Aranxa Solleiro
En aquellos días de conquista absoluta, una Iztapalapa antigua esbozaba el encuentro de dos varones -ambos de muy grande relevancia para sus pueblos o eso, es lo que se menciona-, hallado en una de las varias cartas escritas por el español de bríos estrepitosos, se lee: “Entonces alzó las vestiduras y me mostró el cuerpo diciendo: “a mí veisme aquí que soy de carne y hueso como vos y como cada uno, y que soy mortal y palpable -asiéndose él con sus manos de los brazos y del cuerpo–. Ved cómo os han mentido. Verdad es que yo tengo algunas cosas de oro que me han quedado de mis abuelos. Todo lo que yo tuviere tenéis cada vez que vos lo quisiéres. Yo me voy a otras casas donde vivo. Aquí seréis proveído de todas las cosas necesarias para vos y para vuestra gente. Y no recibáis pena alguna, pues estáis en vuestra casa y naturaleza”.
Lo escribió así el español Cortés, que después de su encuentro con el Huey Tloatoani Moctezuma, quedó absorto de su presencia. En el texto se percibe un recibimiento peculiar de parte del Mexica y de muy poca semejanza al recibimiento de otro pueblo diverso al nuestro. La herencia de aquellas formas de abrirnos ante los ajenos, ante los nuevos pies que pisan las tierras mexicanas, provoca que seamos, uno de los espacios geográficos con mayor número de inmigrantes en el mundo, con 21 millones 611 mil 963 inmigrantes en total en el país y cinco millones 190 mil 562 personas en el Estado de México, de acuerdo a INEGI en 2020, siendo la entidad mexiquense, la de mayor número de alojamiento de inmigrantes en el país.
Así, como los cinco millones que conforman la lista, existe también, el mismo número de hijos desamparados, madres desconsoladas, padres de sombras marcadas en el contorno de su mirada por la ausencia de un buen sueño y hermanos que esperan con ilusión perpetua por el éxito de su hermano o hermana. Tayson A., un visitante nicaragüense en la región mexicana, y quien sin remedio, ha debido de aferrarse a un país donde menciona que “lo tienen todo, ustedes lo tienen todo. Fabrican, cosechan, producen, venden, todo. A diferencia de mi país, donde estamos atados a lo que los demás países hacen para poder subsistir.”
“A mí me gusta aquí, donde vives tú, -preciso voltea la mirada al cielo- porque la gente es amable, al menos no me insultan o no recibo malos tratos de parte de ninguno. La gente cree que si estás pidiendo es porque eres flojo y no te gusta buscar un trabajo, porque ganas mejor en un día, que cualquiera que está dentro de uno. Lo que deben de saber es que yo de esos 600 pesos que puedo ganar al día, tengo que pagar una renta de 250 en una habitación de un hotel, comprar agua, algo para comer, pagar transporte y juntar un poco porque mi esposa acaba de dar a luz y necesito para mi hijo.” Dijo Tayson, de mirada penetrante con diminutas llamaradas en sus pupilas.
Él, explica que la mayoría de los refugios para migrantes en el país, se enriquecen de lo que les otorga la Organización Mundial de las Naciones Unidas y pocas ocasiones, benefician a los integrantes con los insumos que reciben. “El refugio que se encuentra aquí en tu estado (mismo que se ubica en Metepec) no hace muy bien las cosas, la verdad, no se nos entrega el apoyo debido, hay muchos problemas, por eso preferí no quedarme ahí, se viven cosas muy feas. Cuando llegan a hacer reportajes o investigaciones, reciben buenos comentarios de parte del dueño, lo que deben hacer es, hablar con los que viven ahí, ellos son los que te dicen siempre la verdad, porque son los que la viven.” Argumentó.
Para Tayson, las oportunidades de crecimiento de un migrante en el Estado de México es poca, dado que su ubicación, no es del todo benéfica, ya que el centro del país, ha sido el más engañado por farsantes que pretenden ser inmigrantes para pedir dinero a paseantes y automovilistas. “Por eso muchos se van al norte, en el norte sí te dan la mano con empleo, tú llegas ahí y la cosa más mínima que hagas, te la pagan. Aquí, que confíen en ti, está un poco difícil. Piensan que harás algo malo.” Compartió.
Los derechos humanos, no han sabido vincular una comunicación efectiva con los migrantes y con las políticas del país, pues incluso, reciben estafas de realizar pagos para generación de visas o permisos de residencia, cuando la Comisión de Derechos Humanos es un organismo de provisión de asistencia y servicios de manera gratuita, o por igual, son sometidos a explotación laboral, sexual o víctimas de violencia sin ser protegidos a pesar de las denuncias. Entre los organismos dependientes de la CNDH que no han sido rigurosos en su apoyo al migrante se encuentra la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), en relatos compartidos por Tayson: “tengo compañeros que les han cobrado más de 700 pesos para arreglarles sus papeles o darles permiso de vivir en México, cuando se supone que no te deben de cobrar.”
De la misma manera, en el Informe de Actividades del año 2020, la CNDH informó de las presuntas violaciones de parte de autoridades de parte de derechos humanos contra los migrantes, donde también se menciona a la COMAR ( https://cutt.ly/snRYqW8 ), confirmando lo mencionado por Tayson.
El nicaragüense, de lengua garífuna -ahora extinta-, fue deportado en una ocasión por el gobierno de Barack Obama en 2013, haciéndolo incorporarse al ejército de su país para tener mejores oportunidades de vida, sin embargo, un evento desafortunado lo hizo regresar al país, donde nació el último de sus tres hijos, siendo desde luego, mexicano por nacimiento.
“De recibir una vacuna, ya no pienso en eso, sé que no la tendré porque no pertenezco a ningún lado, pero con que me peritan trabajar y vivir, está bien.” Mencionó.
La esperanza de él, su familia y los más de 21 millones que arribaron al territorio mexicano, añora que los rieles del tren infinito que los trajo, les permitan una oportunidad de seguir viviendo, como el Tloatoani Moctezuma lo dijo alguna vez a un déspota obstinado Cortés.
(Foto: Especial Portal)
