Ana María López
No cabe duda de que la retórica revolucionaria mantiene su poder de provocar emociones profundas. “¡Larga vida al rebelde, al comprometido, al gigante pueblo de México!”, fue la frase con la que Gerardo Fernández Noroña, quien en los últimos años se ha revelado como un tribuno excepcional, aun con los pronósticos en contra, concluyó su mensaje en la sesión en la que declaró la aprobación de la reforma constitucional al Poder Judicial, una vez que la minuta regresó de los Congresos estatales que, en calidad de miembros del Constituyente Permanente, dieron su aval con 23 votos a favor; solo un estado votó en contra: Jalisco.
Dueño del estrado y de la estimación del pueblo pueblo, Fernández Noroña ha sabido colocarlo como el protagonista de las hazañas colectivas de los últimos días y valorarlo como tal: “A partir de este momento, el pueblo de México no solo toma en sus manos la decisión de quiénes sean las personas juzgadoras, sino abre un camino para toda la humanidad: que nunca más las personas juzgadoras sean producto de una élite contraria a la impartición de justicia y contraria a los intereses de su pueblo. Seremos el primer país en que, con el voto universal, secreto y directo se elija a jueces, mujeres y hombres, magistrados, magistradas, ministros de la Corte”.
Sabe Fernández Noroña, y puede y quiere, hablarle al pueblo; al pueblo al que, desde el otro extremo del espectro político —las derechas del país y del mundo—, se le mira hacia abajo y solo para denostarlo, para injuriarlo, para agraviarlo aun más de lo que se le agravió en décadas de gobiernos que lo mancillaron y lo burlaron.
“El pueblo de México nos ha dado un apoyo impresionante el 2 de junio, y nosotros hemos respondido con honor, con firmeza y con dignidad, y le estamos cumpliendo. Este es un regalo no para el presidente, sino para el pueblo de México. Hemos dado el paso fundamental para separar al poder económico del Poder Judicial, para acercar la justicia al pueblo, para que las hijas y los hijos del pueblo puedan acceder a la responsabilidades como personas juzgadoras”.
Esa es, en el discurso del senador presidente y en la comprensión y el deseo del pueblo, la esencia de la reforma.
“En México manda el pueblo de México y nadie más. Que se vayan acostumbrando, que les vaya quedando claro”, advirtió a una oposición que para mostrar su rechazo a la aprobación de la reforma mandatada por el pueblo el 2 de junio no se presentó a la sesión que para la 4T fue histórica. “Hoy aquí tenemos a la oposición, aquí está presente en su ausencia, en la intrascendencia a que ellos mismos se han condenado por haber traicionado a los intereses del pueblo”.
La oposición cometió un grave error, dijo más tarde en la videocharla de todos los días en su canal de YouTube, ya que, explicó, “en política hay una regla de oro: no hay vacíos, los vacíos se llenan, y si ellos querían hacer una señalamiento con sus ausencia, lo único que demostraron es su intrascendencia, porque el Pleno se veía casi lleno. Es que es apabullante la representación que tiene nuestro movimiento”.
El voto de Yunes
En ese espacio de comunicación directa con el público que ahora permiten las plataformas electrónicas, Fernández Noroña hiló dos polémicos temas centrales en el contexto de la discusión y aprobación de la reforma.
“Lo más importante —expuso— es que la oposición no puede detener la reforma, no puede promover una acción de inconstitucionalidad, poque no tiene el tercio de los senadores necesarios”. Y es que les falta uno: Miguel Yunes Márquez, el panista que dio su voto a la reforma y al que su partido ahora acusa de traidor y corrupto, defectos que omitió considerar cuando lo hizo candidato.
“Para los que dicen y siguen criticado el que Yunes Márquez se haya definido de este lado yo les digo: ningún voto sobraba, y si por un voto no hubiésemos podido pasar la reforma constitucional del Poder Judicial, en este momento estaríamos apesadumbrados y la derecha diría: los detuvimos, no pudieron”.
