Ana María López
Un archivo personal de 15 millones de expedientes de mexicanas y mexicanos que Genaro García Luna tiene en su poder y que fue acumulando desde 1989, cuando llegó al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) —hoy Centro Nacional de Inteligencia—, contiene información ultrasecreta con la que probablemente esté negociando con la justicia estadunidense a cambio de su libertad.
Esta es la hipótesis del periodista Francisco Cruz Jiménez para explicar las razones por las que el juez Brian Cogan ha concedido al secretario de Seguridad Pública del sexenio del panista Felipe Calderón Hinojosa tres aplazamientos de la audiencia final de sentencia, nuevamente pospuesta, ahora hasta el 9 de octubre próximo.
Cruz Jiménez es autor del libro García Luna, el señor de la muerte, de editorial Planeta, publicado en octubre de 2020, un texto de referencia para conocer la historia de este personaje aun desde antes de su nacimiento, cuando su familia abandonó el estado de Michoacán, huyendo no se sabe de qué, para llegar a la Ciudad de México y establecerse en la colonia Primero de Mayo, y luego su paso por el Cisen, la Policía Federal Preventiva, la Policía Judicial Federal, la Agencia Federal de Investigación y la Secretaría de Seguridad Pública, así como la crisis de seguridad que sus nexos comprobados con el crimen organizado provocaron al país
La ardua investigación que dio como resultado este texto es lo que permite a su autor adelantar la posible evolución del caso García Luna preso en los Estados Unidos desde diciembre de 2019 y declarado culpable por un tribunal de Nueva York en febrero de 2023 por narcotráfico, delincuencia organizada y falsedad documental.
Y es que, afirma el periodista, “en los Estados Unidos el caso de Genaro García Luna ya no es un asunto de justicia, sino de alta política”.
¿Qué hay en esos expedientes que pudiera resultar tan importante para la justicia estadunidense como para considerar convertir al “superpolicía” de Calderón Hinojosa en testigo protegido o dejarlo libre?
“Toda la historia político-criminal de México”, responde Francisco Cruz, información que obtuvo y procesó con la ayuda de un grupo de agentes que entraron con él al Cisen, así como de quien después se convirtió en su esposa, Linda Cristina Pereyra Vázquez, y Maribel Cervantes Guerrero, por cierto, primera secretaria de Seguridad Pública del estado de México en el gobierno de Alfredo del Mazo Maza.
A cuentagotas
Sin embargo, asume el periodista en conversación con Acta Semanal, esta negociación se está llevando a cabo “a cuentagotas”, ya que no lo puede hacer abiertamente porque el propio gobierno de Estados Unidos no podría protegerlo por mucho tiempo, y al dar a conocer esos archivos, García Luna enfrentaría a gente muy poderosa.
Francisco Cruz expone que entre estos archivos se encuentran, por ejemplo, las carpetas rojas —documentos ultrasecretos que solo pueden leer el Presidente de la República, el Secretario de Gobernación y el Jefe del Cisen—, relacionadas con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional; informes de la Dirección Federal de Seguridad sobre el involucramiento de la familia del expresidente Carlos Salinas de Gortari con el narcotráfico, sobre todo de su padre y de su hermano Raúl, información que luego confirmó el expresidente Miguel de la Madrid Hurtado.
También están ahí los reportes de cómo la familia —el padre y los hermanos— de la esposa de Ernesto Zedillo Ponce de León controlaba el cártel de Colima y de cómo este exmandatario permitió también que se crearan bandas de secuestradores de alto nivel en México.
Además, afirma, están en posesión de García Luna todos los expedientes de políticos del Partido Revolucionario Institucional y del Partido Acción Nacional que hasta el 30 de noviembre de 2018, al concluir el gobierno de Enrique Peña Nieto, estuvieron involucrados con el crimen organizado, así como los de magnates vinculados a casos de altísima corrupción y de los jerarcas de la Iglesia católica relacionados con la pederastia clerical.
Todo eso y más sobre la vida criminal de García Luna, puntualiza, está documentado en mi libro.
La cacería de González Calderoni
“Estoy convencido de que García Luna está hablando, porque tantas facilidades a un reo de esa naturaleza no son muy comunes, ni siquiera los grandes mafiosos en EU tienen tantas consideraciones de la justicia federal”, agrega el periodista. “Si García Luna les da buena información, lo pueden hacer testigo protegido o bien liberarlo, pero si esto último sucede, lo más seguro es que lo van a estar esperando, lo van a cazar. Hay que esperar a ver qué salida política le da la justicia de EU”.
Hay, en la historia de la información sobre la criminalidad en México de interés para Estados Unidos un antecedente: Carlos Salinas de Gortari también tuvo un superpolicía, igualmente poderoso que García Luna: Guillermo González Calderoni, quien al terminar ese gobierno se entregó voluntariamente a las autoridades estadunidenses. Pudo vivir unos años tranquilo, protegido por ese gobierno, pero eventualmente un francotirador lo cazó en McAllen, Texas. “Nadie sabe enviado por quién, y nadie sabe qué le dio González Calderoni al Departamento de Justicia de EU. El punto es que lo ejecutaron, así que García Luna ya sabe lo que le espera si habla”.
Además, dice, González Calderoni estaba solo; es decir, no tenía familia, pero García Luna sí, esposa y dos hijos, quienes ya tienen la ciudadanía estadunidense pero igualmente podrían correr peligro.
Arma de dos filos
A la pregunta de para qué Estados Unidos utilizaría eventualmente esta información, Cruz Jiménez descarta que sea para iniciar juicios contra otros personajes de la política nacional, pero sí para labores de inteligencia, como ha ocurrido en otros países.
“¿Qué pasará eventualmente si habla? Quizá no con Claudia Sheinbaum, pero eventualmente va a llegar otro gobierno contra el que puedan utilizar la información para ejercer presiones de todo tipo. Con Andrés Manuel López Obrador no pueden, porque no tienen nada contra él, lo que hicieron fue enviar información falsa, de tal forma que no pudieron tumbar este gobierno, pero eventualmente puede llegar algún funcionario al que sí puedan presionar”.
Lo ideal para México, considera, sería que García Luna quedara libre, porque a diferencia de cuando López Obrador llegó a la presidencia, que no había información para armarle un caso en México, ahora sí se tiene, y lejos de ser este un “regalo” para la derecha mexicana, si la Fiscalía General de la República hace un buen trabajo, “sería un triunfo para la izquierda porque se demostraría todo lo que hay contra él; sería un primer gran caso para Claudia Sheinbaum”.
Lo cierto, opina Francisco Cruz, es que García Luna tiene mucho que perder, no está en una situación sencilla, sino en un dilema bastante grande. Hay varios probables escenarios. Uno, que el juez diga que las pruebas que presente la defensa son suficientes para anular el juicio pasado y armar uno nuevo; otra salida sería que le dieran de 15 a 20 años de prisión, porque, de dejarlo libre, “el gobierno no lo puede proteger toda la vida. Eventualmente van a cometer un descuido”, en tanto que para los fiscales de Estados Unidos, conseguir una sentencia, que pudiera ser hasta de prisión de por vida, sería un enorme logro.
Por eso, concluye, “es un caso político por donde se le vea, nada tiene que ver con la justicia, y requiere una operación muy delicada. Para todo mundo, García Luna es un arma de doble filo”.
Fotos: Especial Acta Semanal.
Sección: Seguridad y Justicia |
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