Laura Barreal Danel
¡¡¡ Estimadx lectorx !!! Me complace saludarle y desear que Usted y los suyos se encuentren gozando de salud, así como, de las bendiciones que recibimos en el día a día a través de las pequeñas cosas de que gozamos todos los días y que son las grandes cosas que tenemos en la vida. Agradezco a Usted por el tiempo y espacio que dedica en su agenda del día para leer las presentes líneas que, en ésta ocasión dedicaremos a ese “regreso a clases de niños y adolescentes” en modo presencial que está por iniciar.
Poco a poco y, de acuerdo a como lo va permitiendo la emergencia sanitaria, estamos retornando a la llamada “nueva normalidad”. Hemos comenzado con la apertura de las clases presenciales de niños y adolescentes y al respecto, nos comenta Carolina Oquendo, Directora de posgrados del Instituto de La Familia, y autora del libro “Adolescente: libre, pero nunca solo”, la importancia de que en éstas circunstancias prestemos atención a cada miembro, a cada persona de nuestra familia, tomando en cuenta su sexo, su edad, su temperamento y personalidad, así como, el rol dentro de la familia, etc.
Y considero pertinente compartir con Usted éstas pautas, que nos pueden ser de mucha utilidad en el regreso a la “nueva normalidad”.
La autora nos ofrece una propuesta acerca de….. ¿Cómo acompañar específicamente a los niños y adolescentes en éste momento? Y ella subraya la importancia de tener presente que las personas somos seres sociales, relacionales, dialógicos, es decir, necesitamos de los otros (familiares, amigos, compañeros, profesores, etc.) para reconocernos a nosotros mismos y para crecer y desarrollarnos, es decir, que la soledad, el aislamiento no es precisamente lo característico de la persona humana y mucho menos de los adolescentes que se reconocen y se sienten especialmente “a gusto” entre sus iguales.
Lo cual significa que, tanto niños como adolescentes estarán deseosos de salir, reencontrarse con los amigos, hacer deportes, actividades al aire libre, volver a las aulas de clase, etc. Y que debemos ser conscientes de eso”.
Y entonces, para lograr con éxito la tan anhelada vuelta a la “normalidad”, la profesora Oquendo ofrece 10 recomendaciones que nos parecen interesantes para tomar en consideración al irnos incorporando a la “nueva normalidad” tanto como seres individuales, únicos e irrepetibles, que somos cada uno de nosotros y también como familias.
1.- Confianza
Necesitamos creer en las capacidades y responsabilidad de nuestros adolescentes; es decir, si durante el confinamiento hemos estado informados con decisión sobre la pandemia, los cuidados necesarios, el alto grado de compromiso personal irrenunciable para el control de la enfermedad, las medidas biosanitarias necesarias, las disposiciones de las autoridades gubernamentales y en un clima de confianza, respeto y responsabilidad personal hemos dialogado y exigido, entonces todo saldrá bien.
Si nuestra experiencia no ha sido en éste sentido, hoy se presenta la ocasión para retomar el compromiso de implementar en nuestro núcleo familiar un nivel de comunicación que favorezca el diálogo, respecto a dichos temas y así, evitar que la falta de información coloque a nuestros niños y adolescentes y a todos los miembros de la familia en un estado de riesgo que ponga en peligro la salud de todos sus integrantes.
2.- Reconocer sus emociones y sentimientos:
Debemos preguntar…¿cómo te sientes?…¿tienes dudas?….,¿te sientes preparado para volver a la “normalidad”?…..Abriendo espacios de comunicación personal con cada hijo para que puedan expresar cómo se sientes, qué expectativas tienen…..especialmente, si tienen miedos, temores, inseguridades para entonces poder dialogar en un clima de sosiego, transmitiendo seguridad, sin juzgar, sin restar importancia a cómo se sienten.