El mensaje para los críticos de esta decisión, los “puros, castos y virginales” que cuestionan el que haya sido de un Yunes el voto definitivo es: “Todos los votos contaron, pero su definición fue fundamental, y ahora esa definición sigue cobrando relevancia, porque a la oposición le hace falta un voto para tener un tercio de firmas de legisladores que promuevan un acto de inconstitucionalidad, que no procede en reformas constitucionales, pero ya saben cómo se las gasta el Poder Judicial y la Corte”.
También reconoció que “se puede criticar a Yunes, se puede criticar su trayectoria, en eso no hay discusión; cada quién que se haga cargo de su trayectoria, pero en este momento clave de definición hay quien escoge mantenerse puro, casto y virginal y perder, y el movimiento no se puso tan quisquilloso y obtuvo el voto que no dejaba lugar a dudas de que tenemos los dos tercios”.
Puras derrotas
Al final, afirmó el senador, el pueblo está feliz. Y es que no está fácil que nuestro pueblo haya vivido triunfos; ha vivido puras derrotas, hasta en el futbol. Puras derrotas políticas, represión, fraudes electorales, y en 2018 el pueblo se levantó y dijo: se acabó. Y en 2021, con mucha dificultad por el daño que hicieron los medios durante la pandemia, ganamos mayoría, pero tuvimos dificultades y se engalló la oposición.
“Fue una victoria dura la del 21, la derecha se engalló y se engañó, pensó que nos iba a derrotar en 2024 o que por lo menos nos iba a dificultar mucho el triunfo. Fueron juntos PRI, PAN y PRD, pensando que era una buena estrategia. Les dijimos: están perdidos, eso no lo quiere el pueblo. No nos creyeron, se jactaban de la moratoria constitucional y de que eran el bloque de contención. Canallas, bloqueando toda posibilidad de beneficio para el pueblo”.
Y en el pecado, llevaron su penitencia. “Nunca pensaron, ni en su peor pesadilla, que el pueblo nos iba a dar mayoría calificada, nunca lo vieron venir, y el pueblo dijo: ahí la tienen. Y nos la regatearon, se fueron con todo, y aguantó el INE y el tribunal electoral las presiones, que fueron enormes”.
El mal menor
Hace un siglo y medio, el politólogo Max Weber dijo que “los políticos tienen que actuar con gran realismo y aceptar el mal menor, incluso actuar de modo dudoso, riesgoso o francamente perverso”. Y el voto de Yunes, al parecer, fue este mal menor.
“Adán Augusto López —coordinador de la bancada morenista en el Senado— hizo una operación política fuerte —continúo explicando Noroña a sus seguidores—, y había más de una legislador de la oposición, más de una persona legisladora que iba a votar de este lado, y la presión fue terrible y se echaron para atrás, y lo que son las cosas, Yunes Márquez se mantuvo firme. Cumplió.
Aceptando los reproches por eso, Noroña abundó en que: “Todas las críticas que quieran hacer son válidas. Nada más les digo que en la victoria hay muchos padres y madres. Pero si no hubiera salido por un voto, también nos estarían criticando y nos estarían cayendo a palos. Y si les dijéramos, con la derrota encima, que el único que quería votar con nosotros era Yunes Márquez y dijimos ‘no’, dirían: ¿cómo no, que brutos son, cómo dejaron ir esa oportunidad?”
“No, señoras y señores del jurado popular: aquí estamos victoriosos, y es doble, porque además no pueden hacer ellos una controversia constitucional porque no tienen un tercio de los senadores. Les falta uno”. Fin de la disertación.
Los hijos del pueblo
De regreso a su mensaje en el Senado, Fernández Noroña, pareció dirigirse a quienes, desde los medios hegemónicos y las redes sociales, tratan de instalar una nueva narrativa: la que alude a la “tiranía de las mayorías”.
“Ahora resulta que el que el pueblo de México mande es una dictadura. No. Se llama democracia, se llama el poder del pueblo para el pueblo y por el pueblo. Hoy, aquí, les pese a los que les pese, en la Cámara de Senadoras y Senadores estamos hijas e hijos del pueblo representando dignamente al pueblo mismo”.
Larga vida.
Foto: Especial Acta Semanal.
Sección: Política |
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