Gabriela Landetta
La semana pasada, una comitiva de trabajo social del DIFEM visitó a Huvert y a su esposa Rosa María, personas en situación de calle que recientemente perdieron el poco patrimonio que tenían en un incendio intencional que pudo costarles la vida.
Sin embargo, no es la primera vez que trabajadores del DIFEM llegan a verlos; tampoco es la primera vez que no ofrecen ayuda concreta. En diez años de vivir en la calle, el afectado estimó que al menos han ido unas 8 veces, expresó Huvert, hijo de padres alemanes y egresado de la carrera de Arquitectura de la UNAM, quien por varios eventos desafortunados de los que no pudo recuperarse. terminó viviendo con su esposa en la calle.
Sobre la visita que recibió hace unos días -y a la cual este medio informativo había solicitado estar presente pero no se le notificó en ningún momento-, Huvert narró así, lo que ocurrió ese día.
“Esos del DIF no sirven para nada, para puras vergüenzas. Van y le preguntan: ¿qué día es hoy? y dije: “Bueno usted viene a ver si estoy loco o no; no estoy loco, está más loco usted que yo”, le digo. Y ya ven que no está uno loco, pues ahí nos vemos…”
Agregó: “le toman la presión y dicen: “pues usted está bien de salud y no está loco, ahí nos vemos”. ¿Entonces [la ayuda es] nada más para los locos o para los que están mutilados o qué? ¿O cómo? No, no sirve el DIF”, exclamó molesto.
Contó a Diario Portal que les preguntaron muchas cosas, entre ellas que dónde se quedaban a dormir y él les mostró el pedazo de suelo donde percnotaba con su esposa.
“Pues aquí, le digo, aquí con unos cartones”. ¿Y si llueve? “No, pues no ha llovido, y si llueve pues ya nos taparemos con un hule; me preocupa que se mojen mis cobijas nada más. No tenemos dónde quedarnos, es lo que nos preocupa”. “Pues a ver si podemos traerle algo”. “Pero qué me puede traer, ni modo que me va a traer una casa”.
de acuerdo con Huvert, nunca mencionaron la posibilidad de canalizarlos a un albergue. Recordando que el DIFEM no cuenta con albergues propios para dar atención a adultos mayores, y debe buscar el apoyo de instituciones afiliadas a la Junta de Asistencia Privada del Estado de México (JAPEM).
“Del DIF eso fue todo ‘vamos a ver’, y como siempre su palabrita de ‘no les prometo nada’”. Pero entonces ¿cuándo vuelven? “Vamos a ver, a ver qué dice la jefa”, fue la respuesta que recibió a sus inquietudes. Aunque también le dijeron que buscarían apoyarlo con algún transporte para vender el cartón que tiene acumulado, entre otros objetos.
“Pero lo más importante es conseguir un lugar donde irme a vivir -expresó Huvert- yo sé que es difícil, (…) porque el DIF no tiene, me canalizaría a donde sería un albergue, donde son esas casas que tienen, y no puede uno hacer su vida allí”.
Huvert también denunció que un antiguo trabajador del DIFEM les sacó, con engaños, datos personales porque presuntamente les iban a dar un apoyo social y, de acuerdo con su versión, sólo fue para darle esa información a un tercero que le quería levantar una demanda.
“La demanda era porque tenemos basura y porque estamos invadiendo la vía pública”. Se trata de un terreno baldío a espaldas de un fraccionamiento en donde prácticamente no transita nadie. Huvert mencionó que la persona que los demandó iba diario a amenazarlo, pero desde que presentó la demanda -de la que ya no se supo más- dejó de hacerlo.
“Todavía le dije: ¿qué vas a ganar? A mí me vas a perjudicar, ¿pero tú vas a ganar algún cinco de lo que a mí me perjudiquen, de lo que el gobierno me recoja? ¿Te van a dar un 20? ¡No te van a dar nada! ¡Qué vas a ganar! Le dije ya discutiendo, y me dijo ‘limpiar la calle’”.
Huvert compartió que las amenazas en su contra continúan, a pesar de haber sido víctima de un incendio intencional. Todavía hay gente que va a exigirle que abandone el lugar que porque tienen miedo del paracaidismo y de que me adueñe de algo.
“Y pues yo no soy de aquí y no me interesa (…) me expresé de su porquería de terreno. A mí me interesa mi vida, mi gente, mi lugar donde me sienta como gente y aquí no me tratan ni siquiera como animal, los animales están mejor que a mí, no me interesa su tierra”.
“Sólo estoy pidiendo que me dejen salir en paz -continuó-, que si ya perdí tanto, que si me queda un traste, un vaso, una botella y una caja que me dejen salir con ella y no me la dañen o me la quemen, que ya no me quemen nada que ya no me destruyan nada.”
(Foto: de archivo, Gabriela Landetta)
