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Medio Ambiente

El FPDT Atenco pide el rescate total de la zona lacustre del lago de Texcoco

Orlando Salinas Cesáreo/ Ana María López 

Ante la próxima inauguración del Parque Ecológico Lago de Texcoco anunciada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, desarrollado en el lugar que ocuparía el aeropuerto internacional que no fue, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) de San Salvador Atenco pide al gobierno federal la restauración ecológica de la zona lacustre completa y que se habilite un centro de regulación hídrica, el cual daría servicios ambientales a más de 20 millones de personas. 

 Cesar del Valle, integrante del Frente, afirma que el lago de Texcoco es muy importante para la regulación hídrica de la región oriente del estado de México, que incluye los municipios de Ecatepec, Atenco, Acolman, Chimalhuacán, Texcoco, Nezahualcóyotl y La Paz, entre otros, e inclusive alcaldías de la Ciudad de México, como la Gustavo A, Madero e Iztapalapa.

 Explica además que el Área Natural Protegida comprende una extensión de 14 mil hectáreas aproximadamente, de las cuales 4 mil fueron utilizadas para construir el Parque Ecológico Lago de Texcoco y otras mil son ocupadas por la zona urbana; el resto es agrícola, conocida como zona de amortiguamiento o lacustre, la cual no se ha tomado en cuenta en el proyecto.


 César del Valle recuerda que para recuperar esa zona lacustre, el FPDT —que agrupa a quienes desde el gobierno federal de Vicente Fox Quezada y estatal de Enrique Peña Nieto se opusieron a la construcción del aeropuerto en esa zona, por lo que fueron fuertemente criminalizados y reprimidos— creó el proyecto ‘Manos a la Cuenca’.

Un mundo distinto

En 2020, el 12 de octubre, Día de la Resistencia, el FPDT Atenco presentó en conferencia de prensa su proyecto. En un comunicado dirigido “a los pueblos indígenas, a las organizaciones sociales, a quienes habitan la Cuenca de México, a los medios de comunicación y periodistas, a quienes nos han acompañado por casi veinte años, a los gobiernos municipales, estatales y federal y a quienes quieran construir un mundo distinto”, puntualizaba “que si realmente va a haber una transformación, esa debe partir de la existencia real no de un aeropuerto ni de un parque, sino del Lago de Texcoco”.

 En el documento, el Frente planteaba “una declaratoria de Área Natural Protegida con manejo comunitario para que cumpla la función de un área de protección de la vida” y exigía la devolución de las tierras de los pueblos afectados por el aeropuerto y que cese la compra, el despojo y la privatización de la tierra para detener así la división y violencia en la región, así como la cancelación de los proyectos mineros, urbanistas, carreteros y de desecación, además de restaurar los territorios afectados en los últimos años.

 En aquel momento, las y los campesinos que convirtieron los machetes en un símbolo de su lucha, hacían en ese llamado un recuento de cinco siglos de devastación de sus tierras ancestrales: “Les hablamos desde la ribera del Lago de Texcoco, el lugar donde, a través de los siglos, resistimos la más vieja y duradera empresa capitalista de nuestro continente: la desecación de la Cuenca de México. Hablamos las comunidades nahuas que no fueron derrotadas por la mal llamada conquista para decir que aquí, justo donde comenzó aquella destrucción primera, pondremos un alto al despojo colonizador”.

 Agregaban que “Ya enfrentamos a los Hernán Cortés y a los Enrique Peña Nieto, a los Enrico Martínez y a los Norman Foster, asesinos y urbanistas que intentaron erradicar nuestra forma de vivir con la tierra, la montaña y el agua. Mediante el Tajo de Nochistongo, el Canal del Desagüe y el Drenaje Profundo quisieron ‘gobernar las aguas’ y llamaron ‘solución final’ a los embates contra nuestros pueblos y lugares. No lograron terminar con nuestra vida”.

 Y se referían así al intento de imponer un aeropuerto “en el último reducto del lago”, en lo que denominaron “la más reciente etapa de esta embestida colonial”, cuando aquellos gobiernos “aceleraron la degradación ambiental, vaciaron el lecho de las aguas y el subsuelo, entubaron y desviaron ríos y promovieron el crecimiento rapaz de la urbanización. También quebraron la convivencia dentro de nuestras comunidades y afectaron la salud de nuestras abuelas, abuelos, hijos e hijas. Pero no nos vencieron, y en 2018 detuvimos, junto con buena parte de la población de México, su proyecto corrupto y asesino”.

Nueve ríos


Cuatro años después, en entrevista con Acta Semanal, César del Valle subraya que para poder recuperar ese espacio lacustre en términos regulación, es necesario iniciar en la montaña, “no aquí; el lago no nace aquí, nace en la montaña, en la Sierra Nevada, en la Sierra Patlachique que rodea este espacio que se encuentra al oriente de lo que son los municipios de Atenco, Tepetlaoxtoc y Texcoco, donde cruzan nieve ríos importantes que convergen en esa zona”.

 Cuando se creó el proyecto aeroportuario —detalla— esos nueve ríos los desviaron a través de un canal colector que mandaban las aguas hacia el lago, pero ahora las mandan al dren general al Valle de Tula. Por ello, pide a las autoridades federales crear nuevos proyectos o darle seguimiento al que el FPDT lleva a cabo.

 Señala que en el 2020 desbordaron los ríos y el canal colector para que el agua pudiera ingresar a donde naturalmente se encontraba y era su espacio, y también promovieron vertederos para que los excedentes de agua pudieran pasar hacia el interior del polígono del Parque. Sin embargo, denuncia que no se han respetado las medidas y los acuerdos que hicieron con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

 “Consideramos que hemos estado haciendo el trabajo de sanear los ríos, de limpiarlos, de crear humedales, tenemos humedales para el saneamiento del agua residual, debe continuar con una estrategia y una planificación, no como lo que está sucediendo ahorita”, refiere.

 Sobre el Parque Ecológico Lago de Texcoco, aclara que el FPDT no está en contra de su creación; sin embargo, señala que es importante también rescatar la zona lacustre, ya que es de vital importancia para 20 millones de personas.

 Y anuncia: “Vamos a seguir insistiendo y luchando para salvar la zona lacustre, y que la zona la disfruten los pueblos no solo del oriente, sino de todo el Estado de México y de la Ciudad de México y quien quiera”.

Oportunidad histórica

Resueltos a librar las batallas necesarias para lograr su propósito, los firmantes de aquel documento de 2020 en el que anunciaban el proyecto ‘Manos a la Cuenca” —el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco y la Coordinadora de Pueblos #YoPrefieroElLago— consignaban entonces que “las manos de esta Cuenca han trabajado la milpa y conservado los lagos por más de 500 años. Si no fuera por los pueblos no existirían los bosques en la parte alta, los ríos que recorren el somonte, ni la zona lacustre en las partes bajas”. Hoy lo reiteran.

 También destacaban que “hoy nos encontramos ante una oportunidad histórica: dar un viraje a la lógica perversa de errores centenarios en la Cuenca. Esta es la primera vez que una región en el país puede ser restaurada de la mano de sus habitantes”.

 La invitación era, es, “a imaginar el futuro del lugar que habitamos, sea un pueblo o un barrio de la ciudad, y replantear nuestra relación con el agua y la tierra mediante la alegría, la creatividad y la dignidad que mostramos durante la campaña #YoPrefieroElLago”, aquella campaña que invitaba a la población a informarse sobre las consecuencias de la construcción del fallido aeropuerto y detenerla por mandato popular, como sucedió.

 Zapata vive…

Fotos: Orlando Salinas y especial Acta Semanal.



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