18/Apr/2024
Portal, Diario del Estado de México

CANTAR LAS CUARENTA

Fecha de publicación:

DON DÁMASO

No hay mayor dolor que acordarse del tiempo feliz en la desgracia. Bien lo sabe tu doctor. (Infierno, V, 121-123)

DANTESCO, MAQUIAVÉLICO, SÁDICO, KAFKIANO, ORWELLIANO, MEFISTOFÉLICO

PONIENDO LAS CARTAS SOBRE LA MESA: Durante la semana del festejo de las Fiestas Patrias en nuestro país, se reunieron varios jefes de estado en ceremonias y diversos actos políticos; tanto ellos, como los eventos a los que acudieron, bien pudieran ser calificados con alguno o todos los epónimos que encabezan esta entrega como un buen ejercicio de catarsis nacional. No obstante, prefiero aprovechar más bien, una fecha significativa en la historia de la literatura, cuando un 14 de septiembre, pero de hace 700 años, murió Dante Alighieri quien alguna vez sentenció: Si no se modera tu orgullo, él será tu mayor castigo, para platicarles algo de la fantástica obra que expone de forma clara la fragilidad del hombre, sus grietas, todo aquello que se aferra a su pasajera humanidad. Pero que también muestra en forma paralela lo que lo salva de sí, la parte espiritual atada a lo divino que le permite reinventarse y sobreponerse a las desventuras.

La Divina Comedia catapultó a la inmortalidad al poeta florentino. Todos, en algún momento de nuestras vidas, nos hemos topado con esta joya de la literatura universal, ya sea de oídas, por recomendación de alguno de nuestros maestros de la secundaria o por mera curiosidad literaria; es uno de los 10 libros que más se presume haber leído completo sin que ello sea verdad. Pero sin duda, una gran mayoría de lectores, sabe de la ruta dantesca que inicia en el infierno, pasa por el purgatorio y culmina en el paraíso, en donde Dante se encontrará con su amada Beatriz.

Vaya paradoja la que hemos sufrido los mexicanos, ya que estando casi en el paraíso, como aquella novela escrita por Luis Spota y publicada en 1956, en el México del Desarrollo Estabilizador; hemos recorrido la ruta dantesca a la inversa, o sea, del paraíso, al purgatorio para acabar en el infierno, por más que siempre nos ofrezcan llevarnos al paraíso, en donde sólo están instalados Beatriz y su séquito. Vaya, engaño.

Ya es tiempo de cambiar nuestras derrotas por derroteros y entender que no debemos seguir oscilando entre el purgatorio y el infierno como en las últimas tres décadas. Rechazar el infierno no significa nuestra preferencia por el purgatorio como pretenden defenderse: –Si no te gusta lo actual, seguro prefieres lo pasado, o estás conmigo o estás contra mí. Soy optimista cuando pienso en que las nuevas generaciones rechacen la mediocridad a donde los quiere ver el sultanato, y que comprendan que hay algo más fuera del cajón de sastre en donde están amedrentados gran parte de los políticos tradicionales, comodinos y primitivos.

La Divina Comedia, es uno de los libros que más polémica ha generado a lo largo de siete siglos. Escritores, filólogos, teólogos, académicos han propuesto diversas hipótesis acerca del sentido de sus versos o de su simbolismo oculto. Y como esta obra ofrece múltiples posibilidades de interpretación, ha sido analizada canto por canto, verso por verso, figura por figura. No es propósito de estás líneas, profundizar en ello, pero sí de recuperar la reflexión con la que inicia el genio florentino en otro de sus libros titulado La Monarquía:

Considero de sumo interés para todos los hombres, en quienes la naturaleza superior imprimió el amor a la verdad, que, así como se han visto beneficiados por el trabajo de sus antepasados, así también ellos se preocupen por los que han de sucederles, para que la posteridad se vea enriquecida con sus aportaciones. En efecto, quien instruido en la doctrina política no se preocupa de contribuir al bien de la República, no dude de que se halla lejos del cumplimiento de su deber. En vez de ser “como árbol plantado a la vera del arroyo, que a su tiempo da su fruto”, es más bien como tromba devastadora que todo lo engulle y nada devuelve de cuanto se ha tragado. Reflexionando con frecuencia sobre ello, para que no se me culpe de haber escondido bajo tierra mi talento, me propuse no sólo crecer, sino también dar frutos de utilidad pública y enseñar algunas verdades que otros habían descuidado.

BARAJÁNDOTELA MÁS DESPACIO: ¿Sabes el significado de epónimo? Los usamos en el día a día, pero la mayoría no conoce su significado, generando confusión su uso inadecuado.  Uno de los epónimos más famosos es DANTESCO, que usamos cuando un suceso nos sorprende, estremece, hace que se nos ponga la carne de gallina y suele usarse cuando quedamos pasmados ante una situación que nos genera miedo o terror. El término se deriva del poeta florentino Dante Alighieri, en su obra ya referida La Divina Comedia. En el Infierno se describen escenas desgarradoras, espantosas, terribles, de donde se deriva el calificativo.

A otro florentino, también amante de la política y de la literatura, como su paisano, pero nacido años después, le debemos el epónimo: MAQUIAVÉLICO, cuyo uso correcto va más allá de tachar a una persona como maligna; más bien se refiere a quien actúa con astucia y perfidia para conseguir sus propósitos. Como aquella frase con la que se relaciona a Nicolás Maquiavelo: El fin justifica los medios.

La persona sádica es aquella que siente placer cuando es cruel e inflige dolor en otras, especialmente en el plano sexual. Este adjetivo se le adjudica al marqués de Sade, escritor que pasó 30 años en la cárcel, fue acusado de todo tipo de perversiones, condenado a la guillotina (aunque murió por enfermedad) y sus libros fueron prohibidos por la iglesia. Las novelas del checo Franz Kafka describen situaciones absurdamente complicadas y laberínticas, de las que los personajes buscan salir y no pueden, son kafkianas.

Los populistas tan de moda, son expertos en utilizar el lenguaje de manera engañosa, manipuladora y con gran dosis de perversidad; además, buscan controlar y guiar toda la actividad de sus gobernados, tal y como George Orwell lo describió en su novela distópica, 1984, publicada en el año de 1949 y años después, entre los políticos y los medios de comunicación, se acuñó el tan solicitado término de orweliano.

El alemán Goethe ocupa un lugar en la literatura universal, gracias a su novela Fausto, en la que el personaje hace un pacto con el diablo y así nació el término mefistofélico.

Momento de cerrar con otra frase del poeta florentino universal: La raza humana se encuentra en la mejor situación cuando posee el más alto grado de libertad.

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