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Pertenecen a ellos y los cuidan, vigilantes de museos: piezas clave en la preservación de la cultura

Aranxa Solleiro  

“La segunda ciudad de México con más museos”, se repite constantemente en la licenciatura en Turismo para enaltecer, en principio, lo que se tiene y erradicar el pensamiento de que Toluca, no puede ser una ciudad cultural.  

La mala planificación turística en la ciudad, no ha impactado solamente en el porcentaje mínimo de afluencia turística, sino en la mala gestión de cada espacio cultural y recreativo, que sin dudarlo, aportan a la actividad turística y a cada uno de sus integrantes. 

Presentándose como: guías turísticos en espacios abiertos (parques, teatros al aire, centros recreativos) y espacios cerrados (museos, cines, galerías y edificios en general), vigilantes de los establecimientos, curadores de obras, museógrafos, técnicos, entre otros; ellos, son piezas –sin acudir al sentido desdeñoso de la palabra- particularmente esenciales para el funcionamiento de los espacios culturales.  

¿De qué manera percibe un vigilante de un museo la ausencia de visitantes, el encierro obligado, el temor no solo del contagio, sino de perder la riqueza cultural a la cual pertenece? A respuesta de ello, uno de los vigilantes de “El Corredor Plástico”, comúnmente conocido como: el Museo Felipe Santiago Gutiérrez, José María Velasco y Luis Nishizawa, con una alegría inconmensurable devenida de la segunda apertura de los museos en pandemia, compartió: estar encerrado sí te afecta bastante, te pone nervioso, sientes que no estás haciendo algo productivo. Imagínate, sales de tu casa para trabajar y de inmediato te encierras, sales del trabajo y lo mismo en tu casa. Las puertas permanecen cerradas pero uno por dentro debe seguir trabajando. Eso a mí me desespera, uno está aquí por el amor que le tiene a lo que hace. Me siento muy contento de pertenecer al Museo, de cuidarlo, de contarle a la gente que fue una de las vecindades más importantes de Toluca, de explicarles datos del pintor y escultor que fue el Maestro Nishizawa. Y la verdad en Toluca se está perdiendo mucho eso: la cultura.  

Al ser un día de más de 27 ° en la capital mexiquense, permanecer rodeado de un mundo artístico, refresca formidablemente. Sin embargo, durante un lapso de dos horas, solamente quien suscribe, recorrió cada uno de los salones que conforman a los Museos, penetrando de vacío el sentimiento. El amable vigilante, quien por motivos de seguridad pidió no mencionar su nombre, se regocija al comentar la personalidad del Maestro de padre japonés: era muy noble, muy buena persona con todos, enseñaba a sus alumnos del taller y también conversaba sobre muchas cosas como de naturaleza y cómo él hacía uso de ella para crear sus obras. Es algo muy bonito. Uno va tomándole interés a saber más de la historia del lugar y de la persona que fue el Maestro. Me parece injusto que las obras se queden sin público, sé que debe ser así por seguridad para la salud pero creo que eso provoca que se pierda mucho más el gusto por la cultura en Toluca o tradiciones bonitas como lo era la realización del Judas para Semana Santa. Este año se cancela por primera vez, por ejemplo. 

Antes de la pandemia, según las anotaciones en la libreta de visitas, se registraban alrededor de 30 a 40 personas por día, hoy, después de un segundo confinamiento por Covid-19, se reciben entre 15 a 3 personas al día, lo que intensifica el riesgo de perder la identidad del sitio no solo para población actual, sino para generaciones futuras.  

En un momento de recuerdos sobre Nishizawa, comentó: la verdad se siente un ambiente muy pesado. Estar solo, sin que el lugar tenga vida, sí te pone triste, hasta de mal humor. Yo creo que debemos de cuidarnos solamente, la gente empieza a salir pero no le interesa venir a un Museo, le interesa pasear solamente, no venir a encerrarse otra vez. A lo mejor tienen miedo de contagiarse pero hay muy buen espacio en cada uno de los salones, la sana distancia se puede hacer bien, solo es cuestión de cuidarse, usar cubrebocas, lavarse las manos… Permanece con la mirada fugitiva un segundo y agrega cual suspiro: creo que estamos perdiendo mucho. 

El temor a contagiarse subyace en el inconsciente recurrentemente en su pensamiento, no obstante, mencionó: sí, te puedes contagiar pero no me puedo quedar en mi casa, si el gobierno nos ayudara un poco más, estaría bien pero somos muchos, no puede hacerlo con todos, así que no queda de otra más que cuidarse. Si me enfermo, pues ya me tocaba, hasta ahora no me ha pasado y espero que todo siga así. 

La pandemia y sus efectos, seguirán bajo el comando de dos bifurcaciones: rendirse y perderlo todo o incentivar la creatividad, los recursos del talento humano, más que recursos económicos, para salvar al mundo y su cultura. 

(Foto: Aranxa Solleiro)  


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