24/Apr/2024
Portal, Diario del Estado de México

Confesiones de turista

Fecha de publicación:

“El 57 por ciento de la fuerza turística en México”

Por Aranxa Solleiro

Ella se despierta a las 4:30 de la mañana, se levanta, se baña, unta en su piel una crema que promete protegerla de los rayos ultravioletas, se coloca los zapatos deportivos que le permitirán caminar con mayor velocidad y sentirse cómoda durante la jornada laboral. Sale a la calle, sube al autobús que la llevará directamente al hotel, el mejor de la ciudad.

Arriba al sitio, sus compañeras de trabajo le acompañan una a una, toman un café de la cafetera para el personal, la misma que ha venido fallando desde hace más de medio año pero por motivos de presupuesto, el director no ha querido cambiarla. Comparten una bolsa de pan que compró Dolores en la panadería cerca de su casa, degustan, disfrutan y sonríen. 

“¿Ya supiste quién está en la habitación 304?” Comienza el punto más álgido de la conversación. “Claro que sé. Es el mismo señor de hace dos semanas, pero ahora viene con otra chica. ¿Será una la amante y la otra la esposa?” Lanzan risas escandalosas por todo el pasillo del personal. “Es que de verdad, los hombres son una miseria”. Una la a otra se silencian y continúan con sus labores.

Al iniciar el mediodía, resplandece un sol fulgurante, Alejandra es encargada de limpiar la habitación de un huésped recurrente. La suite número 4 es su favorita, por las vistas con dirección hacia las montañas. La habitación debe relucir en un tiempo no mayor a quince minutos. Ella se apresura, sus brazos triplican su fuerza, sus piernas se vuelven robles y limpia como si fuera un motivo de competencias. 

El retrete se encuentra más sucio de lo habitual, tarda más tiempo de lo debido y el huésped, el favorito del jefe, abre la puerta. Ella se sonroja, tiene ganas de que cada uno de los pasillos bajo sus pies la traguen entera y salga librada de un regaño tanto del cliente como del director. Sale rápido del baño, sus mejillas rojizas se combinan con el uniforme color rosa que porta con orgullo. Él fatigado por su rutina de ejercicio matutino, decide no decirle nada, sin embargo la mira con unas pupilas a punto de lanzar llamas. Por alguna razón el cansancio le hacen emerger de su interior, un deseo carnal. 

Ella lo siente, lo percibe y nuevamente implora por desaparecer, por salir ilesa de aquel momento. Toma su carro de limpieza, sus guantes aún los lleva puestos y en el momento en el que desea salir, él la detiene del brazo. “No le diré a tu jefe que eres lenta si me ayudas con algo”. Aprieta las manos, desea gritar pero coloca sus manos sudorosas en su boca. Le impide todo. 

El silencio se vuelve estruendo, las aspiradoras ensordecen cada suspiro, cada imploro de ella por ser liberada. Pasan veinte minutos. Es la hora de la comida, bajan todas las compañeras menos ella. “Seguramente quiere adelantar más trabajo para salir temprano”, “seguro fue al baño”, “tal vez trajo comida y se quedó en el vestidor”. 

Son las cuatro de la tarde. El horario laboral culmina, en el vestidor no hay señales de ella. Le llaman pero no responde. Dolores decide buscarla en su casa, pues habitan a diez minutos de distancia. Toca la puerta, no responde. Vuelve a tocar con más fuerza. Sale su hijo. “Mi mamá no puede salir, está enferma”. Dolores se consterna, con mayor razón desea verla, ayudarla, saber cómo está. 

Entra por fuerza, la ve acostada boca abajo sobre su cama, llora desconsolada y se da cuenta de que sus brazos tiene moretones, sus piernas rasguños y su rostro simplemente es irreconocible. 

“¿Qué sucedió?” Pregunta Dolores. “¿Te acuerdas del señor de la suite 4?” Y su alma se desborda como océano. 

Alejandra, quien es una trabajadora real en hotelería, representa el 25 por ciento de trabajadoras en turismo que experimentan violencia de género, de acuerdo con datos de un estudio realizado por el colectivo mexicano “Desde Mujeres” en junio de 2021, de ellas al menos un 3 por ciento denuncia y el resto permanece en silencio por temores a perder su empleo y señalizaciones en su vida. 

Del total de trabajadores del sector turístico en México, el 57 por ciento lo representan las mujeres, por lo cual es esencial brindar una ley de protección hacia su integridad y su vida. Aún a pesar de su esfuerzo y relevancia para el desarrollo de la actividad, continua la desprotección, la desigualdad y la falta de empatía hacia sus labores. 

Confesiones en: Twitter: @aranx_solleiro, Instagram: @arasolleiro y aranxaas94@gmail.com 

(Foto: Aranxa Solleiro)

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