24/Apr/2024
Portal, Diario del Estado de México

Confesiones de turista

Fecha de publicación:

Aranxa Solleiro

Día Mundial del Turismo

Cito a la Organización Mundial del Turismo en su barómetro de julio de 2021: “Las llegadas de turistas internacionales (visitantes que pernoctan) cayeron un 85% en enero-mayo de 2021 en comparación con el mismo período del año anterior a la pandemia 2019, o un 65% durante 2020, ya que las restricciones de viaje se mantuvieron altas debido a la pandemia de coronavirus. Esto sigue a una caída sin precedentes del 73% en 2020, el peor año registrado para el turismo internacional.”

A principios del siglo XX cuando el turismo se hallaba en etapa de gestación en Europa y Norteamérica, se comenzó a ver al sector como una herramienta para liquidar las balanzas comerciales deficitarias. Justo después de la Primera Guerra Mundial, varios países consideraron al turismo como una actividad esencial para captar divisas que atenuaran o compensaran las deudas adquiridas durante la guerra (Deavila, 2009).

Datos aportados por la OMT en su publicación de Tourism Highlights (2016) señalan que la industria turística representa alrededor de un tercio del comercio mundial de servicios, siendo los países industrializados los que alcanzan la mayor porción del mercado. Mientras en las regiones del mundo que tienen que enfrentar crisis y endeudamiento, tratan de generar empleo y divisas promoviendo el turismo.

Derivado de lo anterior, el sector turístico debe de ser visto como una estrategia local que permita proyectar el desarrollo desde una óptica de preservación del medio ambiente y riqueza cultural-social como método de vida comunitaria, considerando que dentro de él debe de existir una relación entre iniciativas privadas, públicas y la sociedad, para que, de alguna manera, se crea una sustentabilidad en todos los ámbitos.

La inserción del sector turístico en cualquier destino, pretende en un inicio, ayudar a los residentes a hacer de este, una fuente principal de empleo, crear un afán en ellos por obtener cierto ingreso monetario y mirar al turismo como una forma de conseguir recursos económicos (Diz, 2014), adquirirla como una opción primordial para su crecimiento y beneficio socioeconómico.

El turismo se ha visto no sólo como generador de divisas y empleo, sino también como un elemento que contribuye a la mitigación de la pobreza y la integración en la economía globalizada (Cabezas, 2008). Empero, la ambición por conseguir un flujo de divisas extranjeras, ha impactado de manera negativa, en el hecho de que la sociedad residente -tomando como ejemplo a cualquiera que sea el destino, exceptuando los angloparlantes- cuente con menos opciones para llevar a cabo una participación en su lugar de residencia.

¿Por qué excluir a los países de habla inglesa? Por cuestiones de que, desde épocas de guerras, las naciones de cualquier otra lengua, visibilizan el entorno angloparlante como uno empoderado y difícil de penetrar para ser conquistado o apropiado. La ideología de los países latinoamericanos o sin una lengua nativa de inglés, es vista desde entonces y desde siempre, como las regiones de economía y comunidades debilitadas, siendo el objeto de ataque.

Entonces, la globalización deviene en un materialismo cultural, natural e histórico, adoptando incluso al patrimonio intangible (es decir, el que no puede tocarse ej. la música o rituales religiosos) como un elemento cosificado que puede mercantilizarse sin tomar en cuenta la destrucción agravante para quienes lo crearon y a través de ellos han hallado una identidad.

El día de ayer, 27 de septiembre, se conmemoró al Día Mundial del Turismo, urgiendo atención a una diversidad de problemáticas: exclusión social, violencia de género, perpetración a los derechos humanos, devastación ambiental, comercialización cultural, histórica y de seres vivos, despojos forzados, usurpación de pueblos originarios, precariedad laboral, escasas políticas turísticas y corrupción.

Enlistarlos, evidentemente, resulta un ejercicio sencillo, accionar estrategias honestas y rígidas para derrocarlas o por lo menos, aminorar su impacto en el globo terráqueo, resulta la tarea más importante para la OMT, para los colegas turismólogos, académicos, empresarios turísticos, políticos, turistas y viajeros. Y no, particularmente, enfatizar mes con mes la caída porcentual de pérdidas económicas, que no hagan más que, demostrar el poco entendimiento de los puntos que deben cuidarse para el buen desarrollo turístico en el mundo.

Cada uno conformamos el engranaje de la actividad social -más que nombrarla “económica” – más noble y dadivosa de nuestra humanidad. En la cual la convivencia con el otro es el fin, para respetarnos, valorarnos y entendernos, y no lo contrario.

¡Feliz día del turismo, 2021!

Confesiones en: Twitter: @aranx_solleiro, Instagram: @arasolleiro y aranxaas94@gmail.com   

(Foto: Aranxa Solleiro)

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