Patricia Huerta Lozano
¿Cómo podría empezar a describir
a Ricardo Salinas Pliego?
Ricardo Salinas Pliego
es perfecto.
Tiene a TV Azteca,
TotalPlay
y un Elektra plateado.
Escuché que su cabello está asegurado
en 10,000 dolares,
y no piensa darle ni un rábano al SAT.
Escuché que hace comerciales de autos
en Japón.
Su novela favorita es “Cuando seas mía”.
Una vez conoció a Scarlett Johansson
en un avión,
y ella le dijo que era hermoso.
Una vez me pegó en el rostro
y fue estupendo.
Sabe todo de todo el mundo,
por eso su frente es enorme,
está llena de secretos.
Que no te engañe,
parece el típico golfo traicionero
con cara de mosca muerta,
pero en realidad es mucho más que eso,
es la abeja reina.
La estrella.
Escuché que donó semen para que una integrante
de la familia de mi prima
pudiera tener hijos,
gracias a él nacieron más cachorritos.
Me salvó de una emboscada en Vietnam,
aún cuando el general le había ordenado
que no se quedará.
Algún día tendremos
nuestro propio barco camaronero.
Le compró una silla de ruedas a mi primito.
Nunca voy a olvidar el día que donó 70 colchones
para niños necesitados,
o cuando rescató a perritos
de un incendio.
Luego donó 10 millones de dólares
a un hospital de niños con cáncer.
No se olviden de cuando evitó
que demolieran un asilo de ancianos.
Y ayudó a cruzar la calle a mi abuelito,
un tipazo.
Wey, yo escuché que ha robado a millones
y que es un corrupto.
Además evade impuestos.
Ay no, claro que no,
ese día estaba acabando con el hambre
en África.
Sí es verdad,
yo lo vi en África.
Incluso yo misma pedí las donaciones
por Facebook.
Le donó las córneas a mi abuela
y ella le mando unas tortas fritas.
Hoy más de 1 millón de pobres comen gracias a él.
A mí me recomendó un doctor buenísimo,
ya puedo caminar otra vez.
Nadie olvide cuando creó la vacuna para el COVID-19.
Sí,
él mismo se la puso para hacer pruebas.
¿Se imaginan ser los gatitos abandonados
de la calle que salvó?
Su médula salvó a mi hermanita.
Crack.
Los monos albinos siempre estarán agradecidos con Ricardo Salinas.
Una vez se metió en el fuego cruzado
de unas bandas de narcotraficantes
para decirles que se detuvieran.
Dios le devuelva el triple.
Gracias por ayudarme a dejar el alcohol.
Me evitó la mordida de un pitbull.
Liberó a las tortugas en Bolivia.
Auxilió a 10,000 vaquitas marinas en un Tsunami y un terremoto
que fueron al mismo tiempo.
Se puso el nombre de mi primo
para evitar que lo persiguieran los narcos,
pocos como él.
Regaló una pelota a un niño sin piernas.
Me prestó dinero a cambio de sexo.
Hoy soy millonario
gracias a que me dijo que invirtiera en bitcoins
hace 6 años.
Patricia Huerta Lozano (Morelia, Michoacán, 1998). Estudia Literatura Intercultural en la ENES Morelia- UNAM. Es coordinadora de la Red Nacional de Estudiantes de Lingüística y Literatura. Dirige un club de lectura para adolescentes en la UNAM Centro Cultural Morelia. Es integrante del taller de poesía de Grafógrafxs.
Asociar el poema a la simpleza y bonhomía de un alma tranquila entre las cintilaciones amenas del Astro Rey & parvadas tenues de avecicas, a coro, a oleadas de perlado rocío, es perder un continente y varios siglos de la mejor bilis, imaginación y humor. La primera regla del taller de poesía, de la revista Grafógrafxs, es abrirse a la idea que existen tantos modos de escribir un poema como poetas hay, y ahí todos los tonos y gradaciones, y en esa posibilidad de saber que el poema es una reflexión acerca del mundo, como todo arte, está su fuerza. Es absurdo pensar que en el poema hay temas impuros, menos estro, menos murmurio, menos maitines. Tampoco el sentido puede estar secuestrado a favor de la legibilidad. Pero eso se dirimirá en algún episodio próximo. Este ejercicio se llamó Monólogo de Ricardo Salinas Pliego, se trató de un exorcismo y hubo poemas fabulosos que iremos presentando, como era de esperarse brotaron rábanos por todas partes.
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