siempre he sentido tu presencia respirando a mi oído, nunca has dejado de seguir mis huellas en mi caminar diario, eres el “tic tac” que acelera mis rutinas y las pulsaciones que inevitablemente desgastan el espíritu.

A veces me he preguntado del porque de tus elecciones al cortar el hilo, si tantas veces has llegado a tocar mi hombro para demostrarme que cuando quieras tienes el poder de apagar la luz y sólo te ríes ensuciando un momento, sabiendo de la vulnerabilidad que me da el alma.

Sin embargo, no temo, ya no te temo, aunque cada día que pasa te haces más presente, por ello cuando logres tu cometido, seguiré existiendo, porque al buscar detalles en mis respiros no quedarán más que puntos suspensivos, ese día mi instinto felino será infinito, brillará en alguna estrella para existir por siempre en un recuerdo, en un eco perpetuo al pasar los días, en el momento de cerrar los ojos y vivir el sueño eterno.

Así que apaga la vela cuando quieras, que mi mirada será la luz de la noche fría y mi sangre, a tu salud, será una copa de vino.