Aranxa Solleiro
Del latín “segregāre”; verbo transitivo: separar y marginar a una persona o a un grupo de personas por motivos sociales, políticos o culturales, de acuerdo a la Real Academia Española. Los tipos de segregación pueden darse en diversas bifurcaciones, el turismo, ha sido uno de los principales detonantes de la problemática espacial.
Recientemente el argentino Raúl Zibechi escribía en el periódico La Jornada sobre las nuevas formas de insertar un sistema de control social, que han derivado de la pandemia insoslayable (shorturl.at/qFX17), de las que permean, son las imposiciones de generar pasaportes turísticos que conlleven a la selección de personas para atravesar fronteras sin necesidad de ser señalados. Cual leproso en sus tiempos.
Los países que han incentivado dicha estrategia, también conocida como “certificado digital verde”, con el fin de salvaguardad a su sociedad son: Inglaterra, Estados Unidos, China, Islandia, Noruega y Suiza, los motivos parecen sencillos, pues han sido potencias durante la historia de la humanidad y aprovechar por fin, quién entra y sale de sus territorios, nunca fue tan sencillo. A pesar de que la mayoría de los sitios forman parte de la Unión Europea, Alemania y Bélgica han sido de los pocos que se han negado hasta el momento para aplicarlos, pues su percepción permea en una sostenida discriminación, cuestión que en ellos, está penada.
Los pasaportes en general, crearon una moda eficaz de recolectar sellos de países visitados, entre mayor número de hojas marcadas, más prestigio social se desarrollaba en los viajeros, no obstante, hoy día, tenerlos no solo se convertirá en un privilegio, sino en formar parte de una selección precisa para ser afortunados de penetrar barreras territoriales, ya sea simbólicas o físicas. Los viajeros principales en México, por ejemplo, se encuentran en una edad entre 20 a 40 años, por lo que si se espera a la agenda de vacunación gubernamental, podrán ser inoculados a finales o inicios del año 2022, mientras tanto, ¿esperamos?
Para algunos será inevitable la pausa aletargada, no obstante, existen turistas de economía sólida, que han viajado al país vecino para ser vacunados en tiendas departamentales como: Wal-Mart, Sams, Costco, entre otros del tipo, reciben una dosis y en quince días la siguiente. Por su solvencia económica, el pasaporte de vacunación Covid-19 se dibuja como una situación risible, pues adquirirlo es tan sencillo como la reservación del vuelo que los lleva a obtener la inyección.
En México solamente el 12 % de la población son de clase media, ganando alrededor de 64 mil pesos mensuales, de acuerdo a lo mencionado por la investigadora perteneciente a estudios postdoctorales del Colegio de México, Alice Krozer (shorturl.at/tHOPS); considerando que el vuelo a Estados Unidos de América en estos momentos oscila entre los 29 mil a los 80 mil pesos, se vuelve un plan inalcanzable para una población de ingresos menores.
El turismo no debería de ser herramienta que auspicie la desigualdad, sino lo contrario, no obstante, la urgencia por la recuperación de capital es inexorable. Más allá de lo mencionado, la segregación se percibe ahora en las zonas en donde se puede converger y las que no, no todos tendrán la misma permisibilidad, debido a que el riesgo puede ser considerado de mayor riesgo. Para dar un ejemplo, se puede viajar a países de la Unión Europea como: Irlanda, Francia, España e Italia, contemplando algunas medidas como presentar pruebas negativas PCR y hacer cuarentena, sin embargo, está restringido entrar a Noruega, Polonia, República Checa y Bélgica.
Aún con esto, se aceptarán solo cierto tipo de vacunas como Pfizer, Moderna e incluso AstraZeneca, empero, está prohibido entrar si se fue vacunado con el biológico chino Sinovac, el cual ha sido aplicado para un porcentaje de población mexicana pertenecientes al sector salud, adultos mayores y próximamente, se estima que también será aplicada con los docentes, extremando los rechazos de cierta geografía.
Lo que se está visualizando no solo es una restricción y salvamento de sociedades, sino una forma de pretextear la discriminación de personas, considerando su poder adquisitivo y su origen. Si la Organización Mundial del Turismo pretendía fomentar un turismo sustentable y de mayor inclusión gracias a la crisis pandémica, las hegemonías siguen pintando el escenario como algo sumamente dominado e imposible de ser disuasivo.
Confesiones en: Twitter: @aranx_solleiro, Instagram: @arasolleiro y aranxaas94@gmail.com
(Foto: Revista María Orsini)
