Eric Rosas
Al espacio
La comunidad académica de México tradicionalmente había sido bastante pasiva en el ámbito político hasta que, desde el inicio del presente sexenio, comenzaron a afectarla directamente en sus intereses más básicos, los que tienen que ver con la libertad para realizar la actividad para la que se han preparado, en la mayoría de los casos durante todas sus vidas profesionales, pues la ciencia demanda un constante estudio y actualización, así como dedicación también absoluta.
Prácticamente nunca, desde que México se convirtió en país, algún gobierno había desdeñado a la ciencia como lo ha hecho el encabezado por López. Tampoco nadie se había atrevido a calumniar a los investigadores, agredirlos, insultarlos y hasta perseguirlos imputándoles a algunos de ellos cargos verdaderamente absurdos y desproporcionados que, por cierto, con el tiempo ha ido quedando claro que fueron invenciones de la titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología para cobrarse vendettas personales, quizá originadas en aquellos tiempos de niñez y pubertad en los que muchos de los involucrados compartían las tardes en el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México mientras esperaban a la conclusión de las jornadas laborales de sus padres, también académicos de esa casa de estudios.
Estas profundas afrentas que los científicos de México han sufrido durante los más recientes cuatro años, los han llevado a involucrarse cada vez con mayor intensidad en la actividad política. La academia ha comprendido que debe salir de las aulas y los laboratorios para manifestar su existencia ante la sociedad y enfatizar la importancia que la ciencia tiene para el desarrollo y prosperidad de cualquier nación.
Tras haber sido engañados en octubre del 2020, cuando López ordenó a sus diputados federales el finiquito de los fideicomisos para ciencia y tecnología, aún después de que, producto de un Parlamento Abierto, la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación había concluido que éstos estaban libres de malos manejos y eran fundamentales para la adecuada realización de la investigación científica en México, los científicos comprendieron que era impostergable su presencia y activismo en las calles y en ambas cámaras del Congreso de la Unión.
La primera oportunidad llegó durante las elecciones intermedias del 2021. En ellas, los académicos de instituciones de educación superior y centros de investigación, tanto públicos como privados, unidos en la red ProCienciaMx, convocaron a los 300 candidatos a diputados federales por parte de la alianza Va Por México, para que conocieran de primera mano la realidad, carencias y retos actuales de nuestro país en materia de ciencia, tecnología e innovación. Lamentablemente no todos respondieron favorablemente a este llamado, pero quienes se mostraron receptivos a esta invitación, recibieron información muy útil para mejorar la agenda de la LXV Legislatura en estas materias, además de que cosecharon la gran cantidad de los votos que suman los investigadores, sus estudiantes y familiares.
Ahora los distintos nodos de la red ProCienciaMx participan en muchas actividades que cubren todo el espectro de la colaboración entre la academia y el gobierno. Además de mantener una colaboración constante con las distintas fracciones parlamentarias para mejorar el marco legal del sector, el viernes pasado el Nodo Plural decidió tomar el espacio de las redes sociales y comenzó una serie de Spaces para conversar con actores relevantes para México en distintos ámbitos.
Lo anterior, dicho sin aberraciones.
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