Daniel Cortez
Los días trascurren en la monotonía de esta temporada, el clima retoma un paso cálido para comenzar este mes (aunque todavía se llegan a sentir frías las noches), es complejo entender a la hoja que se aferró a la rama del árbol desde otoño y que ahora que se avecina la primavera se rinde, está a punto de desprenderse, su noche que parecía inmortal se la lleva el último suspiro del invierno.
Así es como por fin se suelta, se despega, extiende y toma el ritmo elevándose en la intemperie, no había comprendido que se aferraba al dolor mientras pasaban las ventiscas y el sol radiante de la temporada, hasta hoy que la vi irse mecida por el aire libre de esa carga de esperar, quizá no tenga sentido por qué correspondió tanto al yugo de su destino, si al volar encontró la libertad. Así de efímero es el respiro y la nostalgia de anclarse donde las espinas castigan al tacto, la sangre jamás dejará de ser sangre cuando en lo tibio de su rastro se halle el lugar en el cual se esconde el retumbar del latido, que no olvida tu nombre.
Pasaran los días y daremos tantas vueltas al sol como se tengan que dar, mientras el pulso aún indique que el ritmo del tambor existe, ya que cuando a mi reloj se le acabé la energía, se le pierdan los sentidos y las manecillas no encuentren un segundo más que dar, me entregaré completamente al tiempo que es perpetuo, y dejaré en él, el relato de mis historias mientras la luz se extingue en mis ojos, ya que para ser una hoja al viento tengo los brazos abiertos y sueltos, pero, para dormir, aún me faltan muchos inviernos.
Categoría: Nacional |
Etiquetas:
No hay etiquetas asociadas a éste artículo. |
Vistas: 69 |