3.- Empatía:
Ponerse en su lugar, yo agregaría, tratar de ponerse en su piel. Y pensar cómo nos sentiríamos nosotros a su edad en las actuales circunstancias, cómo hubiéramos reaccionado, qué nos hubiera gustado que nos dijeran. Recordemos que pueden estar aparentando fortaleza y seguridad exterior, pero en su interior estar afrontando dilemas con respecto al regreso a ésta “nueva normalidad”.
4.- Flexibilidad:
No se trata de hacer todo, de inmediato, como si no hubiera pasado nada. Tengamos presente que, aún vivimos con restricciones y no sabemos cuánto tiempo seguiremos así y cuáles nuevas medidas se adoptarán para intentar paliar los efectos de la pandemia. Recordar que todos estamos aprendiendo a vivir esta “nueva normalidad”. Y, no podemos exigir que el regreso sea al 100% desde el primer momento. Habrá actividades necesarias, otras que se pueden posponer, también habrá algunas que no se podrán realizar. En éste sentido es conveniente tener claridad de qué es realmente importante, lo urgente, lo fundamental, y en esa medida exigir. No nos fijemos objetivos imposibles de cumplir.
5.- Amabilidad:
No transmitir sensación de frustración si la vuelta a la normalidad no es “perfecta” desde el primer momento. Paciencia, comprensión, teniendo presente que, hablar con los adolescentes con amabilidad es un arma de comunicación poderosa. Haciéndoles entender que ser amables comienza por serlo con ellos mismos. El regreso a la rutina debe ser progresivo, realista, entendiendo que todos somos frágiles, vulnerables y debemos tratarnos bien y ser bien tratados.
6.- Orden:
Ayudarlos a priorizar las actividades, retomar –o implementar—el uso de la agenda, ordenar los materiales y el espacio de trabajo, es decir, disponer nuestro entorno y nuestra mente para el regreso a la rutina.
Aficiones:
Poco a poco se van abriendo espacios para disfrutar de hobbies, aficiones, ocio saludable. Es el momento de promover en nuestros adolescentes la recuperación de esos espacios como parte de un desarrollo integral: mente-cuerpo-corazón.
8.- Solidaridad:
Estar conscientes de las necesidades de los demás, plantear actividades de ayuda e involucrarse activamente en ellas es una manera de salir de sí mismo y actuar para mejorar las condiciones de los demás. Recordemos que la adolescencia es una etapa de grandes ideales y no podemos dejar que se queden en eso: ideales. Debemos promover que nuestros adolescentes pasen a la “acción solidaria”.
9.- Sentido de vida y trascendencia:
“Si me cuido y sigo las recomendaciones, cuido a los demás”, es decir, hacerles ver que el autocuidado tiene un impacto directo en la salud y bienestar de los demás, especialmente de los más cercanos. El sentido de formar parte de una comunidad de personas, de no estar solo, del impacto de mis acciones, puede ser un motor para ponerse en marcha y alorar cada “paso”.
10.- Amabilidad
Hacerles ver que la pandemia no es el fin del mundo. Nuestra vida tiene un sentido más allá de las circunstancias, nuestras acciones trascienden y estamos llamados a ser la mejor versión de nosotros mismos. Nunca olvidemos que poseemos una libertad interior que nos permite “elegir” la respuesta que deseamos dar a los cuestionamientos que la vida nos hace…. La pandemia no nos aleja de nuestra meta, por el contrario, nos hace mejores: mas resilientes, empáticos, solidarios, comprensivos, amables, con sentido de pertenencia, etc. si así lo elegimos.
Muy querido(a) lector(a)!!! Deseo de todo corazón que éste proceso de vuelta a una “nueva normalidad” sea para cada uno de nosotros una nueva oportunidad que recibimos de la vida para considerar seriamente la manera de regresar a nuestras actividades con una mayor conciencia del valor de la vida, del valor de cada ser humano y que hayamos aprendido las lecciones que la emergencia sanitaria nos ha dejado para vivir de mejor manera: con respeto, solidaridad, fraternidad, etc., para hacer de éste mundo un espacio deseable para vivir en armonía, procurando el bien común.
¡¡¡ Y….Hasta la próxima, queridx lectorx !!!!
